tas, risas discretas y el sonido de cubiertos rozando platos de porcelana. Las luces
loces y las luces de los faroles iluminaban las calles mojadas por una llovizna reciente. Vestía un elegante vestido rojo que realzaba su figura esbelta, su cabell
minutos de retraso. No era la primera vez. Melani suspiró y tomó un sorbo de
ros que, cuando se fijaban en algo, parecían escrutar hasta el alma. Aunque su trabajo en una
s y debajo un impecable traje negro, su porte, siempre seguro y elegante, hacía que llamara la atención sin proponérselo. Entró al restau
ndose para besar su mejilla con suavidad y le entregó
re la mesa, entrelazó los d
naba. ¿Todo bie
có cuidadosamente en el respaldo de su s
e es tuya -dijo con una sonrisa sincera, tomando su mano entre las
dó su primer aniversario. Aquel día
n respiro en los últimos días. El aire frío de la noche envolvía las calles mientras él caminaba con pasos apresurados
uera con un pequeño gesto, que no había olvidado a Melani. Se detuvo al ver un pequeño puesto de fl
voz algo ronca por el agotam
asi vacía. Solo quedaba una rosa, de un rojo inte
joven. Si la
edora. Tomó la rosa con cuidado, observándola por un momento. Era una flor herm
o ligeramente fruncido. Sus ojos reflejaban la preocupación
padre? -pregu
a un instante an
os médicos dicen que
Entonces, él extendió la rosa hacia e
su voz cargada de algo que n
ozaron la flor mientras la tomaba con del
argado de emoción-. Quería darte más para nue
ura, sosteniendo su
ulparte -dijo con dulzura-. E
ivio y sorpresa, como si no esp
un momento y luego, con un bri
gregarás una rosa más. Así, cuando seamos ancianos, te
calidez inesperada. No era solo una idea romántica, sino una pr
a abrazó con fuerza, sintiendo el la
ontra su cabello-. Cincuenta r
te y le dio un peque
cercó con una so
staría a
e Melani solo lo suf
vino para m
o asintió
rnando, sacando un pequeño estuche de s
o de sorpresa. Tomó el estuche entr
quisito. Su cadena era fina, compuesta por delicados eslabones que reflejaban la luz con un brillo suave y elegante. En el centro, colgando con gracia, se encontraba un pequeño d
icado que encerraba. No era solo una joya; era una promesa, un recuerdo en forma tangible, un sím
, tocando la joya con
él con seriedad-. Pero quiero que sepas que eres lo más importante para mí. Esta pulser
a en sus pensamientos, mientras
con firmeza, su v
o dejó sin aliento. El mundo a su alrededor pareció tambalear
r qu
tes de pronunciar las palab
ha re
odo su cuerpo. Se congeló y enmudecido solamente miraba fija