s sociales, reuniones de negocios, y cenas de alto perfil que nunca había imaginado formarían parte de su vida diaria. Leonardo la había integrado a su mundo
te a cámaras. Victoria cumplió con su rol a la perfección, participando en cada evento, luciendo impecable en cada fotografía, manteniendo la imagen de la p
nía en las manos, pero sin el deseo de beber. La última cena de gala había sido un ejercicio de actuar en un escenario que no le pertenecía. Leonardo había hablado c
a al caminar por la sala, de la forma en que la miraba con esa mirada fría pero intensamente observadora, Leonardo siempre parecía estar a ki
os pasos en los compromisos que tenían que cumplir como "matrimonio". Como siempre, la cita era a las 7
la gran sala, la figura de Leonardo la esperaba, de pie junto a su escritorio. Su traje oscuro de siempre le confería esa imagen autoritaria que habí
mo tono de formalidad distante al que estaba acostumbrada. Su
uda en su tono. No era un "¿cómo estás?" común de un jefe a su emple
peta que descansaba sobre su escritorio. -Es sobre el siguie
uelta a la conversación y volver al tema de negocios. Pero algo en el aire le decía que no sería así est
ntía que había algo más en su relaci
grave, más serio, como si tratara de transmitir algo que no podía decir directamente. -No se trata solo de cumplir con los event
ro en su interior la pregunta seguía surgiendo. ¿Por qu
a, tratando de desviar la tensión con su profesionalismo. Pero no pudo ev
io entre ellos, que siempre había sido form
n sé que probablemente te has sentido incómoda en algunas ocasiones, pero quiero que sepas algo. No tod
n vagas, pero su mirada era clara: había algo más,
no significa que debamos olvidarnos de lo que realmente importa. La i
oria lo observaba, tratando de leer lo que él quería
ntó finalmente, desafiando
ando las palabras correctas. Finalmente, su expresión se suavizó
uiero decir es que estamos compartiendo algo que va más allá de un simple acuerdo de negocios. -
estaba insinuando que había algo más entre ellos? ¿Algo que no
formular una respuest
odos los involucrados. Pero es necesario que estemos alineados, más allá de lo
as. El aire entre ellos estaba cargado de una tensión que no había existido antes. Como s
ser más que solo una fachada?
, pero sus ojos brillaban con algo más, al
cunstancias nos llevan por caminos que no planeamos. Lo único que
s allá de todo eso, había algo que no podía negar: su atracción por él. Cada vez que lo veía, esa tensión que entre ambos crecía le revolvía el
ndo en su mente. Un equipo, protección mutua, líneas desdibujadas... todo eso parecía sugerir algo que no podía permitirse explorar. Sin embargo, en
hora entrelazada con la de Leonardo Vela