: La Prueb
su cuerpo con más fuerza. Las paredes de la habitación, frías y blancas, la rodeaban como un recordatorio constante de su ca
o podía hablar a menos que se le hablara primero. Todo a su alrededor le era ajeno, extraño, incomprensible. Lo único que permanecía constante e
su habitación. Su corazón comenzó a latir con fuerza, un temblor recorriéndole el cuerpo. Sabía que su encuentro con él nunca era casual, que sie
esa mirada de dominio absoluto. Él no era solo una figura temible, era un
cánica, como si ya conociera la respuesta a todo
cia y peligro, que le helaba la sangre. No podía evitar sentirse como si fuera una marioneta en manos de alguien que jugab
n. Sophie bajó la mirada, no quería que él viera sus lágrimas, pero tampoc
. La pregunta la sorprendió, la dejó sin aliento. Sabía que no pod
a algo tan íntimo? ¿Cómo podía admitirlo frente a él?
, como si el simple hecho de decirlo l
sa malvada, cruel, como si supiera que había encontrado una vulnerabilidad más, un punto débil que podía utilizar a s
no tenía compasión, solo firmeza y frialdad. Sophie sentía cómo su pecho se oprim
Si haces lo que te digo, todo irá bien. Si eres buena y obedeces, no tendrás que preocuparte. Pe
e allí, correr lejos, huir de las garras de ese hombre que parecía disfrutar con cada palabra qu
llevarla. Sophie no quería ser débil, no quería ceder ante su poder, pero sabía que había muy poco espacio
de repente, con una voz autorit
que su cuerpo no reaccionaba como ella quería. Sus manos temblaban mientras trataba de entender lo q
renda que caía al suelo fuera un pedazo de su dignidad que se desvanecía. Cada movimiento era una agonía, cada gesto un rec
ufrimiento. No le dijo nada más, solo se quedó allí, mirando cómo Sophie se despojaba de su rop
ndo estar en cualquier otro lugar, deseando que todo fuera un mal sueño. Pero la realidad era q
Solo podía esperar lo peor, temer lo que vendría a continuación. En ese momento, Mario levantó una ma
que las palabras eran una sentencia, como si no tuvie
empre, que lo que había sido ya no volvería a ser. Pero, en lo más profundo de su ser, algo seguía ardiendo. A pesar de todo el sufrimiento, a
noche.
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