algo más: una competencia silenciosa que se tejía entre ellos, una tensión apenas disimulada tras los gestos amables y las sonrisas de cortesía. La gala
inando el salón, y aunque parecía tranquila, Álex sabía que bajo esa calma había algo más, algo que podía cambiarlo todo. Había sido testigo de cómo su presencia podía hacer que hasta los hombres más poderos
da que lo detuviera. Al principio, pensó que podría intervenir, acercarse a ella de inmediato, pero algo en el compo
control". Caminó con paso firme hasta Valentina, saludando a los que la rodeaban con una calidez calculada. Su manera de moverse, sus gestos elegantes, todo en é
era una mujer que cayera fácilmente en las redes de la adulación, y eso, más que nada, lo había cautivado. Lo que menos esperaba era que ella se dirigiera dire
, pero, al mismo tiempo, con una creciente inquietud en su pecho. No podía dejar que Sebastián, un homb
e acercaba, levantó la mirad
s. - Dijo, su tono juguetón, pero también desafiante. Sabía perfectamente lo que estaba hacie
había llegado, se inclinó ligerame
dió, con una mirada que no dejaba espacio para dudas. La tensión entre ellos era palpable, y aunque muchos
lla por su atención comenzaba a intensificarse, pero en lugar de sentirse desbordado por los egos de los otros dos hombres, decidió no intervenir, al menos no de inmediato. Despu
ue se había formado. No quería ser parte del juego directo, sino el observador silencioso qu
Era como si estuviera observando cómo dos mundos completamente diferentes chocaban ante ella. El poder, el dinero,
s. - Creo que hay algo que no todos los hombres entienden. El poder no solo radica en
ue había tomado la conversación, frunció el ceño li
de su éxito rotundo, sabía que la palabra "esfuerzo" en su vida se había diluido con los años. Había sido un hombre con suerte, nacido en una familia que lo
a mantenido apartado
he visto es a un hombre buscando la próxima oportunidad para escalar. - La crítica de Diego fue mordaz, pero con una calma estratégica que cont
ra gracioso, sino porque comprendió que todos ellos tenían un vacío interno que
n, que había permanecido en segundo plano, decidió que ya había llegado el momento de entrar en la conversación, pero lo haría a su
nera sencilla, su voz calmada y segura. - El poder no se encuentra so
ez fue la forma en que, a pesar de la competencia, él no necesitaba demostrar nada para que ella lo viera. Sebasti
sa, se miraron entre sí. La competencia se había intensificado, y
s, no t