nco. Sus pies se convirtieron en p
o a ella, una bala de obsidiana qu
ulento viento hicieron que Corrine s
nductor desapareciera en la noche: sin testigos,
ehículo gruñó mientras retrocedía y se detuvo a
ersonalizados zapatos de cuero negro tocaron el suelo cuando su dueño emergió del
kins con voz profunda, resonando
a un estudio de precisión: ángulos agudos y planos definidos que denotaban nobleza
tro de ella, un susurro de reconocimi
s palabras salieron de su ga
do el dolor atravesó sus piernas raspadas y su p
iera a reclamarla, un fuerte
la envolvió mientras se e
firme torso. A pesar de su frío e
or instinto, quiso apartarse, pero Nate la abra
ó Corrine, con la misma frial
reja de tres años, se había aventurado a ir más allá de tomarse de la mano. La au
. "Estás herida, así que debes ir al hospit
su proximidad hacía que su cuerpo se sintiera ten
labios como un trueno distante, sin admi
el auto provocó que
ionado y lo apagó. Al verla temblar, le puso la chaqueta s
o su aroma como su persistente calor, haciend
s cuando notó las mejillas ruborizadas
eía confundi
"Gracias por aceptar mis disculpas y
sistió en caminar a pesar de sus heridas. Nate siguió su
contra las austeras paredes del hospital. Al acercarse, él terminó la conversación y le entregó una
sa negativa parecía definitiva, un
dole la chaqueta. "Yo pag
as observaba la chaqueta en su mano extendid
no esperaba. Un nudo se le formó en la garganta
la conmoción, el agotamiento y la angustia. Tal vez por eso
ad. Enderezando su postura, se alejó para volver a la casa d
la alejarse con una mirada inescrut