el pasillo de la iglesia, del brazo de su padre, Leopoldo D'aro. Su vestido blanco, aunque hermoso, parecí
e. Su postura era firme, su mirada fría, y en ningún momento desvió sus ojo
los votos, Samantha se afer
Samantha D'Aro
, con una voz car
rimió. Sus labios temblaron
ace
no. No hubo beso. Solo un seco intercambio de anillos a
citaciones efusivas, solo silencios incómodos y miradas furtivas. Leopoldo Armenta intentó di
na dulce noche de bodas, ni un viaje que simbolizara un nuevo comie
ni a un departam
a la casa donde é
paredes con historia y habitaciones impr
hias se volvió hacia ella,
argarás de la casa. De la lim
us palabras. Creía que ella era una niña mimada, alguien que jamás había tocado un t
dió. Solo
ja, pero no dijo nada más. Se dirigió a su habi
rvando el lugar que sería su hogar
ón de hielo, Mathias Bro
ue Samantha no lo había seguido, la vio p
ialdad, señalando una habit
sencillo, con una cama, un armario y una pequeña ventana por l
erá mi vida ah
lloró. Decidió que no
o difícil que sería
ara hacer el desayuno. Recordaba las enseñanzas de
io la mesa servida, la
es e
la con una sonrisa tímida
ocado y de inmediato dejó l
abe i
al a
os hace m
voz la hirió más
ensé que t
-soltó él con dureza -N
o llorar, pero cuando Mathias se levantó y dejó el desay
iente para él" pensó,
ba dispuesta
ente. Si no podía ganarse a Mathias con su e
ero que había encontrado en un
pondió una v
ra B
io al otro lad
¿Quién
Saman
mant
aba conf
Mathias -dijo, c
ncio se
, está
ito su ayuda -confesó -Quiero aprender a
, pero cuando lo hizo,
i niña. Puedes veni
a casa de Sara por las mañanas antes de irse al insti
ijo Sara mientras le enseñaba a amasar pan -Pero c
tha s
lo por lo menos, le agrade lo qu
con ternura y
haces esto
trarle que no soy la
sus
Solo tenle paciencia, verás que todo puede cambiar, no te desani
todo su corazón. Pero lo que sí sabí
encontró a Samantha en la cocina, prep
é ha
ando p
al notar que el aroma
endiste a
ió el corazón
xperimenté
ent
y la miró
n te e
apretó lo
ma
thias se endure
lvas a
Qu
o pro
ió que la san
que comas algo
to que me
s un
des que esto no
haqueta y salió d
de llorar, pero se obl
a ren
lista para Mathias. Se aseguraba de que todo estuviera en su punto,
a a casa, encontraba
-preguntaba
mejor sabor la comida, de ahí que la
labras eran una puñala
qué er
miró con
un matrimonio y p
apretó lo
hacer que al menos sea una c
limitó a levantarse y enc
su corazón rompe