narr
s des
e envolvía se disipó lentamente, como la neblina de la mañana que se atreve a dar paso al sol. Pero, a difer
sfuerzo titánico, logré forzar una rendija. La luz era deslumbrante, un brillo blanco y frío que lastimó mi visión. Cerré los ojos nuevam
, inmaculadas, y el techo parecía elevado como si estuviera flotando en el aire. Todo olía a desinfectante, un olor q
ante que me pregunté si realmente había hablado. El sonido resonó como un eco de un sueño, u
omenzaron a aparecer y desaparecer como humo. Veía rostros, sonrisas, incluso lágrimas, pero eran tan etéreas que no
uién era o qué podría haber sucedido. Fue entonces cuando noté algo: había dispositivos a mi alrededor, una telaraña de cables y luces parpadeantes. El soni
ibajos, risas, una luz deslumbrante... y luego, un accidente. Un momento. Una salida de carretera. El dolor. Podía sentirlo, c
contraste con la blancura estéril que me rodeaba. Deseé poder alcanzar las flores, tocarlas, sentir su suavidad entre mis dedos. Pero lo únic
uave chirrido, y vi la silu
ecía brillar bajo la luz suave, y su rostro llevaba una expresión de incredulidad. La mujer venía
o baja y arrastrada, como si la propia pronunciac
ego, mientras la estudiaba, una chispa de reconocimiento se encendió dentro de mí. E
como un susurro, una pregunta y
el mío hicieron que el tiempo pareciera desvanecerse. En ese abrazo, había una mezcla potente de amor, alivio y dolor. Podía sentir
voz entrecortada. - ¡Estás de
e de la confusión que me envolvía, empu
¿Por qué estoy a
, y las lágrimas comenzaron
palabra cargando un enorme peso. - Después d
o un día perdido en un abismo que me separaba del mundo. Maldecí la
de inmediato, y mi voz salió más alta de lo que pretendía.
y reconfortantes, como un ancla en medio d
Estamos juntas ahora.
en medio de la tormenta. Pero a medida que la confusión se disi
unté, mi voz un poco más firme ahor
ecuerdos de sonrisas y caricias suaves. Un amor que ahora p
rostro, como si una hoja de hielo hubiera cortado el aire entre nosotras. Su mirada s
rrastrada, una súplica amarga
ón, renacimiento, pasó a vibrar con una tensión palpable. Mi hermana estaba diferente - una nueva luz la rodeaba, per
ante mí. A pesar de la naturaleza feliz del embarazo, una pr
gría que debería acompañar la revelación estaba envuelta en un velo de incomodidad. Observ
e mi coma pesando más que nunca sobre mí. El tiempo se había desplegado en un intervalo que n
lto denso, una neblina de sentimientos que casi podíamos tocar. Mi madre miró a Alma, y en el silencio de la habitación, el
olvió hacia mí, como si se estuviera preparando p
Mi madre comenzó a
dando vueltas para hablar? - Pregunté, un
udosa, y puso su
que me hizo querer retroceder. Pusimos todo en perspectiva, pero la atmósfera pesada permanecía en el aire, entre l
er mi voz estable, pero el temblor traicionaba la calma que int
elados en una bruma de confusión. La expresión de Alma oscilaba entre el dolor y la empatía, como
lmente rompiendo el silencio, pero sus palabras parecían más un
de mí, algo comenzaba a formarse, una percepción tenue que me hacía
pero... mi hijo, - comenzó ella,
so del significado de su afirmación me golpeó de lleno, y la realidad desmoronó lo que quedaba de
grimas brotando en mis ojos. - No puede
. él se involucró contigo, pero cuando tú... cuando estabas fuera... -
entar. El amor que una vez tuve, lo que pensaba que aún existía, ahora se desvanecía ante la cruelda
nté, la voz estrang
po juntos. Una cosa llevó a la otra y todo esto ocurrió. Perdóname... - imploró Alma, la desesperación en su
chando por el control de mi voz. - ¿Ahora es mi culpa? -
ba. Mi corazón estaba roto y desmenuzado como las hojas caen de un
iéndose insoportable. Mi madre observaba en silencio, su mirada cargada de comprensión y empatía
la traición inundaban mi cuerpo, un laberinto de sentimientos que me dejab
no aún firme sobre la mía c
adie quería que esto sucediera. No quer
fusa y totalmente perdida? Y lo peor, descubrir que mientras tú
nó. El presente se volvió una visión borrosa, y el futuro que había imaginado se
sino el dolor y la pérdida, mientras el eco de las risas que compartía
n silencio tenso, me di cuenta de que el verdadero desmoronam