escucho el disparo. Sin embargo, no siento dolor. Todo sigue exactamente igual:
omo dos platos y
ruleta rusa? Si van a deshace
rque los nervios me dominan, cuando es
mo un perro con bichos. De la mano con que ha empuñado el arma sale sa
ber qué coño e
cia de un cuarto hombre, que recién ha llegado. Él aún no se
o bajo
, ¡j
ué iban a dispararle? -ruge e
resto de los bandidos. Viste jeans de color oscuro y una camisa blanca, perfectamente alisada,
stellos de ira. Su cabello ensortijado y rubio le cuelga hasta los hombros. Siempre me han desagradado los hombres con coleta, pero juraría que a est
oré hace algunos años. El mismo hombre que me violó y le entregó mi cuerpo a sus secuaces. También
mentón, en una pose desafiante que
a con el niño. Será la madre
equeño, posee los ojos azules y una belleza sobrenatu
años de edad. Mi pelo sedoso, negro como la noche, brilla con un tono azulado cuando los rayos del sol inciden en é
ía bien un poco de maquillaje. Son g
oduce la envidia a los turistas que se desn
mi vida y la de Jasman están en juego. De lo
hacha no es la madre, debe tratarse de una sirv
e lo que él no ha expresado con palabras. Su frase
n llegado pone freno a los
eonardo, a pesar de que aún no sé qu
an mientras se escapa del agarre de R
brillan y su sonrisa se hace más
. Sé que eres la hermana de Amira,
ensa mirada
vida -sugiere Gustavo, el hombre que, h
e vez en vez, por las risas maliciosas del trío de bandidos
ersona inocente mientras estén bajo mi mando y, tampoc
ón. Le han mirado con cara de pocos amigos, pero la
amiro, tomándome fuer
e sigo. Este no es el momento de pelear por
me he perdido el momento en que el joven se ha bajado del caball
ente inmóvil, conteni
y el niño
me da vueltas cuando la mano del rubio se cierra alre
-grito po
milagroso, continúo so
ntras se comporte correctamente y me obedezca sin protestar, l
. Por mucho que me resisto, se me pone la piel de gal
rde y no está vacunada -afirma Gustavo, s
os poner sus manos cochinas en él. Por el
l, pagar un rescate no sería un problema. -Trato de negociar con el recién llegado, aunq
n silencio, como si n
é separa a un niño pequeño de su madre? E
lo, de modo tal que, con tan solo c
firmeza a Jasman y estiro
eco. Tal parece que me está retando a escapar. No soy buen jinet
lejos. Pero... ¿A quién quiero enga
, hemos quedado demasiado juntos. Hago un esfuerzo sobrehumano por no
uego, porque saldrás quemada. Puedes comportart
lo haría. Presien
este. Mi único objetivo es mantener a mi sobrino
era victoria. Para
me hierve. No deseo esto. No quiero que mis hormon
mi compañía, Basim
s -le contesto
llas -me respon
a y desprecio. Sin embargo, existe a
o que me separa de la mansión, de mi pasado. Hacia delante,