her
de pronto, Belle entra a mi despacho
a exaltada llam
ué
ión de mañana, los empresarios alemanes se han enterado y qui
y quién les ha informado d
me he enterado por q
mo d
nes están esperando
debe dar muchas explicaciones. No sé quién, pero no consentiré que en esta empresa haya
ntas y abro la puerta encontrándome c
yd
. Me siento un tanto ansioso. He preparado una comida
mbién reconozco que me equivoqué al prejuzgarla y me he sorprendido un montón al poder conocerla mejor en estos pocos días y, aunque
lo hermosa que es. Solo tienes que mirarla atentamente para ver más allá de su
aza que lleva tan estoicamente. Y, aunque haya podido est
a llamado para informar de que no pensaba venir a comer a casa. Ahora estoy frustrado y maldigo mentalmente p
de su trabajo. Pero, ¿y si ha sufrido un accidente? En seguida meneo la cabeza de un lado a ot
ado de un sentimiento de miedo e
her
con sus cuentas, jamás será algo fácil de hacer. La parte buena de todo esto es que, tras varias horas rediscutiendo los términos de nuestra relación laboral y mostrando los papeles correctos -que alguien se había tomado la molestia de falsificar y hacérselo llegar a Kristoff, sin verificar antes el hecho de
ve de la noche. Mi estómago gruñe en forma de protesta,
uiero que piense que ahora que somos, o casi, familia la pien
sar en Jay. Pensaba volver pronto y pasar tiempo
da y sin control por mi mente. ¿Y si a Jay también le
mente a toda la maldita población, ya que parecen haber tenido la idea de s
ha apiadado de mí o algo, porque todos los semáforos qu
e ha vuelto mi sonido favorito, de Jay. Parece que está hablando c
s lo que realmente quiero en este momento. Jay está de espaldas a mí, por lo cual no me ha visto aún, y continúa hablando cariñosame
n te quiero ¿Has sido buen
Jay va a girar hacia mí. Salgo de la cocina an
ne n
ovia, ¿tú lo has visto?
ro podría hab
nguna explicación, so
abitación y me tiro en mi mullidita cama. En ese preciso momen
a y boca abajo. Veo cómo la puerta se abre lentamente, emitiendo el típico crujido de madera vieja y haciendo que la d
n hermoso chico moreno, cuya única prenda con la que tap
sa en su rostro, coloca ambas manos en mis tobillos y tira con
te se ve aún
eso sobre mí. Me da un apasionado beso a la vez que desliza por mis brazos la americana, quitándola así del camino. Muerde mi labio inf
na clara emoción cruza su gesto, molestia, de hecho, se le ve muy enfadado. Mato rápida
arga cuando veo a Jay, coger del cuello al chico del que todavía desconozco el nombre, l
avisándonos de que el desconocido se ha ido, retumba en
sobre los míos, en un beso para nada delicado, sino que es ardiente y voraz. Agarra mi labio inferior entre sus dientes y, a la vez
n cada movimiento a que yo haga lo mismo. Cuando se separa emito un quejido en protesta, la misma que muere en el momento que
amino de húmedos besos en descenso, que se desvían y recorren ambas piernas, lentamente, sin prisas, como si no quisiera pe
Jay, intercambiando posiciones. Sin dejar de besar sus sabrosos labios ni siquiera un segundo, introduzco ambas manos, sin rastro de pudor, bajo su ca
o delicadamente mis frías manos por ambos pectorales, causando leves temblores por parte de Jay. Trazo con la punta de mis dedos
is manos momentos antes, lentamente, sin prisa alguna
omo que voy a besarle, pero en el último momento me inclino sobre su oído y
a comer
idas y besos que se desplazan de mi mejilla, pasando por mi mandíbula y cuello, hasta llegar a mi desnuda clavícula. Sin abandonar sus manos mi cuerpo en ningún momento, las mueve hasta mi cadera y se libra de mi camiseta, solo abandonando la exitosa tarea de su boca contra l
sfruta de este momento. Cuando finalmente parece que va a volver con lo
mueve sus tiernos y hambrientos labio
, pero no capto ninguna palabra clara,
a vez y se va. Es justo en ese momento cuando abro los o
un mald
ro. Alcanzo el reloj de mi mesita de noche y veo que al menos me dormí por unas
on unos hermosos y preocupados ojos ambarinos. Mi corazón se s
jo frialdad, o al
ue vendrías a comer. He est
e vívido sueño se repite en mi cabeza. Las manos de Jay sobre mi cuerpo, sus labios sobre los míos. Los pequeños mordiscos que me hacían soltar gemidos... Noto
sueño que jamás se podrá hacer realid
que mientras yo agitaba la cabeza y me dedicaba a maldecir en vo
r mi tensión, sonrío lo más natural que puedo, intentand
é dos baterías siempre conmigo por si de una emergencia se tr
hacer una rara mueca, se r
a los dos, pero no has llegado para comer, te la he guardado por si la querías cenar
an ti
leches me coquetea si tiene pareja? No puedo seguir así, ten
y estoy agotada. Solo quiero ir a la cama. -Sin nada más qu
a puerta frente a sus narices. "Solo son cuatro años, céntrate