silla de made
ible su padre multiplicaba
carraspeando la garganta antes de pedirle a su asistente que le hiciera llegar un vaso
solas, Erick se permit
para pregunta
los días te levantas rogando que se acorte el tiempo para que m
s, no le dio la razón, per
que dejes de enviarme mujeres a
tan molesto como piensas. - Dio un trago a su taza de té, necesi
den todos ustedes ¿Por qué no les dej
ue tu hermana decidió recorrer el mundo con esa tonta excusa de encontrar al amor de su vida. - Su ceño fruncido delató el estrés en su cuerpo. - Pero un hombre que cambia de
a quién qui
No le has pedido matrimonio ya tres veces y sigue re
ni la menciones. - Si las miradas asesinaran su padre ya habría caído al suelo, inerte. - Te estoy diciendo por las buenas que dejes de enviar muje
qué
s lo mismo! - Su padre estaba completamente empecinado en interferir con las relaciones de su hijo. - Gracias a eso los medios de comunicación exp
go nada más que hacer que irrumpir una cena con la familia en el cumpleaños de tu abuela para enviarte a una mujer a la habitación donde seguro pensabas r
n embargo, una mujer que no estaba relacionada con
lla. - Tendrás noticias m
espero siempre ter
lde está enfrentando su nue
acrado y cansado rostro, el aroma dulce y el sabor que llegó a sus labios le hicieron
orta, es
umpir la hora de su almuerzo para ir a limpiarse, su camisa estaba manchada y su
de que no hubiera nadie cerca antes de
cho más diminuta, recibiendo regaños crueles cada vez que se equivocaba y teniendo que hacer todo el trabajo desde el principio, consiguió sobrevivir lo suficiente como para organizar la agenda de su
ta empresa. - Suspiró, limpiándose la piel con un pañuelo húmedo tras ha
ó preferencia por parte de Frank, su primer jefe y el hombre que siempre estaba tratando
e la llegada de Erick, era lo único
ebía hacerlo, con el trabajo también aumentó su sueldo, ahora ganaba el doble que antes, solo necesitaba presentarse
o más, podí
k la estaba esperando apoyado en su escritorio de madera de caoba, siempre significaba que estaba esperando para regañarla c
o que no le dio tiempo
dentro de veinte minutos ¿Quiere que prepare sus materiales
le de manera peligrosa, haciéndola arrinconarse contra la puerta de una manera muy incómod
a que se había limpiado lo suficientemente bien como
concentrarse, por favor deje de
n lo que no le importaba. No quería lidiar más con
damente mientras lo veía regresar a su imponente silla. - No me importa lo que le pase a su vida, pero que mi secr
. No volver
de que fuera así. Sin embargo, ¿Era necesario que se acercara de esa manera para
una junta. Cuando cerró con llave la oficina tras apagar las luces buscó el móvil en su bolso para revisar la hora, si tenía suerte
ensativa, regresando sobre sus pasos tras percatarse de que su agend
rápido para no p
su escritorio, pero un mal presentimiento la estremeció, haciéndola detenerse, la puerta de la oficina de su
ión, hasta que se repitió acompañado del sonido de algo cayéndose al suelo, lo primero que pensó fue en el hecho de que estaban
qué se debía
obo y ella, quien fue la última en irse no inspeccionó antes de retirarse. Dejó
o imprudente, aun así sentía como si su pesada respiraci
é un poco má
astasia había vist
escritorio no le permitió ver la desfachatez que estaba haciendo en la oficina del presidente, la manera en que empuñaba las manos mostraba que sufría por
eso le llamas atender mis necesidades sexuales? Apestas, lárgate. - Dijo él con firmeza, toma
o sería ella quien terminaría en una situación penosa, rápidamen
ión que estaba manejando y la cantidad de dinero que pagarí
Como si tuvie
nterías y tomó el bu