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Historia

Capítulo 2 La vida en el Granero

Palabras:2667    |    Actualizado en: 07/03/2024

s guardias, con sus rostros impasibles y uniformes oscuros, despiertan temor en el corazón de las

tienen respuesta. Fruncen el ceño con impaciencia antes de entrar bruscamente. La mujer, con la mirada perdida y la p

a espada de uno de los guardias corta el aire con un movimiento rápido y ce

sacan el cuerpo sin vida de la celda, tratando la escena como una rutina más en su trabajo somb

ugar, y los guardias parecen cumplir un protocolo despiadado. Arlene, al notar la tensi

dolor y la impotencia que también siente. A partir de ese momento, la determinación de Ethan d

cer algunas pautas. Las mujeres prisioneras dan a luz en condiciones precarias, y la cruel realidad de la separació

ltan preocupaciones y tristezas que Ethan, aunque sea un bebé, logra percibir. En esos momentos, cua

ca esperanza", susurra Arlene, y aunque sus palabras están destinadas a consolar

la incomodidad son parte de su cotidianidad. Aunque no puede comprender completame

risioneras a su alrededor miran con envidia a su madre. Arlene, c

s mi luz. Eres la razón por la que sigo adelante", dice Arlene con

ia. Mientras los guardias perpetúan su brutalidad, Ethan, en su vulnerabilidad

sin vida fuera de la celda. Su pequeño cuerpo temblaba ligeramente en los brazos de Arlene, q

esas cosas, querido. Tu madre está aquí para protegerte". Sus manos acariciaron suavemen

an una atmósfera sombría en el lugar. Ethan, aunque incapaz de comprender completamente

el que había renacido. La desesperanza se apoderaba de su pequeño ser, pero en su interior, crecía una chispa de determinación. Proteger a A

cada por la desolación y el sufrimiento. Las paredes de piedra oscura se cerraban sobre ellos

ían escenas que ningún niño debería presenciar. Mujeres en celdas vecinas lloraban en silencio, susurros apagados

Lo mantenía alejado de las celdas más siniestras y, con caricias y canciones suaves, intentaba mitigar el peso de

chillido de bebés separados de sus madres resonaba en el aire, mientras las mujeres eran l

En sus momentos más oscuros, cuando la desesperanza amenazaba con apoderarse de él, la promesa silenciosa de proteger a Arlene brillaba como una lu

ba a las habilidades típicas de un bebé: ponerse de pie. Sus pequeñas manitas se agarraron a las barras de la celda, y

ó que algo en su físico respondía a su deseo de erguirse. Cada intento era un

n con asombro y determinación. En medio de un calabozo lleno de desesperanza, aquel pequeño ser

ión silenciosa de que, tal vez, él no estaba completamente atado por las limitaciones que el entorno le imponía. La semilla de la autodeterminación había sido sembrada en la

primeros pasos, desafiando las expectativas de un bebé de cinco meses. Cada paso era incierto, pero su determinación lo impulsaba a seguir adelante

s que antes parecían una prisión impenetrable se volvían testigos de su pequeña pero significativa vic

. Ethan, con su pequeño cuerpo en movimiento, experimentaba la libertad relativa dentro de aquel conf

rrollado de lo que debería ser para un bebé de cinco meses. Reflexionando sobre su propio crecimiento, surgieron

scanso, abrió los ojos y dirigió su mirada hacia el centro de la celda. La sorpresa se reflejó en s

e su hijo. Se acercó con pasos rápidos y lo levantó en sus brazos, abr

lo llevó a responder, aunque sabía que su voz no debería sonar. Para su aso

muy pequeño. La sorpresa se reflejó tanto en los ojos de Ethan como en los de Arlene. A pesar

presenciado. Arlene, con ojos abiertos de par en par, miró a Ethan con asombro y asombro. La realidad de lo ocurrido se in

er completamente cómo había logrado tales hazañas a tan corta edad. La sensación de independ

sorpresa. "¡Oh, mi pequeño milagro!", exclamó mientras abrazab

riosidad y preguntas entre los demás cautivos. Este pequeño evento en la vida de Ethan marcó u

dos de Ethan. "Eres especial", dijo, y aunque esas palabras deberían haber sido un b

activaron recuerdos dolorosos de su vida pasada, donde siempre fue comparado y menospreciado. La voz de un hombre, autoritaria y ego

vida, las heridas emocionales del pasado persistían. La comparación constante con su hermana pro

ospección inesperada. El contraste entre la cálida afirmación de su madre adoptiva y las críticas

la escena. "Pero... me hubiera gustado que no fueras especial", expresó con un deje de tristeza que reverberó en la habita

aba ser "especial" en ese lugar sombrío y opresivo? La curiosidad de Ethan c

olarlo por la carga desconocida que llevaba consigo. La habitación, iluminada por la tenue luz de una antorc

preguntaba qué significado tenía en ese lugar ser "especial" y por qué a ella le hubiera

suspiró suavemente. La atmósfera se volvió más densa, como si e

tiendo un secreto amargo. "Ser especial puede atraer tanto alegrías como peligros. Hay talen

e. La revelación de que su peculiaridad podía ser una doble espada, capaz de cortar tanto en su

ra transmitirle un mensaje importante. "Ethan, si alguna vez llegas a abandonar este lugar, quiero que

nce de su "especialidad", asintió, indi

incero. "No importa qué desafíos enfrentes ni a qué misterios te enfrentes en el mundo exterior,

que aún desconocía la magnitud de lo que le aguardaba, entendió que Arle

En lo más profundo de su ser, juró que no la dejaría atrás en ese oscuro calabozo. Una nueva determinación brotaba en

leció con esa promesa mutua. Con la decisión de protegerla y buscar un destino mejor, Ethan se prepa

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