muerte, pero jamás do
en
de mi papá cuando lo que quiero es tenerlo a mi lado y que me abrace tan fuerte como siempre lo hacía, escuchar la voz de mi mamá llamándonos a los dos. Todo fue mi culpa, si no hubie
a mi lado para darme sus consejos, es muy pronto para quedarme sola. De nuevo la puerta suena y sé que es Alicia que viene a decirme que el abogado espera por mí para leer el testamento desde hace
pongo que está ansioso por saber qué demonios es lo que dice el testamento, únicamente quie
untad del viejo hijo de perra, que espero se esté revolcando en el infierno -espeta sin ningún respeto o con
e por completo para demostrarle que no le tengo miedo-. En ese testamento no hay nada para ti, ¿de verdad creíste que mi padre te dejaría a cargo de su fortuna? Él estaba se
no, siempre he podido ser valiente y decida delante de él, pero el resto del mundo, no sé cómo asumiré responsabilidades para las que no estoy preparada
más mínimo respeto ni consideración por mi estado, no he podido superar la pérdida y él solo se empeña en tom
estremecer involuntariamente, antes de que gire a verlo ya sé de q
i hermano al tiempo que me suelta dándome un empujón hacia adelante con el que p
na sola vez, cuida muy bien como la tratas, le hablas o te refieres a ella. -Su
os perros callejeros antes de que se vayan a los puños-, ahora si es tan amable, le pido que se retire, mi hermano y yo oiremos la última voluntad de mi pa
pero algo dentro de mí me indica que la compañía del señor Black no es la mejor para nadie, sobre todo cuando me
documento -declara dejándome fuera de lugar, no me da buena espina esto, ¿qué tiene que ver el señor Black en lo
mente los motivos. A mi papá no le caía bien este
de tu padre, Atenea. Me gustaría decirte que es una broma de muy mal gusto, pero la verdad es que el señor Dankworth, dejo claro
io y camino con toda la dignidad posible hacia el despacho, no porque no esté v
espacho y los dirijo a la pequeña sala de estar donde mi papá solía tomarse un descanso cuando trabajaba desde ca
or esto es como decirle adiós definitivamente a los dos y no quiero hace
cliente en este documento, conforme dicta la ley -aclara y me temo que esto será la
abogado saca los documentos de su portafolio y los
u voluntad en las siguientes pautas para que sus hijos; la señorita Atenea Dankworth y el señor Alberto Dankworth. -Empieza a decir sin nombrar al
ertenece todo lo que el maldito viejo hizo durante toda s
itir que insultaras de nuevo l
favor -pide amablemente
evo tomamos asiento para permi
eres, empresa, autos y mis cuentas bancarias, sin embargo, para poder recibir la totalidad de la
vez que clavo la mirada en el imbécil de Dominic Black
que todo se vaya a fundaciones de caridad antes de tener que acept
á otorgada a tu hermano -dice el abogad
pero que sirva para mantener la vida de vicios d