ítu
ablo mi dol
ué simplemente no me dejan vivir feliz. ¿Qué les hice yo para que me hundan de esta manera en la vida? Me
en un fino hilo de voz. Respiro fuerte, por tercera vez desde mi segundo gri
dejarme tragar. Una cortada sin bisturí, una exprimida sin manos deja a mi corazón sin poder latir. Todo mi si
. -susurro sin alie
eto mi cavidad dorsal, tal y como la bo
o curará. No estás sola -barbota
ar bailar a su favor. No creo adaptarme a la idea de que se haya ido; de que ya no venga y al cogerme mis manos me diga que me ama y que no
-expresa la pelirroja
, arden en mis pupilas y queman mis párpados. Es un mal que tal vez yo tengo, es la mal
s de haberme paralizado sin tener un punto es
y cristalinos. Me sonríe abrumada y la abrazo como osa, con mis nervios a flor de piel. No me puedo perm
nos, cargarlo en un frasco tan pequeño.... ¿Cómo un hombre de tantas hazañas puede morir y ser un jarrón negro suficiente para la infinidad de
gritaron nuestros cuerpos en una revolución de oxitocina y serotonina. Una brutal olea
te no significa que lo deje de ser nunca. Sé qu
te mío, con mi bebé en brazos- Confieso que no quier
en mi hombro, de espa
a todos sus horizontes, desde mi hermana con su marido al lado hasta el otr
o por el resto de mis días y me encargaré de que nuestra bebé te recuerde siempre como el gran padre que demostraste ser -beso l
mpide continuar. No puedo evitar llorar, sollozar en el oído de mi pequeña cuanto lo siento. Más me duele que el
bultando sus cachetes debajo de sus ojos, en u
Has pasado a mejor vida, junto a nuestra hermana, cuídal
do a Mitsi- nos vemos en el cielo, pero por ahora no te vayas a aparecer por aquí en las noches ni nos hagas visitas. Por f
nshee. Con la temática de disfraces, mi amor y yo, maquillados de muertos, nos divertimos asustando a todos, principalmente, a mi hermana. Y esa es la cuest
Keng. Se esparcen a lo largo del acantilado, justo en las olas salvajes del mar y con ellas cada día que viví a su lado, se g
pequeñas y cerca de las orquídeas negras que por este lado abundan en gran cantidad. Según la mitología, ellas significan muerte, dolor. En cambio, para mí, significan
e queda Mitsuki para no volver a caer. A la par de la danza de sus cabellos castaños, los míos la siguen. Mits
uelo su perfume, su shampoo preciado, su aroma natural se implan
allí -señala ell
l no ver nada, al creer por milésimas de segundos
Ma
é, mi
Pa
buscando
caricio su pancita, acostada en mis
su na
, sin dejar de mirar a la co
e del abogado de Kong Wei, ha puesto a los consejeros en discordia y a mí con dolor de cabeza. Ellos creen que Kong sí sabe de las reclamaciones de su abogado, pero el último ex
que nos tiene como familia, ha sido un maravilloso padrino con nuestra bebé, por no decir que cada
el estilo, me lo hubiera dicho antier, antes de irse. N
eñor Kong Wei -plantea por milésima vez, el cons
olo creo que tu liberación de noradrenalina es porque él es e
anta, alocadamente, los
o. El señor Teodoro siempre ha sido muy explícito en
as apariencias -repl
el abogado de la familia, Wa
ero apasionado de las ciencias-. ¿No le parece todo m
o muy personal
Kong no tendría corazón para matar a la persona que más ama en este mundo, su hermano -froto mi sien. Es muy fuerte el dolor en mi cabeza, el malestar en todo mi cuerp
señ
ás pal
e, cuando las compuert
informa el sofocado guardia, sostenie
el fanático a las matemáticas- había
peina su barba
e los calabozos. Solo espero que sea algo d
o, iluminado solo por las velas en cada esquina- ¡Me tenía amenazado! ¡Yo no fui! No quiero morir.... -sol
l escolta de la puerta-; gritando que fue un tal... -arruga su nariz, buscando en el techo las l
mih? -le comp
juro. Lo hice por mi mujer -despliega sus manos entre los tubos de hierro, temblando y dejando
? -doy un paso al frente, a un metro de él-. Dos personas que lo aman incondicio
biera hech
ente-, quitaría vidas por mi hija y mi marido. Pero la cosa
tengo!
? -alzo la voz
lado, siempr
o a su lado como si estuvier
los en el aire, palpando algo
vo demente y alucinado, de ojos embotados. Algo no anda bien con él, al
as gotas de agua rellenando los diversos charcos en el suelo.
os-. Déjeselo, majestad. Concédale el deseo de ser rey. Es
ia en su pupila, pero algo me dice
los ojos de forma delirante,
del túnel de entrada por donde vine. Los pasos pesados de unos tacones b
ado Teodoro-. Aquí está. Los guardias
fin del carnaval, los rechines de l
se interpone un guardia entre el ab
yúdame, diles la verdad. Fuiste tú,
ndo su cuello hacia mí-. Necesitamos hablar, exijo la herencia que por derecho le pertenecen a mi cliente. Él no
si de voz floja- Keng dejó todo, absolutam
es imp
lo
a, tiene derecho también al trono
ra fuera a dolerme tanto, aceptarl
n sí? -le miro directo a los ojos,
ldad, es m
un leve zumbido hasta rozar sus pant
l hombre que solloza, otra
a! -grita descon
Es injusto. Mi e
as espaldas del guardia, aunque él no baja su m
a cabeza en estas cuatro mugrientas paredes -alza sus manos a la altura
me dej
jar al guillado pueblerino- Dígame y le
o y pesado suspiro. Mira sus uñas rentes y sucias, sube sus párpados hasta mirarme sin mover l
dose la vida y él convencería al sargento Kong para tom
! -intermedia Teo
r todo a su nombre, hacerlo firma
sonriendo nervioso-.
z, el reflejo de pavor e
hablar- Usted me obligó, me prometió una linda posada en los
uardia enfrente mío lo detiene. Los otros me r
advierte uno de ellos, pero le nieg
punta con el dedo índice, s
, campesin
l guardia de la puerta y perfora con ella la cabeza de Funki Keōpi. La sangre mancha el cuello
el vigilante, cu
us brazos se marcan en su piel, cada una de ellas con gran vo
fuera así, pero
l choque de las espadas. Diviso entre mis codos las gorras negras de los guardias, unos guantes blancos tomand
ordiendo su lengua, s
señala Yosu, cubriendo
acia la salida, con cuidado y levantando la parte inferior de mi vesti
s gritos triturar mis tímpano
siento perder el oxígeno por unos instantes. Las manos fuertes de Yosu toman de mis hombr
echo. Los puntos negros en mi vista desaparecen a l
scuchar el taconeo de sus za
uíd
inar al túnel de nuevo. Exhalo fuerte, liberando una gran cantidad de dióxido de carbono que
y ubica sus ojos en mí-
íbula y corre hacia adentro, dan
er de baja estatura y anchas cadera
las mías, que frías y sudadas
beza hacia la derecha, indicándole que me