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Historia
Solo pido un día más |Libro 1|

Solo pido un día más |Libro 1|

Autor: D. E. Liendo
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Capítulo 1 Prefacio.

Palabras:1630    |    Actualizado en: 09/08/2023

mero», hasta ese momento. Nunca sintieron que

ev

No tenemos asegurada la vida, per

ejamos en el aire aquellas que lastiman. También vivimos cada día sin pensar que pu

mos tenid

un “vuelve aquí”, un “hablemos” y ahora se ahogaba con esas palabras. Vestía un vestido negro de mangas cortas que llegaba hasta sus rodillas, unas zapatillas del mismo color y el cabello recogido, un

rder la nariz y doler la cabeza. Estaba tratando de ser fuerte, pero el anillo en su

ia vuelta, encontrándose con su madre. También vestía de negro, por s

riño —habló Anna—. Nos

abeza, fingiendo una sonrisa. Se miró por última vez en el espejo, tomó sus gafas de sol y un par

lista —

jaba su padre. Observó el camino, recostando la cabeza del asiento y suspiró, sintiendo una opresión e

a su madre de copiloto y a su hermana, Amanda, en la otra ventana. No había nadie tan ce

er negro que tenía sobre su ropa negra, te

olocándose el suéte

aleza, tan llena de vida, le brindaba. Su hermana le tomó la mano con fuerza y se encaminaron hasta la zona donde sería el entierro, observando las láp

a obra de arte fún

aúd. El cura empezó a despedir con un emotivo discurso a

su cuerpo inerte dentro, odió con cada fibra de su ser que lo consiguiera. ¡No era el momento! Incluso él lo sabía. No era

seguía en la tierra. ¿Iría al cielo? ¿Dónde está la luz que lo guía has

s pasaría c

as que decía el cura, frases que no llegaban a sus oídos porque solo lograba percibir a su prometida. Parecía ida, co

culpa» pens

Observó a sus padres, quienes se abrazaban entre ellos para darse consuelo, a Leonard quien se acercó a Samant

l lugar. Se dejó caer de rodillas y Leonard se acuclilló junto a ella, pidiéndole que se calmara. Ella

r una mascota (o varias) y tal vez dos bebés, una casa nueva, un fu

n pronto. En su cabeza se repetía que no debió dejarlo ir, furioso y herido, que debió ha

o de s

ó más. Las lágrimas bajaban por sus mejillas como una casc

có―. ¡No lo hag

lá porque sabían que si se lo permitían se lanzaría a la fosa con su prometido. Gritó con to

upación de sus padres o del dolor en la de sus suegros.―. O llévenme

iento muchísimo» pensó ella, apretando sus párpad

rla, aunque por dentro se encontraba tan destrozado como ella. Acarició su

Recorrió con su mirada su cuerpo tembloroso a causa de los sollozos y cerró por un segundo los ojos al notar el anillo de

o de su novia. Notó los vellos de Samantha erizarse y ella inhaló co

estoy, no me he ido ―sus

l rostro de Samantha y aspiró hondo. Observó a su alrededor c

» la duda flo

an? ―p

do su mano. Notó como Samantha miraba su mano

e, Sam? ―pre

y que me escuches o me veas es mi castigo. Pero al menos puedes sentirme y espero que nada ni nadie pueda quitarme es

ería afectarle más de lo que ya lo había hecho y se alejó. Notó como ne

cilantes hacia adelante―. ¡Dylan, no te vaya

» se preguntó é

l volvió a posar sus ojos sobre ella y se fijó en su resplandor, porque eso era Samantha: un ser de luz. En donde ella

a demasiado pesado y lo acercó a su corazón

Dyl ―rogó, haciendo que una lágrima recor

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