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Para Ashley Moon, el viaje a Italia marca un antes y un después en su relación con William; no solo porque durante su estancia en Roma, abre su corazón y expone sus sentimientos y expectativas de una vez, sino porque al fin se decide a vivir su amor y acepta la petición de William de ser su novia. Pero el regreso, no resulta ser tan glorioso como se piensa. Por motivos profesionales, ella debe regresar sola a la ciudad, mientras William vuela directamente a New York. Pero correspondencia proveniente de la redactora de la columna de chismes de Bright Eternity' s Magazine para confirmar un suceso, pone a Ashley al tanto de los verdaderos motivos que llevaron a su reciente novio hasta la ciudad que nunca duerme. William O' Sullivan no cabe en sí de gozo con su recién adquirido estatus de novio, no quisiera romper sus planes e ir hasta New York, pero debe hacerlo. Su viaje no resulta ser tan tranquilo y mucho menos rápido, los sucesos más increíbles se desarrollan justo en sus narices y él puede hacer poco o nada para detenerlos. Con su vuelta a la ciudad, espera poder olvidar todas las desgracias y enfocarse en lo verdaderamente importante: Ashley. Pero en su lugar, solo se encuentra con un muro impenetrable de frialdad e indiferencia. ¿Tendrá William explicaciones válidas para todo lo sucedido? ¿Podrá Ashley creer en su palabra? ¿Se podrá reconstruir la confianza perdida? A veces, solo una mentira, por pequeña que sea, puede cambiarlo todo.
POV: Ashley.
«Seguridad».
Mientras mi vida dependía solamente de mí misma, lo único con lo que contaba era la seguridad.
Era consciente de que debía trabajar, enfocarme en mis responsabilidades; solo así podría llevar a casa, al final del día, el resultado de mi trabajo. Tenía presente que no necesitaba distracciones y estaba feliz con mi decisión de mantenerlas alejadas de mí. Total, no podía existir siquiera la posibilidad de que mis prioridades se vieran afectadas.
Sacrificio. Puro sacrificio. La palabra que puede caracterizar mi vida antes de él.
Vivir mi vida no estaba en el top de mis cosas por hacer a corto plazo. Hasta él.
Entregarme a sentimientos profundos y distractores, no estaban siquiera en mi lista de cosas por experimentar. Hasta él.
Hasta que entró a esa cafetería que por años fue mi burbuja y de paso, aprovechó la oportunidad para entrar también en mi vida. Para desestabilizarme de tal forma, que ahora, la sola mención de su nombre provoca oscuros escalofríos por todo mi cuerpo. Para enseñarme que las oportunidades existen y que yo puedo merecer lo que la vida tiene para ofrecerme. Para demostrarme que el amor, en contra de todo lo que creía, me haría sentir la mujer más feliz de todas.
Hasta que no lo fui.
(...)
-Ashley, ¿qué sucede? -Escucho la voz preocupada de mi madre, cuando atravieso la puerta principal solo una hora después de haber salido.
Corro a sus brazos y ella me envuelve, como si fuera otra vez esa niña asustada que se refugiaba en su lugar favorito cuando algo o alguien le hacía daño. Me sostiene fuerte, más de lo que debería ser posible para ella, dada su condición. Y lloro. Lloro como una niña que ha sido engañada por primera vez y no sabe cómo reaccionar; como alguien que abrió su corazón, entregó confianza y solo recibió un duro golpe de realidad.
-Por favor, mi niña, dime qué te pasó -insiste y sus palabras se escuchan interrumpidas por sollozos.
Los suyos. Porque el sufrimiento mío, ella lo siente como propio.
-Solo...solo déjame desahogarme.
Pido, entre hipidos. Necesito sacar de mi sistema todo este embrollo de sentimientos encontrados; de decepciones apabullantes. Su agarre se hace más fuerte con mi petición y nos dirige hasta el inmenso sofá que decora el salón. Nos sentamos y, como si las compuertas de una presa hubieran sido abiertas, dejo salir todas mis lágrimas.
No sé cuánto tiempo después, me incorporo y me acomodo encima del esponjoso mueble. Recupero mi respiración tranquila y me quedo observando un punto invisible frente a mí. Intento buscar en mi cabeza, el maldito momento en que todo se volvió una mierda; en que mi recién estrenada felicidad se fue al traste. Recuerdo las fotos y las palabras de Esme, junto con su reacción al ver a la chica que acompañaba a su hermano; incluso, rebobino a la escasa conversación que tuve con Ricardo. Todo me lleva al mismo lugar.
William. New York. Vivianne.
¿Negocios? ¿Viaje de trabajo?
«Ja. Estúpida yo, que soy tan novata en esto de las relaciones».
Están más que claros los motivos que llevaron a William a la ciudad que nunca duerme. Y no estuvieron relacionados con trabajo. Porque, ¿quién en su sano juicio creería que es casualidad? Yo no. Y de verdad, espero que él no intente ofender mi inteligencia alegando algo así. Aunque todavía debo considerar cómo tomarme las cosas.
¿Le pido explicaciones? ¿Lo doy todo por perdido sin preguntar al menos? ¿Qué se supone que sea lo correcto?
Es evidente que, por el momento, no encuentro la respuesta a mis dudas existenciales. Así que, lo mejor será ignorar todo lo relacionado con él.
-¿Te sientes mejor? -pregunta mi madre, que estaba en silencio esperando que yo me relajara un poco-. ¿Me puedes decir ahora qué es lo que te tiene así?
Suspiro. La verdad no quiero hablar del tema, pero no puedo dejar a mi madre con esta angustia. Decido que le daré el contexto de la situación, sin ir a los detalles más escabrosos.
-Que la felicidad tiene un precio, mamá -declaro y la miro a los ojos-, y nunca llega a ser completa.
-¿Tiene que ver con ese chico? ¿Tu novio? -La sola mención de William como mi novio, me enciende la rabia ya calmada-. ¿Ya regresó?
Niego, porque no puedo hacer nada más. Mis ojos, otra vez, son dos pozos cristalinos de sentimientos encontrados,
-Mamá, yo... prefiero no hablar de William.
-Entiendo -asiente y luego añade-: Sé que pensarás mil cosas diferentes, Ash, pero solo te aconsejo que dejes salir todo. El rencor, nunca es buena compañía. Sácalo de ti y avanza. Porque, aunque duela, debes avanzar.
Me quedo mirando a mi madre fijamente. En su rostro han salido nuevas arrugas y su piel ya no es tan tersa. Recuerdo, entonces, cuando tomó la decisión de acatar mi petición e irnos de la casa de mi padre. Su expresión estaba triste, pero había un brillo en su mirada; uno que no se apagó con el paso de los años y a pesar de las carencias. Mi madre era infeliz, amaba a mi padre aun cuando él era un hijo de puta desgraciado que solo sabía darle dolores de cabeza. Sin embargo, no dudó en su decisión de abandonar todo lo que conocía porque eso era lo correcto por hacer. Su felicidad, la mía y la de Chris, dependían de ello.
Ahora, cuando yo pensaba que había encontrado un hombre que desmiente un estereotipo definido en mi cabeza, a la primera de cambio me engaña y me confirma lo que ya creía. Todos mienten. Por un motivo u otro, siempre tomarán el camino más sencillo, mentir.
-¡No! ¡No lo hagas! -dice de pronto mi madre y lo acompaña con un gesto de su cabeza-. No tomes ese camino.
Frunzo el ceño sin entender qué quiere decir con eso. Mi madre, al ver mi confusión, suspira y toma mis manos entre las suyas.
-Mi niña, sé lo que estás pensando y créeme, no es así -asegura-. Tu padre no es el ejemplo a tener en cuenta. Yo interactué poco con William, pero si algo me quedó claro de él, es que sus principios están más arraigados que los del hombre que solía amar. No compares, por favor, solo terminarás más confundida y enojada.
Bajo la cabeza, porque justamente estaba pensando en que todos son iguales, basado en lo que mi padre siempre ha mostrado de su carácter.
-No sé lo que sucedió, pero puedo imaginarlo -declara y levanta mi cabeza con un dedo bajo mi barbilla-. Solo te pido que no asumas nada. La confianza es un hilo demasiado frágil y fácil de romper. Por el lado que sea que se tire más.
-Cuando hay pruebas, madre, es difícil mantener la confianza intacta.
-Es verdad, pero también debes tener en cuenta que todo depende de estar en el lugar y momento justos.
Me quedo pensativa con sus palabras. Aunque las fotos solo muestren una parte de la historia, está claro que él me mintió. William no asistió a New York por una reunión de negocios, fue a una despedida de soltero. Y no es que la reunión con sus amigos sea un motivo de conflicto entre nosotros, es que me mintió a la cara. Me besó y me hizo el amor en las alturas, mientras volábamos desde Roma, sabiendo que yo estaba creyendo una mentira. Y eso, para mí, es traición.
Mi teléfono suena y yo me sobresalto. Mi madre se levanta del sofá y busca en mi bolso el aparatito que vibra al ritmo de Perfect, de Ed Sheeran. Yo sigo sus movimientos y adivino el emisor de la llamada, solo por la expresión de sus ojos cuando los cruza de nuevo con los míos.
-William -digo, sin voz. Mi madre asiente.
Cierro los ojos y vuelvo a sentir ese dolor sofocante en el pecho. Cuatro días. Cuatro malditos días sin llamar y justo hoy, en este momento, se presenta. No pudo escoger peor hora para llamar, porque de verdad no tengo ganas de escuchar su voz.
-¿Qué harás? -Mi madre me saca de mis pensamientos, aún con el teléfono sonando en sus manos.
-Yo...yo -comienzo, pero no me salen las palabras. Me canso y tomo la mejor decisión por ahora-. Puedes decidir tú, mamá. Voy a subir. Si llama otra vez, solo apaga el teléfono.
Respondo su duda, a la vez que me levanto de mi asiento y me dirijo a las escaleras. No voy por la mitad cuando la melodía comienza a sonar otra vez. Le doy una mirada a mi madre y así, le digo lo que tiene que hacer.
Sigo mi camino y ya no vuelvo a escuchar el dichoso tono.
«Otra cosa que tengo que cambiar», pienso y ruedo los ojos. No es como si quisiera escuchar flores y corazones cada vez que él decida insistir.
Alessandra Cavani, una actriz que siempre se ha visto rodeada de escándalos, se ve envuelta en una extraña situación de la que no entiende mucho, pero de la que puede beneficiarse, cuando Dylan O' Conell, un play boy millonario de alta alcurnia, le hace una propuesta que no puede rechazar. Un matrimonio fingido los marca a ambos. Para él, es la solución a las constantes presiones de su familia. Para ella, es la tranquilidad que espera su abuelo antes de morir. Un divorcio inminente, que no se completa del todo. Dylan, se reencuentra con un viejo amor. Alessandra, recupera recuerdos que ni sabía que portaba. Una relación repleta de resentimientos, secretos, malentendidos y traiciones. En una sociedad donde la imagen lo es todo, encontrarse a sí mismos podría ser la solución. ¿Podrán lograrlo de una vez por todas o serán víctimas siempre de esa falsedad que los rodea? Un amor por contrato no era lo que buscaban, pero, ¿será la solución?
Trilogía Destinados. Libro III ¿Es verdad eso que dicen que las experiencias del primer amor no se olvidan nunca? Digo, porque debe existir una razón para que a estas alturas me siga afectando aquello que viví hace tantos años. Algo que explique, por qué los hechos que me llevaron hasta donde hoy estoy, me persigan sin cansancio. Desde que todo comenzó, o acabó, depende de cómo se mire, no he podido avanzar. No realmente. Siempre hay algo que me hace regresar atrás. Una frase. Un lugar. Una fecha. Todo me lleva hacia él. A mi supuesto "para siempre". La frustración y la rabia me llenan cuando recuerdo cómo sucedió todo. Cómo fue capaz de mirarme a los ojos mientras besaba a otra, mientras tocaba a otra. Cómo fue capaz de culparme de todo cuando lo enfrenté. El dolor de la traición fue horrible. No solo por lastimar mi orgullo, mi dignidad, sino también, por todo lo que provocó en mi posterior vida. Me prometió un para siempre. Y nunca lo cumplió. No, al menos, de la forma que esperaba. Orden de lectura: 1-Solo dos veces al año 2-Solo un: ¡Sí, acepto! 3-Solo un para siempre
Trilogía Destinados. Libro II A Leonardo Rowe le han roto el corazón. Después de varios años amando sin límites a la mujer que pensaba era su alma gemela, fue traicionado de la peor forma posible. Ahora se refugia en el sexo y el alcohol, buscando ese momento de nirvana en el que todo se vuelve nada. Sin embargo, cuando la noche acaba y los días pasan, esa piedra continúa molestando en su zapato. Mary Brown era su redención, pero se convirtió en su castigo. Una oportunidad de trabajo lo lleva lejos. Y con ello, la salida que tanto ansiaba. Un encuentro. Un viaje. Una coincidencia. Pero también, el eterno recordatorio de lo que sus ojos no pueden ocultar. Y que otros pueden ver. Jenny Parker puede ser su solución y él, está dispuesto a negar todo aquello que le hace tanto daño; para entregarse de una vez a lo que tanto ansía. Ahora Leo siente que la vida le sonríe, que comienza a ponerlo todo en su lugar. Y por unos años, está convencido de eso. Hasta que todo vuelve a cambiar y el giro, no puede ser más inesperado. Un compromiso que se siente obligado. Una antigua promesa que sale a la luz. Un trámite que no se completó. ¿Será que podrá al fin, pasar página? ¿O existirá algo más fuerte que lo unirá a eso de lo que tanto huye? Cuando en el pasado quedan cuentas pendientes por resolver, el presente mismo se encarga de ponerlo todo en su lugar. Orden de lectura de la trilogía: 1. Solo dos veces al año 2. Solo un: ¡Sí, acepto! 3. Solo un para siempre
Trilogía Destinados. Libro I Maddison Cadwell está de vuelta en el lugar que considera su hogar, después de todo un año evitándolo. Se culpa por su ausencia prolongada, pero era necesario mantener las distancias si quería sobreponerse a sus últimas decepciones amorosas. La esperanza de una promesa cumplida, la hace creer que esta vez, todo será diferente. Pero está equivocada. El pasado regresa una y otra vez, para hacerle saber que cuando quedan cuentas pendientes, no es fácil escaparse. Y Aiden Reed, está dispuesto a recordárselo. El chico de oro de Santa Marta quiere redimirse, su insistencia por dar una explicación, no deja que Maddie conserve su fiel objetivo de mantenerse alejada. Una noticia impactante. Una confesión dolorosa. Otra promesa, de tantas. Todos los caminos conducen al otro. Ahora deberán decidir, si seguirá siendo solo dos veces al año. Orden de lectura de la trilogía: 1. Solo dos veces al año 2. Solo un: ¡Sí, acepto! 3. Solo un para siempre Sígueme en mis redes: Instagram: @clau_perez_escritora Facebook: Historias para soñar/Claudia Pérez Cruz
Ashley Moon es una chica tranquila. Vive con su madre en un pequeño pueblo, a tan solo treinta kilómetros de distancia de la ciudad. Trabaja a medio tiempo en una cafetería-librería, para pagar sus estudios y la educación de su hermano menor. Su vida no tiene nada de interesante, realiza la misma rutina, día a día, sin una mejora a la vista. Pero todo cambia cuando Steph, su mejor amiga, intenta romper su monotonía. Y lo logra. William O' Sullivan no esperaba que la chica tímida y trabajadora que se había acostumbrado a visitar, estuviera haciendo tales ofertas. Llevaba más de un mes planeando la mejor forma de acercarse a ella, cuando un cartel con colores llamativos, expuso su verdadero carácter. «Una oportunista». Ahora se encuentra en la disyuntiva de si avanzar o no. Su obsesión por esa chica podría ocasionarle graves consecuencias; pero tampoco logra, por ningún medio, alejarse del todo. Un encuentro casual, no tan casual. Los hilos del destino no se mueven solos. A veces, simplemente hay alguien, que tiene ganas de cambiar el mundo. Todo comenzó con un: ¡Se busca un millonario! Ahora sólo debemos averiguar cómo terminará.
Amaia Leyva es una bailarina exótica en un lujoso club de striptease. Su impresionante cuerpo y su preparación física, más algunos conocimientos de baile clásico y contemporáneo, fueron sus únicas oportunidades para no terminar en la calle, sin tener qué comer o con qué alimentar a su hija. De nada sirvieron sus estudios en su país natal. De nada sirvieron las palabras que le dijera aquel hombre, que fingía amarla, para luego irse sin mirar atrás. No hubo mejoras, entre lo que era su vida en otro país y lo que es ahora. Ni un avistamiento del dichoso "sueño americano". Mucho menos, del "juntos para siempre". Ahora, mientras baila aferrada al tubo que se ha vuelto su sostén, lo hace con ira y con desprecio. Odiándose a sí misma cada noche, cuando debe entregarse a los ojos de todos esos hombres que desean tocarla; aunque ninguno puede. Cuando cierra sus ojos y se imagina lejos; cuando llora lágrimas de rabia que todos malinterpretan. Amaia es la mejor en lo que hace, porque esa es su naturaleza. Todos piensan que lo disfruta; pero nadie conoce, en realidad, su verdadera historia sufrida. ¿Será que alguien podrá ver más allá de su máscara de perfección, alguna vez? ¿Podrá Amaia entregar esa confianza que ha sido arrebatada tantas veces? A veces, solo debemos encontrar el motivo, para decidirnos a crecer. ¿Ella lo hará?
Durante su matrimonio de dos años, Brian ignoró a su esposa, Rosalynn, por completo; la consideraba una mujer fea. Él la evitó como si fuera la peste. Para colmo, su nombre adornaba las portadas de los tabloides numerosas veces por salir con diferentes mujeres. Harta de ese matrimonio que nunca había funcionado, Rosalynn pidió el divorcio y se fue con determinación. Sin embargo, todo cambió en solo unos días. Brian se interesó en una estilista que trabajaba para su compañía de forma anónima. Con un simple vistazo sabía que Cupido le había tirado la flecha y había acertado: no podía resistirse al encanto irresistible de la muchacha. Hizo todo lo posible para descubrir su verdadera identidad. Poco sabía que recibiría el mayor shock de su vida. Brian se arrepintió mucho al recordar el trato que le había dado a su exesposa.
Kallie era una muda. Su marido la ignoró durante cinco años desde su boda, no solo esto, ella hasta sufrió un aborto por culpa de su cruel suegra. Tras el divorcio, Kallie se enteró de que su exmarido se había prometido rápidamente con la mujer que realmente amaba. Sujetando su vientre ligeramente redondeado, se dio cuenta de que él nunca se había preocupado realmente por ella. Decidida, ella lo dejó atrás, tratándolo como a un extraño. Sin embargo, tras su marcha, ese hombre recorrió el mundo para buscarla. Cuando sus caminos volvieron a cruzarse, Kallie ya había encontrado una nueva felicidad. Por primera vez, él se humilló ante ella y le suplicó: "Por favor, no me dejes...". Pero la respuesta de Kallie fue firme y despectiva, cortando cualquier vínculo entre ellos: "¡Lárgate!".
Lenny era el hombre más rico de la capital. Estaba casado, pero su matrimonio no tenía amor. Accidentalmente tuvo una aventura de una noche con una extraña, por lo que decidió divorciarse de su esposa y buscar a la chica con la que se acostó. Juró casarse con ella. Meses después del divorcio, descubrió que su esposa estaba embarazada de siete meses. ¿La mujer lo engañó? Scarlet estaba buscando a su esposo, pero, por error, los dos pasaron una noche apasionada. Sin saber qué hacer, se escapó presa del pánico, pero luego descubrió que estaba embarazada. Justo cuando estaba lista para explicar lo que le había sucedido a su esposo, este le pidió el divorcio. ¿Descubriría Lenny que la extraña chica con la que se había acostado era en realidad su esposa? Más importante aún, ¿su matrimonio sin amor mejoraría o empeoraría?
Mi jefe Gerard y yo no estamos acuerdo en nada. Siempre discutimos y es un hombre desesperante. Hasta que un día nos dejamos llevar y acabamos en la cama. Desde entonces mi vida ha cambiado. Lo deseo y lo detesto, me dejo llevar y me arrepiento, mientras noto como empiezo a enamorarme de él. Pero Gerard no tiene corazón. Solo secretos y escándalos que una persona como yo no sabría afrontar. ¿Qué pasará cuando esos secretos me afecten? Y Peor aún, ¿cuándo toda la oficina se entere de lo nuestro?
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