/0/3467/coverbig.jpg?v=230ad17030aa12386dd4a7a8c58bc81b)
Es increíble lo que una noche puede causar en dos personas que aunque estaban destinadas a conocerse, no contaban con esa suerte.
Todo mi vida ha sido como si estuviera en medio del océano, todo tranquilo, todo en paz, teniendo todo bajo control era la única manera de obtener eso que tanto me gustaba. Respiro profundo antes de salir de mi escondite y mirar a la persona que últimamente está ocasionando cambio en mi estado de ánimo.
Odio que una persona tenga ese poder en mí, nunca lo acepte y jamás quería que pasará, puedo ver que ese hombre me puede lastimar más adelante, siento cuando estoy cerca de él que tiene algo que lo diferencia al resto, pero aunque trato de hallar esa respuesta que tanto busco, sé que en el futuro me voy arrepentir de tener tanta curiosidad.
◇◇◇◇◇◇◇◇◆◇◇◇◇◇◇◇◇◇
Si no puedes jugar el mismo juego de un demonio, has lo posible para convertirte en uno.
-AnonimaSpecial
Sam Patterson
Respiro profundo una y otra vez para calmar mi estado de ánimo, no quiero que mis emociones salgan a la luz de una manera brusca, miro frente a mi a la mujer que me hizo enojar y sonrío con fingida amabilidad.
-Esta bien señora, pero por favor trate de no gritar, esté es un lugar privado - digo tratando inútilmente de llamar su atención y que no siga en su escándalo.
-Tú, no me dices que hacer -dice de forma altiva. -Quiero hablar con tu jefe niña- pide mirando a todos lados con esa mirada que quiere bajar a cualquier persona su autestima.
Recuerdo las palabras de mi papá cuando me dijo con voz alta que no hiciera problemas en mis prácticas, me digo a mi misma que me tengo que tranquilizar si no quiero meter más candela al fuego.
-Mi jefe no se encuentra en este momento, pero si me dice cuál es el problema, estoy segura que podré solucionarlo por usted- termino diciendo y añado una media sonrisa para que de alguna forma me preste atención.
-¿Es que acaso aquí no saben tratar a las personas?-pregunta irónicamente.
Una risa pequeña se escapa de mis labios y nerviosa asiento.
-Estamos haciendo todo lo posible por mejorar las cosas -digo sincera, parece que logro hacer que ella se calme y me mire de arriba a abajo.
-¿Cuál es tu nombre?-pregunta con curiosidad y parece que su enojo se esfumó un poco.
-Samantha, pero me puede decir Sam, estoy a sus órdenes -respondo nerviosa.
-Buena Sam, seguro que sabes de mí, soy la persona a cargo de vigilar la atención en este edificio, pero las personas aquí no me tratan como si lo fuera, ¿Podrías responder el por qué?.
¡Lo que me faltaba, una mujer que quiere entrar antes que todas las personas que han hecho cola desde hace horas.!
-Si, por supuesto, no sé si le gustará mi respuesta señora, pero no podemos dar pases preferenciales, aquí todos están desde hace mucho tiempo y no me parece justo que alguien venga y diga que es más importante que el resto - su frente se arruga y su sonrisa se desvanece hasta quedar una linea recta en sus labios.
-¿Estás diciendo que no soy más importante que los demás?-pregunta con una mueca.
-A lo que me refiero, es que aquí nadie es más o menos importante que otro -termino seria.
Ella sonríe de forma divertida y asiente.
-Entiendo- dice al fin y da media vuelta volteando a darme una última mirada antes de salir del local.
Yo me acerco al ventilador y trato de calmar mi respiración apresurada.
-Lo hiciste bien - al escuchar esa voz volteo y veo a mi padre mirándome divertido.
-Si es así me podrías devolver mi auto y mis tarjetas, ¿No crees?- pido en una sonrisa.
-Casi me convence jovencita, pero usted está castigada- responde mirando hacia otro lado.
-Pero he estado trabajando aquí desde hace dos semanas papá, no seas tan estricto -pido suspirando.
-Eso te pasa por desobedecer, te pedí una hora de tu tiempo -reprocha.
-Me pediste que vaya a una cita a ciegas, ya no estamos en los 90 papá, puedo encontrar a un chico por mi cuenta.
-Oh, ¿En serio? ¿Y por qué no he conocido a ninguno?- pregunta alzando una ceja.
-Porque no he querido, además tu quieres que vaya a una cita a ciegas con el chico que me hacia bromas pesadas en la secundaria -digo indignada.
-Eran juegos de niños, además nos caería bien unirnos con su familia -añade pensativo.
-Papá esto no siempre se trata de tus acciones, estamos hablando de la persona que estará conmigo todo mi futuro -recrimino alzando la voz, él no responde, sólo sigue inmerso en sus propios pensamientos - como sea, no pretendía que me escucharas - me armo de valor, agarro mi cartera y salgo de ese lugar escuchando a mi padre gritar mi nombre.
El aire frío me da la bienvenida al salir de aquel cálido restaurante y con solo llevar una fina blusa manga larga camino por las calles, saco mi celular y llamo a la única persona que puede mejorar el resto de mi noche.
-Ross- digo en un susurro.
-¿Sam? ¿Qué pasa? -pregunta con preocupación.
-Lo mismo de siempre-digo soltando un suspiro.
Escucho que ella cierra una puerta y luego responde.
-Ven, iré a una fiesta de gala esta noche, vamos - me invita.
-¿De gala?-pregunto ya aburrida de ese tipo de fiestas.
-Si, ni lo me lo menciones, me están obligando a hacerme presente un par de horas, luego tu y yo nos iremos al Blue.
Pensando en otra alternativa que me permita no asistir a esa fiesta solo se me ocurre vagar por las calles y eso no es del todo bueno.
-Bien, estaré allí en un rato - prometo aburrida.
-Te espero -dice antes de colgar.
Tomo el primer taxi y al llegar sólo abro la puerta con la llave que está siempre debajo del tapete que da la bienvenida.
Ella al verme cruzar la puerta sonríe, mientras sus ojos marrones se achinan, no puedo negar que mi mejor amiga es una belleza, su cuerpo es natural, pero parece como si todo ella fuera una operación, su cabello rojizo cae por sus hombros y sus rizos hacen que sonría sin poder contenerme.
-¿Qué haces, Ross?-pregunto sabiendo la respuesta.
-Me estaba haciendo rizos, ya casi termino, ven sube y prueba algunos vestidos - dice corriendo escaleras arriba.
Esta noche será larga...
Me miro en el espejo una y otra vez para saber si estoy segura con lo que llevo puesto, un vestido ceñido al cuerpo en la parte de arriba y acampanado por debajo, el color crema hizo que me decidiera a probarlo.
-Te queda mejor que a mí -dice con burla pintando sus labios con un color zanahoria de brillos.
-Sé que no es verdad - digo seria y habló enserio, mi cuerpo es lindo no lo niego, pero el de ella tiene más curvas por lo que me gusta.
-No te miento -responde acercándose a mí -eres hermosa, sólo que aún no te das cuenta.
Yo niego porque sé que ella es la que está exagerando solo para subir mi autoestima.
>>>♡<<<
-¿Ya llegamos?- pregunto al ver todo a mi alrededor.
-Si, eso creo - dice dudosa, la volteo a mirar como si hubiera vuelto loca.
-¿Cómo que crees?-pregunto asustada.
-Tranquila, es aquí - asegura mirando su celular.
Salgo del auto junto con ella y un local se hace ver un poco lejos.
-Genial, tenemos que caminar -digo al ver al taxi irse.
-No te enojes, no es tan lejos -añade comenzando a caminar, yo la sigo de mala gana al saber que si nos alejamos podríamos perdernos.
Al llegar vemos de lejos a personas fuera del local tomando.
-¿No era una fiesta de gala?- pregunto riendo.
-Entremos -pide viendo a su alrededor con confusión.
Un escalofrío me pasa por todo el cuerpo al sentir que estoy siendo observada de repente apenas entro a la fiesta.
-Si, vamos - la sigo hasta entrar, todo es normal, mesas por todo el lugar, luces, globos, decoraciones y camareros por doquier.
Nos sentamos en una mesa un poco apartada y pedimos cada una un trago suave.
-¿Por qué tu papá te dijo que vengas a está fiesta?- pregunto curiosa.
-No lo sé, solo me dijo que era hijo de un inversionista y que no podía faltar - su respuesta me hace crear más dudas, pero decido ya no preguntar.
-Hola, ¿Qué tal?- pregunta un chico, no puedo negar que es guapo, pero tiene una cicatriz en su ceja izquierda, que parece muy reciente porque últimamente estoy viendo eso en mis clases.
- Hola- respondemos ambas al mismo tiempo.
-¿Bailan?- pregunta con confianza, demasiada diría yo.
-No- digo mirando a otro lado esperando que se vaya por si solo.
-No, lo siento, sólo estamos mirando - responde Ross de forma educada.
-Oh, entiendo. Pero no creo que sea bien visto que ninguna me acepte, después de todo es mi fiesta - vuelvo mi mirada hacia él al escucharlo.
-Feliz cumpleaños-digo irónicamente, él dirige su atención hacía mi y sonríe de medio lado, me causa confusión ese gesto, es como si se estuviera burlando de mi sin que me de cuenta.
-Gracias - respondo con sus dientes apretados.
-Felíz cumpleaños, mi papá me habló de ti -añade Ross haciendo que nuestras miradas se separen, mi corazón se acelera, pero lo único que me hace sentir incómoda es un pequeño sentimiento de temor.
-Espero que sean buenas cosas, entonces donde nos quedamos, ¿Quién bailará conmigo?-pregunta de nuevo.
-Ross- digo traicionando a mi amiga con una sonrisa burlona, siento su mirada asesina en mí, pero no volteo.
-¿Por qué no tú?-pregunta aquel chico de repente, yo lo miro y sonrío.
-Lo siento, pero no bailo en fiestas que no he sido invitada -miento tranquilamente, él sonríe y camino lejos de nosotras sin decir una palabra.
-Pudiste haber sido más educada Sam, es su fiesta después de todo.
-¿Por qué me debe importar eso? -pregunto confundida.
-Señoritas- lo veo caminar de nuevo a nosotras y su mano se sale del bolsillo de su traje para luego poner algo sobre mi lado.
Miro lo que acaba de traer y por alguna razón se me escapa una carcajada al darme cuenta que es una invitación VIP.
-¿Ahora podemos bailar?- me pregunta- déjenme presentarme por si las dudas, soy Mattew Johns- dice con seguridad.
Me debato entre si ir o no, iba a negarme hasta que por debajo de la mesa recibo un golpe en mi pierna de parte de Ross que me hace levantarme sin querer.
- Bien -digo en un susurro, camino hasta la pista de baile con el detrás mío poniéndome lo pelos en punta.
{...} El amor verdadero es algo tan poco común, pero existe. No pide nada a cambio. No miente. No lastima. No ignora. El amor verdadero se trata de esperar. De ser fiel a alguien hasta el final. Y como todos saben... Solo se ama a lo que no se posee totalmente. O eso dicen. {...}
Nunca pensé que mi vida cambiaría tanto de un día para otro, solo por conocerlo. Él es todo lo que necesito para estar bien, me dio mi libertad y veo en sus ojos que jamás podría lastimarme ni amar a nadie como me ama a mí.
Nunca estuvo en mis planes conocer el infierno, pero lo hice. Su mirada podía hacerme conocer a sus más peligrosos demonios que han estado ocultos por mucho tiempo, fue inesperado, pero lo conocí. No sabía que algo podía hacer cambiar tanto a alguien, pero asi fue, cambié. Y me siento orgullosa de eso porque si no fuera así, hubiera seguido buscando una escapatoria y no lo hubiera conocido a él, el toque de su piel rosando la mia ordenando que haga algo que en este infierno estaba prohibido me hacia querer pedir más, aunque supiera que las consecuencias iban a ser mayores.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Danielle reveló sus múltiples identidades secretas. "Ya soy la mujer más rica. ¿Por qué no te casas conmigo? Puedo convertirte en el hombre más respetado". Después de regresar a casa como la legítima heredera, Danielle descubrió que no era bien aceptada por sus padres, peor aún, era despreciada por su hermana y aborrecida por su hermano. Sin más opciones, Danielle tuvo que reanudar sus actividades anteriores, ganándose la vida mientras mantenía ocultas sus otras identidades. Para su sorpresa, Shawn se enteró de sus secretos y le propuso: "Cásate conmigo y haré de ti la mujer más respetada de esta ciudad".
"Tú necesitas una novia y yo un novio. ¿Por qué no nos casamos?". Abandonados ambos en el altar, Elyse decidió casarse con el desconocido discapacitado del local de al lado. Compadecida de su estado, la chica prometió mimarlo una vez casados, pero no sabía que en realidad era un poderoso magnate. Jayden pensaba que Elyse se había casado con él solo por su dinero, por eso planeaba divorciarse cuando ya no le fuera útil. Sin embargo, tras convertirse en su marido, él se enfrentó a un nuevo dilema: "Ella sigue pidiéndome el divorcio, ¡pero yo no quiero! ¿Qué debo hacer?".
Janice, la heredera legítima olvidada hace tiempo, se abrió camino de vuelta a su familia, volcándose en ganarse sus corazones. Sin embargo, tuvo que renunciar a su propia identidad, sus credenciales académicas y sus obras creativas en favor de su hermana adoptiva. A cambio de sus sacrificios, no encontró calor, sino un mayor abandono. Decidida, Janice juró cortar todo vínculo emocional con ellos. Tras quitarse la máscara, ahora era conocida como maestra en artes marciales, experta médica y célebre diseñadora que sabe ocho idiomas. Con una nueva determinación, declaró: "A partir de hoy, nadie de esta familia se cruzará conmigo".
Durante sus tres años de matrimonio con Colton, Allison ocultó su verdadera identidad y se esforzó de todo corazón para apoyarlo. Sin embargo, fue traicionada y abandonada por su esposo infiel. Desanimada, ella se propuso redescubrir su verdadero yo: una perfumista de talento, el cerebro de una famosa agencia de inteligencia y la heredera de una red secreta de hackers. Al darse cuenta de sus errores, Colton expresó su arrepentimiento: "Sé que metí la pata. Por favor, dame otra oportunidad". Sin embargo, Kellan, un magnate que se suponía que era discapacitado, se levantó de su silla de ruedas, tomó la mano de Allison y se burló desdeñosamente: "¿Quieres que te acepte de nuevo? Sigue soñando".
El marido de Vivianna se casó con ella por su herencia, y después de quitarle todo lo que tenía, la mandó a la cama de un acompañante y le tomó fotos. La amenazó con divorciarse con esas fotos y la obligó a salir de su casa sin un centavo. Dejó su país de origen en desgracia. Cuatro años más tarde, regresó a casa como Jefa de Diseño de Joyas y tuvo un hijo de tres años. Su niño genio le dijo después de bajarse del avión: "¡Conseguiré que el hombre más rico del mundo sea mi papá y te respalde!" Ella lo tomó como una broma, pero dos días después, su asistente le dijo que el hombre más poderoso del mundo se había robado a su hijo y la invitó a cenar. Al encontrarse, ese hombre sostuvo a su hijito y le dijo dominantemente: "Es mi hijo!".