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Historia

Capítulo 3 ALEXANDER KING

Palabras:1547    |    Actualizado en: 28/02/2023

XAN

a noche para tomarnos unos tragos. No me gusta estar en el área común, hay mucha gente, por eso tenemos nuestra cabina única y exclusivame

, hacia el pasillo que daba al sanitario de damas, así que vi pasar a unas cuantas chicas que me miraban, como siempre con lujuria y deseo,

ontacto, pero a la misma vez experimente una sensación diferente, puesto que todo mi cuerpo se erizó, jamás me había sentido de esa forma, ni siquiera con... bueno, no tiene ningún sentido acordarme de ella. Mis pensamientos se fueron en otra dirección; sin embargo, fue entonces cuando ella se dio cuenta de lo q

abiertos, ya que estaba jadeando por el dolor, y eso que aún no había visto su cuerpo completo, me quedé hipnotizado ante su belleza. Se notaba que e

; la quería matar ahí mismo, aunque después me percaté que estaba un poco, más bien, se hallaba más que pasada de copas, aunque no lo suficiente porque

ollado o estaríamos rumbo a mi departamento y... ¿Pero qué rayos me pasa?, yo no soy de esos que se llevan a chicas borrachas;

o, pero a la vez delicioso, cuando me dio la espalda al irse, pude mirar

e, pero para mi sorpresa, solo venía con puras chicas; supongo que eran sus amigas, porque saliero

vulgar, su sonrisa era contagiosa, no podía dejar de mirarla; sus movimientos eran exquisitos; la quería en mi cama, sobre mí o yo sobre ella, no importa cuál fuera el caso, pero la quería est

hasta que me di cuenta de que había un tipo que la miraba con rabia y deseo a la vez, llamó a un camarero

tonta?, que no sabe que no puede aceptar bebidas de cualquiera. Me repetí mil veces, que no era mi problema,

de mí, es mi chófer, guardaespaldas, o lo que necesite en el momento oportuno; él también obser

ogré visualizarla del otro lado del estacionamiento, donde para su

é desprevenido, es la mejor forma de vencer a un sujeto como él. No alcance a escuchar toda su conversación,

dia!, pero que lástima, por él, se notaba que quería recuperarla, no obstante, ella ya no quería nada. Mejor para mí, la dejo libre para

o, pero como estaba muy drogada, parece que no le dio con la suficiente fuerza y el muy idiota la tomó por el

ayudara. Quería quedarse, pero se lo impedí; esto lo acabaría yo, con mis propias manos, no suelo ensuciarme co

d, donde hace un momento había estado ella, note su cara de dolor, pe

aría cuenta?, ¿pensaste que la follarías contra su voluntad y después regresaría corriendo a tus brazos, p

tete en tus propios asuntos, ella es mía

te importa quién soy y tercero, ella ya no es libre, ELLA.ME. PERTENECE —le recalque palabra por palabra para que lo entendiera de una buena vez— ¿comprendes?, no te lo repetiré, a

te dije mi nombre, ¿fue ella? —le

y dile que tal vez no haga negocios con él, debido al hijo bastardo que tiene —trago saliva y se quedó quieto c

mediatamente del estacionamiento; según yo, nos dirigíamos rumbo al

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