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Historia

Capítulo 2 La cita

Palabras:2229    |    Actualizado en: 15/02/2023

alir a comer con él. Teníamos una cita para el sábado en el restaurante italiano "Lo Sputino", era un lugar muy caro como para una cena, imagino que lo hacía para impresionarme,

narlo.... Colocaba cada muda de ropa sobre la cama e iba descartando cada prenda cada vez que me veía

horas del día son pocas para todo lo que nos proponemos y éste estaba siendo mi caso. Decidí usar un vestido

s escaleras del segundo piso para poder abrir, sabía que

penada mientras

aco negro y un ramos de rosas en sus manos - Éstas son para

as - No debiste molestarte - Sonreía mientras agacha

dome - Nos vamos? - preguntó extendiendo su br

a él para tomar su brazo y empr

das hablarán por si solas. Al llegar al restaurante abrió la puerta del aut

cristal de langostas, de fondo sonaba "Storia D'amore" de Adriano

arnos mutuamente de manera directa a los ojos sin decir nada, dejando que nuestras miradas dijeran palabras inexistente que nuestras bocas serían incapaz de pronunciar. Muchas veces olvidaba que nos encontrábamos rodeados por decenas de personas, puesto que él hacía sentirme tan bien, tan relajada, tan segura de mí misma, que era fácil olvidarme del resto de mundo solo co

una expresión lo suficientemente pícara para hacerme sonrojar al instante. Intenté disimular esa emoción que provocaba en mí

lo allí sentado. Por un segundo pensé que no podría contener las ganas de arrojarme sobre Carlos como una depredadora lista para devorar su presa sin titubear. Aún así debía cruzar mis piernas, y sonreír en silencio con la intención

e momento no lo tomé como algo negativo, quizás quiera agradecer el buen servicio, o algo por el estilo. Incluso llegué a pensar que quiso mostrar

ra sostenida por mis manos. En cada descuido de él, aprovechaba para acomodar mis senos, con la intención de hacerlos lucir un poco más provocativos. Sin

in besará mi boca. Seguramente eso era aquello que lo mantenía tan pensativo. Estaba planeado la forma de probar mis labios. Me percaté una vez más de mi error cuando besó mi mejilla. Debo confesarles que si bien no era lo que esperaba. Al final terminó siendo mucho mejor. Luego de pensarlo detalladamente, llegue a la conclusión de que yo esperaba que Carlos se sobrepasara un poco conmigo, p

os los humanos por no ser una molestia, me detenía. Pensaba en que si Carlos no me llamaba primero, quizás sería porque no se encontraba pensando en mí como yo en él. Todas las luces de mi casa yacían totalmente apagadas. La única fuente de energía encendida esa noche, era mi cabeza tratando de hallar una explicación razonable a esa misteriosa act

puedo negar que mi corazón saltaba de emoción cada vez que escuchaba abrirse la puerta, en el fondo guardaba la enorme esperanza que fuera él, pero al percatarme que se trataba de más trabajo para mí, mi tristeza volvía al cien por ciento una vez más. Era frustrante saber que me desvelé toda la noche pensando en un sujeto que n

s usado por los chicos para impresionar. Rápidamente ese exquisito perfume impregnó toda la cafetería como su fragancia lo acompañaba a todos lados que iba. Un elegante traje con su respectivo saco que hacían juego perfectamente con sus relucientes ojos llamaban la atención apenas fijaba su mir

de café que quería sin necesidad de preguntarle. Si él no era capaz de dirigirme la palabra, yo tampoco lo haría entonces. Es irónico pensar lo afortunada que fuí en ese corto lapso de tiempo, y nunca lo supe hasta hoy. Coloqué una hermosa taza de cerámica frente a él, y comencé a servir el delicioso café tal y como sabía que le gustaba. Carlos continuaba allí en silencio sin siquiera mirarme

me ocurrió preguntar mientras adm

etería, y no veo dama más bella que tú - expresó

mientras estaba ese estuche con la emo

era un maravilloso detalle que me alegró la vida de una forma que nunca lo hubiera imaginado cuando ese día comenzó. Lo abracé espontáneamente olvidando por completo que me encontraba en hora

ello - preguntó en tono caballeroso que me cautivaba en plenitud, seguramente

l. Levanté mi cabello para colocarlo en un lugar dónde no obtaculizara su proceder, y dej

rcó a la perfección en mi experiencia conociendo a ese hombre, y cuando digo "casi" me re

mento lo tomé como una simple broma. Un chiste del cual debía reír tiernamente. Lo que no sabía e

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