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Historia
SIN SEGUNDA OPORTUNIDAD

SIN SEGUNDA OPORTUNIDAD

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Capítulo 1 1

Palabras:1325    |    Actualizado en: 13/01/2023

EL

una conversación de varias horas donde retomamos el tema de cerrar círculos, de pasar la página y seguir adelante

terminarás com

montañ

s mi punt

los dioses, ya sé q

existen cancion

ese tipo de canciones, la mayoría de ahora son pura basura, no habl

despecho, tenemos

él no quiso ver lo bella que es y no pudo luchar con fuerzas contra todo por ella, entonces no la merece. Creo

a veces me das miedo con tus reflexiones y

ofa, sólo digo que debemos analizar bien las cosas, rec

el plan amiga; encontrar una pareja, uno que te apoye y llene tus días de alegrías y que este para los momentos de tr

que nos haga mejor pe

descansa, mañana iré a pasar el día contig

mientos hacia Patrick, quiero dejarlo pasar, hacerlo a un la

poso tuyo, para que

ta con un amigo que llego

os una comida afuera,

vamos en

ran, yo pong

uesas a la parrilla o a parrillita , ll

olate, porque acabar

loca, pero te adoro.

noche

pensar en todo lo del día, además que me si

amientos hasta que logro

*

la he dejado abierta por lo que están entre adentro y fuera en el árbol cercano a esta. Los veo revol

lotean más y su canto es más intenso mientras van de un

i favorito. Mucha gente lo ve como un color triste, pero yo lo ve

nuevamente a mi habitación, muy despacio dejo en el marco de la ventana los

la mañana, entonces comienzo a preparar la comida coloco l

s ingredientes a mano para hacer pa

ntras mis manos unen la masa sigo la letra con el fondo de la canción, amaso con fervor

cucho a Anm gritar

tiro la porción de la masa y continúo con más efusivida

rmina, escucho ese ton

el ceño pues no lo conozco ― Eres el ángel de mi vida, quien será la madre

as barbas me persiguen, cuerpo esbelto mas no excesivo, podría jurar que todos los músculos están en su lugar y una mirada, ese color de ojos casi que amarillos, son muy singulares, l

esposo Nelson, pero luego de que me saludan el amigo que aún

rte o sólo recitaras un gui

a con voz firme, pero no menos sensual ―No soy un hombre de

das sentir todo eso. Ni siquiera me conoces, no nos hemo

a, que en dos zancadas esta justo frente a mí con el mesó

entera al escucharlo afirmar con tal convicción, en el fondo quiero ver hasta dónde lo

fundo, s

ndome a los ojos mientras el deseo nos invade me hace estremecer, da dos pasos más y quedando a mi lado se recuesta del mesón de frente a m

an Yakovlev, el h

o sus labios casi rosan los míos mientras n

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