ítu
el domingo en la tarde a nuestra casa. No quedaba tan lejos, de hecho quedaba a 10 minutos de nuestra casa en carro,
gunas cosas a mi padre, desde entonces mi abuela se volvió un poco gruñona y algo pretenciosa porque aparecieron hijos de donde ni siquiera teníamos idea de su existencia a reclamar
ela gruñona que se aferraba y cuid
as era así de gruñona y en esta urbanización donde viv
y dejó las puertas abiertas para que bajáramos nuestra
ído a mi abuela, yo tomé nuestros bolsos, creo que habíamos traído demasiadas cosas como para pasar apenas un
así que alcé una pierna en un fabuloso split, al menos para algo útil debía servir ser flexib
ser tan
llamado la atención de algunos que me observaron sin disimulo, pero lo que a mí me llamó la atención fue el hombre que estaba con el cuerpo al revés suspendido en el aire únicamente aguantado de dos aros, no es que me sorprendiera su
po, sus músculos se contraían y el sudor se escurría de su espalda descubierta y su cabello, desde aquí podía ver el leve temblar en las mano
ivo y atlético, t
idamente
r de dónde... hasta que el sujeto pareció sentir mi mirada sobre él y alzó su rostro f
ita
el d
uando ayer le coquetee descaradamente, ¿Qué iba a pensar de mí? Obviamente que a
er que no vi el desnivel que dividía la calle de la
a v
ofesor no me reconociera sin el uniforme de la escuela, mis rodillas ardían, jod
stás
vista sin acostumbrarme aun a su altura, como lo supuse, era el profesor Novan y... joder, estaba sin camisa mostrando todo un deslumbrante tors
hombre, como si hubiera salido de un comercial de dioses inexistentes, no llevaba lentes lo que hacía ver sus ojos verdes más amplios y su expresión seria l
ra muchísimo mayor que yo... o puede que de veintitanto
seguía apoyada de mis manos y mis rodillas enseñándole el culo aun el piso. Aclaré mi garganta y me levanté sin atreverme a mirarlo al rostro mient
-tartamudeé-, no es
cerca de la casa de mi abuela
mano la casa al lado izquierdo de la
¡¿Era el vecin
po sin venir a visitar a mi
era todo
rmuré señalando con mi pulgar la casa de mi abuela aun sin a
viosa que me volví por no aguantar la vergüenza de haberme caído mientras lo desnudaba
ta me
sitaba de
n y sentí un raro cosquilleo en el vientre, tragué pesadamente saliva cuando me voltee alzando un poco el rostro para poder mirarlo, sin los lentes podía ver que realmente era atractivo, sus labios con una
, ¿Qué pa
olvía, como una corriente que nos reducía el espacio y nos atraía el uno al otro, noté como sus ojos se enfocaron por med
me tendió el otro bols
u mirada, se mantenía firme, sus ojos queriendo entrar en mi alma y trasp
in formalismo, y todavía mi mente estaba revuelta en las cosas raras que sentí cuando apenas me tocó, al igual que ayer sentía que
n me pasaba esto, cr
e estaba
dije y agregué rápidamente atropellándome con las palabras: ─ Es decir, m
torpeza, es decir yo no era tan torpe, un poco
r mi apellido sino por mi nombre, y me voltee para verlo, él tenía esa mirada penetra
me iba a da
aymon -continuó-,
laza donde hacia ejercicio. Me quedé como toda una estúpida mirándole el culo redondo y
ababa d
so desnudo y musculoso, él parecía saber exactamente qué hacer y cómo hacerlo, después de todo mi amiga Rosmary decía
, se suponía que solo le iba a coquetear par
be
odi
o, necesitaba sacarlo
sentiría el mismo de