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Historia

Capítulo 2 Capitulo II

Palabras:1568    |    Actualizado en: 28/12/2022

e todo, una profunda necesidad de echarle en cara que no hubiera hecho nada p

entendimiento entre ellas: Calvins. A pesar de los añ

uía siendo evidente que era tan cabrón como cuando era un chaval. Al menos é

ejó de pens

mpo y energía a esta inauguración como para retrasarla. He invertido casi to

s hombros en un g

que a las ocho y a estabas de vuelta. Cariño, tienes que dormir.

fería no

s y le dio un tiern

serás un

ión? Cassandra so

ner una casa con una valla

unque al momento se giró de nuevo-. ¡Ah, se me olvidaba! Ha

Campbell? -

recía demasiado feliz. ¿Es el tipo que t

sin respuesta. En lugar de ello, Cassandra miró detrá

ó el placer de comérselo con los ojos. El pelo negro le llegaba a la altura de los hombros y los vaqueros se ceñían a sus músculos en los lugares adecuados. Y, aquellos ojos, oscuros y ardi

rosas manos alrededor de la cintura para ayudarla a recuperar

ar de coña, ¿no

Claro qu

er. -Se acercó a la

staba allí. Cassandra ocultó

orándola. Ella se

r que estaba en la otra punta de la habitación antes de

ra volver loco a cualquier hombre. Un tanga de encaje que revelaría mucho más de lo que cubría. Y debajo... La sensación y el sabor de sus plie

to Dios. ¿Cómo iba a evitar no recordar una y otra

nes que llevaba a cabo para realizar un programa para la televisión por cable estaban a punto de cerrarse y tenía que hacer la correcci

ndra también sabía bie

poderoso una camiseta de « Las sirenas sexys» , ¿sería un camarero?, ¿un guardaespaldas? Fuera lo que fuera, el gorila le había lan

n de él, Jonathan se dijo a sí mismo que si Cassan

o deseo de descua

un paso en dirección a

gritó una mujer con v

s ojos. Suspiró. ¿Estaba prep

icó una silla delante del escenario y se dirigió a la parte de atrás de las bambalinas. Jonathan no pudo ev

ada hubiera impedido que

salvaje e incontrolable, tenía que recordar la temeraria pro

dra le había indicado. En cuanto ella terminara de hacer lo que fuera que tuviera que hacer y hablara

allo. Y eso sería malo. Debía recordar que estaba buscando a la mujer perfecta, alguien cercano y familiar a quién le gustaran los niños tant

ran estruendo y una cadencia provocativa y ardiente. Cada nota que

el que había tenido con ella. El

abía recogido el pelo, rubio platino, en lo alto de la cabeza con un provocativo peinado y se había puesto una chaqueta corta

sensual círculo. La vio ponerse la palma de la mano sobre la piel desnuda del abdomen dorado y comenzar a baj

Dios

echó la cabeza hacia atrás como si estu

ó saliva y co

a mirarle a los ojos; los de ella eran como dos rayos lá

s mujeres le había provocado una erección. Durante ese tiempo, se había despertado más de una vez en mitad de la noche sudando, con l

r ejemplo futuro y familia. Por desgracia, con Cassandra cerca, el deseo d

l suelo descuidadamente, exponiéndose ante un Jonathan que hubiera jurado que le veía las sombras de las areolas de los pezones a través del top. Ella pasó por encima de la chaqueta y se conto

fijamente mientras danza

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