e todo, una profunda necesidad de echarle en cara que no hubiera hecho nada p
entendimiento entre ellas: Calvins. A pesar de los añ
uía siendo evidente que era tan cabrón como cuando era un chaval. Al menos é
ejó de pens
mpo y energía a esta inauguración como para retrasarla. He invertido casi to
s hombros en un g
que a las ocho y a estabas de vuelta. Cariño, tienes que dormir.
fería no
s y le dio un tiern
serás un
ión? Cassandra so
ner una casa con una valla
unque al momento se giró de nuevo-. ¡Ah, se me olvidaba! Ha
Campbell? -
recía demasiado feliz. ¿Es el tipo que t
sin respuesta. En lugar de ello, Cassandra miró detrá
ó el placer de comérselo con los ojos. El pelo negro le llegaba a la altura de los hombros y los vaqueros se ceñían a sus músculos en los lugares adecuados. Y, aquellos ojos, oscuros y ardi
rosas manos alrededor de la cintura para ayudarla a recuperar
ar de coña, ¿no
Claro qu
er. -Se acercó a la
staba allí. Cassandra ocultó
orándola. Ella se
r que estaba en la otra punta de la habitación antes de
ra volver loco a cualquier hombre. Un tanga de encaje que revelaría mucho más de lo que cubría. Y debajo... La sensación y el sabor de sus plie
to Dios. ¿Cómo iba a evitar no recordar una y otra
nes que llevaba a cabo para realizar un programa para la televisión por cable estaban a punto de cerrarse y tenía que hacer la correcci
ndra también sabía bie
poderoso una camiseta de « Las sirenas sexys» , ¿sería un camarero?, ¿un guardaespaldas? Fuera lo que fuera, el gorila le había lan
n de él, Jonathan se dijo a sí mismo que si Cassan
o deseo de descua
un paso en dirección a
gritó una mujer con v
s ojos. Suspiró. ¿Estaba prep
icó una silla delante del escenario y se dirigió a la parte de atrás de las bambalinas. Jonathan no pudo ev
ada hubiera impedido que
salvaje e incontrolable, tenía que recordar la temeraria pro
dra le había indicado. En cuanto ella terminara de hacer lo que fuera que tuviera que hacer y hablara
allo. Y eso sería malo. Debía recordar que estaba buscando a la mujer perfecta, alguien cercano y familiar a quién le gustaran los niños tant
ran estruendo y una cadencia provocativa y ardiente. Cada nota que
el que había tenido con ella. El
abía recogido el pelo, rubio platino, en lo alto de la cabeza con un provocativo peinado y se había puesto una chaqueta corta
sensual círculo. La vio ponerse la palma de la mano sobre la piel desnuda del abdomen dorado y comenzar a baj
Dios
echó la cabeza hacia atrás como si estu
ó saliva y co
a mirarle a los ojos; los de ella eran como dos rayos lá
s mujeres le había provocado una erección. Durante ese tiempo, se había despertado más de una vez en mitad de la noche sudando, con l
r ejemplo futuro y familia. Por desgracia, con Cassandra cerca, el deseo d
l suelo descuidadamente, exponiéndose ante un Jonathan que hubiera jurado que le veía las sombras de las areolas de los pezones a través del top. Ella pasó por encima de la chaqueta y se conto
fijamente mientras danza