ás». Cassandra Fox se estremeció al recordar aquella brusca promesa
an Cam
deseo en el vientre. Él había convertido su promesa e
aíso. Aquella noche, bajo la intensa mirada de él, no sólo se había sentido una mujer deseable, sino única. Aquella intimidad... ¡Oh, Dios!, la había arrebatado. Había sido mucho más que enloquecer de placer, él le había mostrado un aspecto del deseo totalmente nuevo. Sus
era creído que la pudiera llevar un hombre. Y lo hizo una y otra vez. Durante seis
aciones sexuales en su vida como para sab
o de flores disculpándose por cualquier incomodidad o dolor que le hubiera podido causar. Ella se enfadó mucho c
an, Cassandra rompió sus reglas y le llamó. Dos veces. Él no le había devuelto las llamadas personalmente. Fue
unos años antes en una despedida de soltero; ella había sido la bailarina del evento y él un amigo del novio. De alguna manera,
estu
mbre: atractivo, triunfador, capaz de sentir un profundo afect
admiración cuando ella entró por la puerta trasera del club y se det
te de pelo color arena-. Tu trabajo
Además, estoy harto de ocuparme de niñatos borrachos y casados salido
o de sí mismo. Cassandra no sabía por qué había comenzado a trabajar allí. Pero en los pocos meses que llevaba con
necesitaba su corazón. Cassandra le lanzó una
a lo
.. Haz feli
vista a la entre
a eres suficie
ojo y le brindó una ampl
o po
rse el día trabajando en « Las sirenas sexy s» , el club más notorio de Louisiana y del que ella era propietaria, además de intentar poner en marcha
eses después, é
estrecha, es tan bueno. Así, ca
Incluso los recuerdos hacían que creciera el deseo en su interior. Pensar en lo ocurrido aquella n
a Cassandra. Se había o
nte absorbe todos mis p
quellos ojos verdes
ús hace que te sonrojes? ¿Qué tengas
a encargarte de u
o estar
negra que se ceñía a su cuerpo como un guante. Lo cierto es que era impresionante. Y la dese
ama? -suspir
Qu
a mirada de deseo. No sé si quiero
ierto. Dejando aparte aquella noche salvaje con Jon
nti
er solía bromear diciéndole que con él sería más f
Eres más dulce de lo que tú misma piensas. Ni siquiera me has pedido que mate al incompetente del concejal Chari
haría llorar. Sería muy fácil dejarse llevar por la aut
so los brazo
pu
algunas semanas la inaug
or
cercó a ella y le acarició cariñosament
que murió tu madre. C
rce años qu
. Todavía lamen