a estaba en ocasiones muy tranquila y en otras era enérgico. La señora les dijo que los fines de semana tendrían libre y no debían de llegar
dar una vuelta por el vecindario y tal vez comprar un carro que había visto hace tiempo en una de las tiendas cercanas. Sus padres le permitieron salir, pero no debía de tardar mucho, pues no podían deja
voy con ellos? – se detuvo por un momento para pensarlo con calma, de todas maneras no llevaba mucha prisa. Cerr
frente a él con una sonrisa. Ella, inclinándose un poco en dirección a él, dijo – oye, no se el por qué pero estas muy rígido. Sabes, mi rival no puede ponerse rígido – se paró firme mientras giraba noventa grados y p
un momento al escuchar que algunos decían "¡que divertido!" "¡vamos, veras que será divertido!". Era un poco triste que ella sólo lo llevase así porque creía que era su rival. Lui, susurrando, dijo –
con un suspiro, levanto la frente y respondió – no, no he dicho nada – Elva – está bien. ¡Ah! ¡Mira, ya llegamo
un – M... m – mostro lo orgullosa que estaba por haber escogido un buen lugar para ese día. Lui, que corrió y se subió al columpio sin pensarlo dos veces. Al ser un buen día, a pesar de dejarse sentir en ocasiones pequeñas frías brisas al ser la
iba cada vez más alto mientras se abalanzaba para mantener la altura que deseaba. Todos estaban corriendo en y jugando en los diferentes juegos del parque y ahora él no era la excepción. Pero, mientras continuaba en el columpio, vio que Elva se sentó en el que estaba al lado y no se moví
e poco a poco. Cuando Lui ya se había detenido por completo, ella ya había regresado en sí y volvía a dejar escapar esa energía que traía consigo. Lui,
parándose en el columpio, continúo diciendo – vamos a ver quién puede llegar más alto. El que lo haga, gana – Lui, recuperándose, respondió – está bien – comenzó a abalanzarse un poco, cuando Elva le dijo – Pero deberás de lograr hacerlo parad
actó de la condición que le había puesto, también comenzó a empujar de atrás hacia adelante hasta ir obteniendo más y más impulso. Los dos estaban cada vez ganando más y más altu
no es necesario que me preocupe, siempre seguirá siendo así hasta que llegue la hora de la verdad –, luego le sonrió mientras levantaba la mano derecha y hacia una "V" c
lar cuando se trataba de algo como eso. También le replico que no debía de ser tan seria en ciertos desafíos ya que su seguridad er
te de ella, le hacía pensar "¡qué bella es!" pero, al recordar que es su culpa que ella estuviese con ese tipo de ánimo,
o que había sucedido, Elva dijo – muy bien – se paró dando un pequeño salto de la banca – creo que es un muy buen día como para desperdiciarlo con cosas com
Lui, sintiendo que eso no iba a ni un buen lado, retrocedió un poco y, mirando a un lado dijo – dime – Elva – vamos con alguien primero – Lui – está bien. Pero, no es muy
e sea más que ella lo estaba arrastrando hacia alguna parte que no conocía. Entre el lapso del corto tiempo que paso, terminaron llegando a una casa algo
ludarla energéticamente. Lui, que no sabía cómo saludar, tímidamente dijo – Buenos días – luego doña Vilma contesto – veo que has traído a un amigo contigo Elva – Elva – buenos días doña Vilma. Bueno – se detuvo y, con un aire de grandeza, continúo diciendo
do se trata de cocinar – Lui – que bien – Elva – ¡¿Ah?! ¿Cómo que "que bien" ?, cuando lo pruebes vas a ver lo rico que es – se detuvo por un momento y empezó a olfatear en dirección a la cocina, luego miro a doña Vilma y le pregunto – Disculpe, ¿está cocinando algo dulce? – Doña Vilma – M... t
ar. Pero, Elva, no lo permitiría y, apuntándole con el dedo, dijo – este será nuestro próximo reto. El que h
anco, se posiciono al lado derecho de doña Vilma, que estaba en medio de los dos. Ella, mostrándoles la receta para hacer un pastel de chocolate, les iba diciendo con que utensilios iban a usar para elaborarlo. Elva, que tomo la harina y trato de ponerlo en el bol, no lo agarro bien y te
n hasta que doña Vilma regresara. Pero, al terminar antes de que ella llegara, vieron que todavía había algo de leche y un poco de harina, así que
acer. Entre página en página, encontraron una de unas galletas. Al leerla, se dieron cuenta que lo podían hacer con lo que tenían. Así que, sin perder tiempo, empezaron hacer
ina y luego dijo – ¡qué bonitas galletas están haciendo! – los dos – Sí – con una sonrisa en sus rostros. Luego, doña Vilma, probando como había quedado la masa, les dijo – a quedado bien. Pero, ¿quieren que sepa aún más rico?
asa hasta que también lo metieron al horno. Con varios ingredientes, hicieron la crema para la cobertura del pastel y también le echaron un poco e
ntos –. Luego, al partir el pastel, los tres comieron mientras tomaban un poco de fresco de manzana. Las galletas, aunque no tenían un buen aspecto los animales que hicieron, para los dos tenía un sabor único y muy agradable. Quizás