dr
ía mi estado en estos instantes, es más llevo mirando el mismo maldito árbol torcido, ubicado en una pequeña área verde rodeado de cemento en medio de la pista, desde hacía ya media hora o quizás menos y aún no termino de comprender el objetivo arquitectónico de colocarlo ahí específicamente. Suspiro agotada sin
ta con otras personas. Me muerdo el labio dudosa y meneo la cabeza de un lado a otro para ahuyentar la voz de mi cabeza y las razonables e ingeniosas res
por todos lados buscando alguna señal de mis amigas.- ¿Sabes? Hace frío aquí en l
os en blanco por la ingeniosa descripción que Alana me da sobr
í que asumo que espera una respuesta a mi cuestionamiento.- ¡Pues muchos!- Soy consciente que debo verme como idiota
evas puesto?- Me llevó casi cinco minutos pensar en una respuesta ingeniosa a su pregunta, pero cuando se la iba a decir el sonidito característico del corte de una llamada me avisó que ya no podría hacerlo
olor de la carrocería.- ¿Eres daltónica? ¿No has pensado en irte a chequear los ojos con un profesional? ¡Esto no es blanco ni en la China! - Se encoge d
más tardar diez y media. - Perfecto, encima me echa la culpa de que vayamos ta
miento y sin decir una sola palabra vuelve a fijar la vista en la carretera. Se nota que es un hombre de poca
ceramente no, pero ¿Por
Alana sobre la ropa que se pondrían, pegué la cabeza a la ventana y cerré los ojos unos instantes. Me
ente a Alana. Ella es dulce, delicada y con una voz tan tranquilizadora que eres incapaz de enojarte con ella. Alana es todo lo contrario. Es tan relajada que llega al punto
deo el auto y las sigo hasta la puerta del edificio en que vive Pía.- Es qué h
no quieres ir porque en serio voy abof
e Dios. Habiendo 8 pisos no se les había ocurrido poner un bendito ascensor. Para cuando llegamos al sexto piso, que era donde ella vivía, mis piernas temblaban por la excesiva falta de ejercicio y mis pulmones ardían como si hubiera corrido la maratón.- Enserio deberían poner un ascensor, esto es horrible.- Me quejé apoyándome en una de las paredes al lado de la puerta esperando que Alana terminase
se instante pude darme cuenta de que la habitación de Pía estaba casi vacía. Solo estaban la cama, su closet, una cómoda con todo su maquillaje y la plancha de cabello, y el televisor que estaba sobre un improvisado librero en una esquina de
do lo obvio, me golpeé mentalmente la
a religión que no conoce el concepto de limpieza o de una escoba. - Rodé los ojos y
estido corto color verde petróleo cuyas tiras se cruzaban en la espalda y un vestido tigresa sin mangas y ajustado al cuerpo, respectivamente. P
Me senté en la cama.- No tengo ganas de ir, me siento gorda, fea, cansada, en pocas palabras desubicada.- Las palabras salían atropelladas de mi boca, ni siquiera
ntras veo que te pondrás.- Me miró directo a los ojos de forma amenazadora, suspiré resignada e hice lo que me ordenó.- Ponte eso.- Señaló el vestido rojo que había extendido en la cama, era unos centímetros más arriba de mi muslo, de tiras y con unos flecos caían en
y salió de la habitación, no entendía cómo es
si terminas con alguno de ellos.- La emoción en la voz de Pía era palpable, sonreí de medio lado a
lizada la llamada y comenzó a caminar nerviosa por tod
ldrán los sesos por los oídos si no nos dices que tien
andar a lo largo de la habitación, Pía y yo solo la seguíamos con la
unté por cortesía, realmente n
me invitaciones a los eventos o bueno no tantas como
el?- "Luke" ese nombre me sonaba de alg
ontactos al susodicho, le dictó el número y Alana
ía agregado hace unos días a Facebook y que había visto algunas veces en el mi
mento en la cómoda para arreglarse el cabel
otro me vino la imagen de un chico a la mente, un chico con el que solamente
con Pía y ambas comenzaron a reírse.- ¿Cuál es el chiste?- Pregunté algo fastidi
empo que volvía a tomar el celular entre sus manos y p
nte.- Refunfuñé, cortó la llamada y volvió a marcar al tiempo que borrab
en la habitación, Alana había puesto el teléfono en alta voz.- Luego
iera tengo ganas
ó el altavoz pegándose el teléfono al oído. No besaría a nadie, por la simp
u
ás irritante de lo normal, eso y que realmente la clase de este profesor me resbalaba por una parte oculta de mi anatomía. Sea lo que sea, si de algo estoy seguro es
ó con la mirada todo el aula, mis amigos miraban a otro lado o simplemente esperaban a escuchar la semejante estupidez que tenía para decir. - Ade
y que le sirviera como base para continuar con su clase.- Pues es el amor a Sofía, creo que debió ser una mujer muy guapa para que muchos la amaran, ¿no
avor. - Arreglé mis cosas, y me senté con los brazos cruzado
cabeza de entre mis brazos, no sé ni en qué momento me había que
siente una vez y ambos tomamos nuestras cosas, le doy uno de los
de mi pantalón y contesto la llamada, le hago un
chica que había estado insistiéndome demasiado para vernos y pues ya me ha
ídos, alejé un poco el auricular y afirmé s
de donde estaba ayudado por Damián, me subí,
ir.- Ir a la discoteca no estaba en mis planes que digamos, pero si la entrada era gratis... Aparté un p
yo iremos a Astro hoy por el cu
, creo que Gabr
ió inquieto, algo como un impulso.- ¿Alana sigues ahí?- Un casi imperceptible Ujump me confirmó que seguía del otro lado de la l
miento.- No pondré para un trago que no voy a beber.- Puse los ojos en blanco, eso ya lo sabía y en de
un poco más hasta llegar a mi ca
oto en toda la entrada.- Ya vi cómo terminará tu noche, perro.- Ambos entramos en mi casa, dejé las cosas en la sala y por cosas me refiero a Damián y mi mochila. Subí
adre que saldría. Por suerte mis tíos y mi papá no estaban en la casa, lo más pro
piso, ella en el tercero. Creo que si le gritas desde aq
apresuré a salir de la casa antes de que quisiera realmente responderme, volvimos
ongo que le avisaron antes.- Me encogí de hombros y dejé l
tuya.- Después de salir del estacionamiento llegamos a la
i fuera la
an las pulseras, para que nos alcanzara las invitaciones.- Si no se cuida ella sola, pues no es mi drama.-
a Damián, me acerqué a saludarla.- A la mierda, ¿te has bebid
><< ¿Algo más original? No puedo creer que sea todo lo que se nos ocurra, primero lo de amor a Sofía ¿Y luego esto?...>
n.- Vale, que no traía nada importante
te en el brazo, lo miré sin expresión alguna en el
s adentro.- Asintieron y volvieron a entrar, cambiamos las invitaciones por pulseras y las seguimos un poco más alejados. A diferencia de otras veces, e
a un lado de la pista de baile, nos abrimos paso ent
o de "Amiguis, ¿Cómo has estado?"... Por cierto la recuerdas porque es la que le bailó a Claudio contra el parlante para el cumpleaños de Pía. Y no, antes de qué nos lo preguntes, n
porque comenzó a buscar con los ojos lo que la hacía sentir así, hasta que tropezó con mi mirada, sonrió de medio lado y casi por inercia le devolví el gesto. < que me decía. <