lmente impresionantes y una ligera capa de vello facial en su mandíbula afilada, es el hombre más guapo que he visto jamás. Él me sonríe, una sonrisa genuina que no ocupa todo su r
otra cerveza, pero espero no
bajo, Archie. Caerá de rodillas aquí mismo en la taberna con esa charla sexy que comenzaste. - ¿Quieres irte de aquí y no hablar? Oye, nadie nunca me ha acusado de ser sutil. Casi se ahoga con el siguiente sorbo de whisky, pero se recupera rápidamente y me sonríe, sacudiendo la cabeza. - No pierdes el tiempo ¿verdad? - De ninguna manera. -Me levanto, dejo suficiente dinero en el mostrador para cubrir nuestra cuenta y dejarle a Mae una propina decente, y le extiendo la mano, conteniendo la respiración. Él me mira fijamente por un momento, pero me saca de mi miseria y toma mi mano, dejándome levantarlo y sacarlo por la puerta sin perder tiempo. A nadie por aquí
a habitación de hotel. -Su hermosa boca se levanta en una sonrisa casi tímida. - Por supuesto. -Tomo su mano y empiezo a caminar hacia el único hotel de la ciudad, que en realidad es un motel. Maldita sea, sólo espero que esté hablando de una habitación en esta ciudad. Él no se opone y de hecho me lleva a su habitación, saca una tarjeta llave de su billetera y nos deja entrar, donde él me conduce nuevamente, nuestras bocas chocan mientras la puerta se cierra detrás de nosotros. Le pongo la camisa por encima de la cabeza y noto que su cuerpo es tan grande y fuerte como el mío, si no más. Me pregunto a qué se dedica (sin duda, es trabajo manual), pero no pregunto ese tipo de cosas. No estamos aquí para hablar y conocernos. Él me quita la camisa por la cabeza y sus ojos están pegados a mi pecho y estómago, observando perezosamente mientras pasa sus dedos sobre mi vientre. Ya no tengo abdominales marcados, pero el paisajismo me da s
aigo de rodillas y bajo sus jeans junto con su ropa interior, dejando que su polla dura se libere y golpee contra su estómago inferior. Gimo, mis manos recorren su firme estómago, el escaso vello oscuro que cubre sus pectorales y el camino desde su ombligo hasta
al golpea mi lengua. - Maldita sea, por supuesto que sabes bien. Siento su mano acariciando mi cabello y miro hacia arriba, viendo la expresión feliz en su rostro. Me tomo mi tiempo saboreándolo. Bromeando con su polla y probando las venas que recorren el grueso eje con mi lengu
rme mi tiempo con él. Quiero decirle que te