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Historia

Capítulo 3 Aun dueles (2da. Parte)

Palabras:1708    |    Actualizado en: 18/04/2025

isma

dn

a

e nada te afectará, que serás indiferente, maduro, fuerte. Pero la realidad es un golpe seco, un puñetazo directo al estómago cuando las heridas siguen abiertas y

la. Que una sola mirada suya es suficiente para desgarrarte desde adentro. Y entonces, el mundo se reduce a una pregunta que te quema la l

taría una sola palabra en el tono correcto para hacerte olvidar todo. Para correr a sus brazos

disparas primero. Empuñas las palabras como cuchillas, intentando alejarla antes de que descubra que sigu

queta que siempre me desarmaba. Otras, me conformaba con un saludo frío, distante, pero que al menos me diera la certeza de que aún existía en su mundo. En el mejor de los casos, fantaseaba

distaba mucho d

sobre nosotros, y el silencio solo lo rompen nuestras respiraciones. No hay sonrisas,

adiós... no pude evitar que mi ira brote con la misma intensidad. Si tan solo supiera la verdad, lo entendería. Pero ya no tiene sentido re

isfrazado de caballero, un depredador con modales refinados. Y lo peor es que Amber, contra toda lógica, parece haber

quizás es parte de conservar un gramo de esperanza de pode

de siempre, me envuelve y me enloquece. Su piel arde bajo mis dedos. Y sus labios... joder, sus labios. No puedo dejar de mirarlos, de imaginarme devorándolos hasta que todo e

se clava en mi p

cula. Nadie se compromete

oz me hace apretar la

dome por la garganta-. Mucha gente se casa sin amor.

ria, su boca se tuerce en una mueca de desprecio. Sé en ese segundo que he cruza

. Hablar con Amber ahora es como caminar sobre vidrios rotos.

lo de nuevo. Sin cagarla es

-murmuro, esta vez con menos rabia y más

spuesta me

ner derecho a meter tus narices en mis asuntos. Así que mantente lejos d

entencia y luego, de un tir

hacer nada. Solo dejo caer mi cuerpo en el sillón más cercano, c

s un caos a punto de estallar en una espiral de dudas que surgen: ¿Y ahora, Ian...? ¿vas a dejar q

oras m

ado. Porque esto tiene su puto sello. No fue coincidencia que su cena de compromiso sea en la mansión de los O'Connor,

rley como si realmente disfrutara la fiesta. Fingiendo. Mintiendo. Aguantando. D

atural, tal como me gustaba. Sus ojos marrones, tan expresivos, tan atrapantes. Sus labios, pintados de carmín, invitan a ser besados. Pero lo que aún me cautiva es su piel pecosa y bl

de mis pensamientos. Giro la cabeza co

onrisa de falsa cordialidad. Mierda.

nseguirás con Amber. Ahora te odia. Eres un cero a la izquierda. Un pedazo de mierda que ab

y amarga. Esto es u

ndes con tu jueguito retorcido, pero esta vez la balanza está a

a una carcaj

en la sien para que aceptaras m

. ¡Cabrón! Gusano r

e dientes-. Pero si me da la gana, puedo contarle la verdad a Amber

rada asesin

oco más, con esa maldita confianza que me d

ma. Se va a casar conmigo. En cambio, tú eres solo pa

o fingir demencia o tal vez

e en cada palabra-. ¿Al hombre que ha estado a su lado todo

ones. Lo sabía. Sabía que le ha

tanta fuerza que c

anas que estuvo inconsciente. No la abandoné, aunque le hiciste cree

do y se inclina un poco

eca de amenaza-. ¿Acaso olvidas que, si me da la gana, puedo hu

y su expresió

ado de mi prometida...

un filo de

rovocando que apriete el vaso con más fuerza, pero sobre t

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