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, Aust
a
r. Tal vez porque la herida sigue abierta, ardiendo con un dolor amargo con el que aprendimos a sobrevivir. O simplemente porque nos cuesta soltar, como quien aferra un puñado de arena, aun
do a olvidar. Su voz sigue taladrando mi mente, su risa aún resuena en mis noches, y su mirada dulce aparece en los sueños donde desearía quedarme atrapado para no enfrentar
ora suenan a burla, fotografías de dos jóvenes enamorados, palabras que hablaban de un futuro que nunca llegó
no encontré la forma de ganar. Desde aquella noche en que mi destino cambió, la herida sigue abierta, sangrando recuerdos, llenando mis días de arrepentimiento. Y me pregunto si
no tengo una relación real, y lo más cercano a un noviazgo es este acuerdo absurdo con Shirley. La morocha de ojos verdes que me persigue como un cazador acecha a su presa. No está enamorada de mí, como algunos ilusos creen, y yo no me aprovecho de ella como otros pueden pensar. ¡Por favor! Shirley es una de esas niñas ri
voces y el eco de hojas pasando de mano en mano. Escucho atento al idiota lambiscón del Marketing, sus palabras empalagosas resbalan en mis oídos, mientras Parker, el de
, la dejo a un lado y suelto un suspiro, sintiendo la tensión en m
retos. Así que dame un maldito informe en base a los últimos seis meses de ventas. Luego habl
mesa, pero asiente en silencio. Jeremy, en cambio, se r
dad por tus brillantes ideas -mi voz suena con sarca
túa. Se inclina hacia adelante con indignación
mi vida me han humillado de esta manera. ¡E
de sus manos, me resultan irritantes. Suelto una r
ordinado bajo mis órdenes, no soy uno de tus amigotes con los que estás acostumbr
silencio. Nadie se atreve a replic
a discutir, doy por terminada
ón y salgo, inhalando profundo, sintiendo que por fin puedo respirar lejos de estos parásitos. Pero apenas doy dos
a Shirley para recordarle que
o y le lanzo una
itada y ella asiente con paciencia infinita,
y no hay manera de que pueda ausentarse -señala con su voz
esignación, retomando mi camino, sintiendo el peso
oras m
d y aburrimiento, pero no tenía escapatoria. Peor aún, tuve que recogerla en su departamento y soportar su incesante queja sobre su "día fa
la majestuosa mansión de sus padres y me esfuerzo por esbozar una sonrisa antes de abrir la puerta. Paso frente al
o mismo elegí esta sentencia. Carraspeo levemente, ajustando mi máscara de cortesía justo cuando la enorm
amente calculada para parecer hospitalaria-.
postada que no engaña a nadie. Le dev
n una expresión de orgullo, besando sus mejillas con la precisión de alguien que
aprovecho la oportunidad para deslizarme fuera del radar. Tomo una copa de champán de la bandeja de un mesero y me alejo por el pasi
una silueta inconfundible. Mis
iebra con incredulidad, la copa en
principio desencajado por la sorpresa, se transforma en una máscara de
descifrar. Luego, su expresión se endurece-. ¿Acaso esto es una
do en mi garganta es un maldito puño de acero. Todo se tambalea: la habitación, el aire, mis pensamientos. No