éli
ción, quiero alejarle el miedo y que pueda gritar a los cuatro vientos su sentimiento. Porque sé que Ernesto me amaba. En la noche, cuando nos apare
uestros padres, debíamos de llegar a la pelea clandestina. Sea lo que sea, voy de zapatos bajitos. No sea y ocurra como en las película
nes
élic
ue había deseado desnudarme ante él, no era así como quería que sucedieran las cosas. Él sin c
«¿Es lo único en lo que pienso?» No tenía idea del tiempo transcurrido, solo nos mirábamo
a bañ
mos de
e lo normal. Me cubrí el rostro con las manos, para luego echarme a reír. ¿Quién dijo miedo? Esto no fue
.***.
ex
nica. Los dos vivimos en el mismo edificio, cada uno en su apartamento; desde muy joven he sido muy
eleas. Aquí solo teníamos el gimnasio y las oficinas de nuestro negocio ilícito. Nos gustaba mucho entrenar para ma
a personal; en fin, el lugar era nuestro espacio personal. Ya tenía la dirección
nes extremas. Una vez la lleves, mi hermana buscará el modo de seguir asistiendo. Ten presente eso,
la llevaría. Podría ser una escoria para algunas mujeres. Peor mi palabra era mi ley. -Fui en busca
apa. Bue
ampeón» -sonreí
irección, pero c
Cu
ra y ú
iero ver
as once de la no
est
da, fue por sus guantes y ropa de entrenamiento. Pocos minutos después estaba ante una de las bolsas de box
n los hombres. Esa era la única explicación viable, él temía salir del closet ante nosotros por miedo a ser juzgado. Nada
Andrade era nuestro amigo y lo respetaremos. Y lo apoyaríamos ante las reacciones de la familia que eran muy conservadoras y
á tod
asará con el tiempo, y obligándome
que hablar con Samuel, él parece no decir
.***.
ía
ez Alexey envió la dirección en el chat. Se las pasé a mis amigas; al grupo de solteras, p
de los que le gustaba usar. Hizo señas con un toque en su mochila donde llevaba su ropa. No podíamos despert
ara decirles a nuestros papás sin levantar sospechas. Y al saber que estábamos en una de las ca
n tengo la
apá, no nos
esto: nos llamará al fijo de la casa para constatar si nos e
o a Gaby para convencer a Eulis
metiendo mi perfume de
iero a alguien así para mi vida, habían pasado más de veinticinco años y él la seguía mirando como si fuera su todo. Podían habl
nos v
e papá, yo esperé a mamá hasta que se
on juicio, sabemos que son mayor
do. Hace mucho no hacíamos una pijamada y
lieron de viaje por unos
amaba mucho, porque llegamos a una familia increíble. Mis padres jamás han hecho una difere
sentó atrás. La casa de Gaby no quedaba muy lejos de la nuestra a unos quince minutos. Algunas de n
nicial, este tipo de demostraciones nos sanaban y fortalecían
me dañen la sorpresa, ella no lo sabe. Además, Maju le está organizando una fiesta en Melgar
, p
ón de Emmanuel, él se instalará en la
amarg
enigma. Lo único cierto en todo su mundo era ese amor que nos pr
gorreros a su lado. -Nos echamos a reír los tres-. ¿Les queda claro? Nada de traer hombres a la casa. P