ar el recuerdo del incómodo encuentro. Bailé con mi hermana Alejandra y Alicia, reí con las bromas de Eduardo y Martín, y me dejé llevar por el ambiente festivo. Sin embargo, incluso en medio de la
s verdes me perseguían en mis sueños, su aroma a vainilla flotaba en el aire que respiraba. Me sentía... embrujado. Era una sensación extraña, como si una fuerza invisible me atara a ese recuerdo, a esa desconocida. A veces, mientras
. Aceptamos con gusto, pensando que un cambio de ambiente nos vendría bien a todos. Al llegar, nos ubicaron en una m
ía haciendo? ¿Seguiría pensando en mí con el mismo rencor? Intenté concentrarme en la
ces,
bios. Era ella. La desconocida de la playa. Sus ojos verdes brillaron por un instante al verme, pe
ica, sin dirigirnos apenas la palabra y evitando a toda costa mi mirada. Sentí la tensión en el am
os con sorpresa y codeó a mi hermana Alejandra y luego a Eduardo, que estaban conver
con los ojos fijos en la mes
es cambiaron a una mezcla de sorpresa e incredulidad. Martín, al ver sus reacci
uró Alejandra, con l
playa! -exclamó E
un gesto para qu
azón latiéndome con fuerza. No quería que mis padres se enteraran del al
rsando sobre sus planes para la tarde. Sin embargo, la tensión se había intensificado. Ah
a mesa con un golpe seco, casi derramando mi limonada, y me miró fijamente durante un segundo, con una expresión
sangre, se levantó de la mesa. Justo en ese momento, mi madre, que había estado observando
ue solo está teniendo un mal día. Con dejarle
isa forzada, pero su mira
de eso. Voy a hablar
la noche anterior. Alicia me lanzó una mirada que me decía claramente que no quería que nadie se metiera. E
unto a mí con una bandeja llena de bebidas, tropezó "accidentalmente" y derramó el contenido de mi vaso de limon
-exclamó, con una sonrisa
i hermana Alejandra me miró con preocupación, mientras que Eduardo y Martín intercambiab
o restarle importancia al asunto, au
me heló la sangre. La mesera, la chica de la playa, estaba discutiendo acaloradamente con un hombre en una esquina oscura. El hombre la agarró del brazo con fuerza, y ella intentaba zafarse. Por un inst
ajar más tarde, así que decidí adelantarme. Para mi sorpresa, la vi allí, trabajando como si nada hubiera pasado. Estaba atendiendo mesas con una sonrisa amable, como si la noche anterior no hubiera existido. Me extrañó no haberla visto ant
nrisa amable se desvaneció al verme, reemplazada
ijo con un tono
igerar el ambiente-. Creí que no te volvería a ver nunca más. Por favor,
su rostro, aunque intentó dis
ramando cosas "accidentalmente" -respondió con
e su comentario. Estaba claro que
a calma-. Lo de hace unos días fue
-. Un accidente que involucró tocamientos inapr
Y la bofetada... bueno, eso fue una r
es brillaron
mía, ¿no? -preguntó, con
éndome cada vez más frustrado-. Solo di
ste -me interrumpió, con un tono de voz más ele
entando evitar u
en otro momento -susurré-.
ó una ris
omento? ¿Cuándo me vuelvas
o al mismo tiempo me sentía culpable por lo que había pasado. Justo en ese momento, como enviados del c
-exclamó Martín, con s
, se dejó caer en l
uy temprano. Mala idea la de i
nsión entre la mesera
eguntó, mirando a la chic
con sarcasmo, sin apart
gió una sonrisa forzada, int