ndo su correo mientras tomaba un café negro sin azúcar. Su apartamento en la zona más exclusiva de la c
esposa, cinco años atrás, Andrés se había refugiado en el trabajo, usando sus largas jornadas como escudo contra el dol
ntos. Andrés levantó la vista y vio a Lucas de pie en la entra
-dijo Andrés, esbozand
ra en su tazón de cereal. Andrés suspiró. Sabía que su hijo estaba pasando por un momento difícil. La últi
rés, intentando sonar animado-. Su no
confianza en sus ojos. No lo culpaba. Habían pasado por tantas niñera
encontró con una joven de unos veintisiete años, de sonrisa amable y ojos cálidos. Mariana no tenía el porte rígido de las ni
rlo -dijo ella con voz firme, pero
él, haciéndose a un lado pa
reción. Cuando su mirada se posó en Lucas, s
a, L
no pareció desanimarse. En lugar de insistir, dejó
de papel perfectamente doblado-. ¿Sabías que los aviones de
rpadeó,
ver
podemos probar de
observando la escena en silencio, sintió algo removerse dentro de él. Mariana tenía algo especial
niéndose-. Te mostraré la casa y
Había algo en su presencia que llenaba el espacio de una manera diferente.