uro, cruzando paisajes que se desdibujaban en la oscuridad de la noche. A su lado, Alejandro pare
da kilómetro recorrido. Sin embargo, un pensamiento persistente comenzó a rondar en su mente: su padre. Su imposición, s
ndo descubriera q
ue nadie. Sabía cómo pensaba. Y aunque se le ocurrían mil formas en que podría
estaba perdida para s
en este mundo. El viejo Alarcón era un hombre de poder, pero también de orgullo. Un hombre que controlaba todo a su alrededor, pero que temía la humillación. ¿Qué pasaría si su hija ya no era u
nguir la determinación en sus ojos. No había titubeo, no había duda en él. Pero Elena no estaba tan segura. En su mente, la ún
un gesto que pudo haber pasado por casualidad, lo hizo det
ntó, su voz cargad
ía cómo las palabras pesaban en su pecho, como una roca dispues
or-. Si quiero que mi padre me deje en paz, necesito que sepa que ya no so
con una mezcla de c
, pero Elena pudo ver en sus oj
ntió len
quiere casarme con un hombre poderoso. Si me ve como algo que ya no puede controlar
se suavizó, pero tamb
o que lo hagas.
a las riendas con fuerza, su mente enloquecida
libre, tengo que perderlo todo. Y eso incluye la idea que mi
a había esperado que llegara a este punto. No quería que ella tuviera que hacer este sacrificio, pero
ndro finalmente asintió, compr
Pero esto no cambiará lo que siento por ti, Elena. Yo no soy como él. Nunca te veré como al
zó a crecer. Quizás no podía escapar sin perder parte de sí mi
u sacrificio final. Cuando terminó, los dos quedaron juntos en silencio, con el conocimiento de que su
ba. La vida no siempre era justa, pero al menos, ahora tendría algo que
ma, que sus decisiones importaban. Sin embargo, no podía escapar de una realidad: su padre inevitablemente sabría lo que había hecho. Cuando la noticia llegara a su oído
que había intimidado a todos los hombres y mujeres de su círculo, era la misma que había sido capaz de hacer que su madre se sometiera a su voluntad sin cuestionar. Para él, el poder
ue lo había hecho con Alejandro, su primo, un hombre que nunca habría considerado apropiado para ella, mucho menos para su futuro. El viejo Alarcón siempre había visto a Elena
equeño refugio en las afueras de un pueblo, sin hacer mucho ruido para evitar levantar sospechas. Había pasado más de un día desde
untó Elena, su voz temblando ligeramente m
observaba con un aire grave, su rostr
porta es que estamos juntos. Y eso es lo único que
la sombra de su padre. Sabía que, al final, él no permitiría que ella se escapara sin consecuencias. Había veces en las que sentía que las reglas de
estaba sentado en su despacho, rodeado de papeles y documentos relacionados con negocios, cuando la figura de su mayo
aparecido -informó con una voz grave, co
Alejandro, un hombre de sangre igual que la suya, pero aún así el último que había imaginado que ella elegiría. Su hija había
la con un rápido movimiento,
umillación comenzaron a apoderarse de él-. ¡Busca a mi hija, ahora mismo! No des
etados, cada músculo de su cuerpo tenso por la furia. La hija que había educado para ser la pieza más valiosa en su red de poder, se había escapado. Pero no solo
incipales y procurando que su huida fuera lo más discreta posible. La idea de ser descubie
l sonido de pasos que se acercaban. El temor la invadió, y sus o
surró, sentándo
abían improvisado su descanso, con el rost
-dijo con voz baj
rara. Unos minutos después, el sonido de los cascos de caballos comenzó a reso
ambos sabían que el momento de enfrentarse a las consecuencias de su huida había