hl
iéndome por las escaleras del sótano. "So
y lo miro por encima del hombro
ima vez seré yo el
uelta para abrazarlo mientras me voy y le digo: "Si quieres que eso sea verdad, será me
yo le saco la lengua mientras
ta lu
viaré un mensaje de texto la pró
que lo hagas
detrás de sí y yo me dirijo a través de su
ana, pero antes de poder llegar lejos, me detengo. Ha
gos duros y marcados. Tiene el pelo negro azabache y está cuidadosamente peinado, y es bien formado; toda su ropa
e adorables rizos castaños y lindas mejillas redondas, qu
le molestó, pero va
iene dificultades para calmarlo. Cuando me acerco, le murmura alg
ras miradas se cruzan. Es solo una mirada fugaz y pasajera. Él vuelve
que me dejó petrificada en la acera. Ni siquiera
ño. Empiezo a hurgar en mi bolso en busca de mi arma secreta y la siento junto a las
enen cuellos y colas largas, diminuto, del tamaño de la palma de mi mano. Se
este chico?"
con los ojos rojos y aún co
amigo -le explico-
ojos con el dorso de la mano
urio hacia mí y miro su c
ara que el dinosaurio se mueva. Pongo una voz profunda y
un momento sus lágrimas. Ése e
el dinosaurio a Oliver, con la voz quebrada porque yo forzo demasiado mis cue
o se convierte en
ue son amigos y él está tan apegado a ti, pr
adiante. "¡
idar de é
nosaurio. En cuanto lo suelto, lo abraza contra su
a directamente a los ojos y se me corta la respiración cuando me mira a l
ebe nada, ni nada, solo por ser amable con su hijo. Así que no digo n
mi camino cuando él me tien
per