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Historia

Capítulo 5 La fortaleza de los lazos

Palabras:1124    |    Actualizado en: 29/01/2025

como un eco persistente. La voz de su hermana sonaba calmada, pero era una calma tensa, una máscara bajo la cual Zoraida podía percibir el peso de emociones cont

tada en su pequeño apartamento en Nueva York, con las manos entrelazadas y los ojos perdidos en algún punto del vac

-dijo Zoraida

a Dana, intentando sonar fuerte,

o no -replicó Zoraida con firm

rk esa misma noche. Sabía que Dana necesitaba apoyo, y

salón cuando Adán tocó la puerta de Zoraida. Era temprano, pero él siempre había sido puntual. Vestía una c

n con una sonrisa suave mientras en

ía una camisa beige y jeans cómodos, acompañados de una bufanda marrón que le había tejido su madre

r matutino. El sonido del motor y el murmullo lejano del tráfico llenaban el aire. Zoraida miraba por l

-preguntó Adán, ro

ando la vea. Esto ha sido muy duro para ella. Pero también estoy emocionada.

nte mientras el semáforo estaba en rojo. Su g

reíble. Dana tiene mu

rla con su maleta. Había un silencio cargado de emociones entre ellos. A

sintiendo el calor de su cuerpo

uera -dijo ella, mirándolo a

respondió Adán con suavidad-

omesas silenciosas. Aunque se separarían por

tras el avión descendía sobre Nueva York. Las luces de la ciudad brillaban como estrellas atra

pero bien cuidado, con una fachada de ladrillos rojos que hablaba de historias pasadas. Cuando Zoraida

Su cabello estaba recogido en un moño descuidado, y aunqu

-dijo Dana, envolviendo a Zorai

ría? Esto lo enf

ue daban un toque de vida al espacio. Esa noche, ambas hermanas se sentaron en el sofá, compartiendo historias, ris

equeña mesa de la cocina. La luz del sol se filtraba por la ventana, llenando la habitación de un respla

contarte -dijo, su vo

ejando a un lado su cuchar

blemente nerviosa. Sus dedos

ra. Está espe

sando la información. Luego, como si un torrente de

involucrada con Mateo? -Su voz se al

ente. -Sí. Y... los

ando contra el suelo. Su pecho subía y bajaba rápid

Mateo? ¿Qué demonios estaba pensando? -exclamó, caminando de un

ndose pequeña bajo la intensida

-dijo con voz temblorosa-. Pero necesito q

ó los ojos un momento y luego volvió a mirar a Dana. Su expresión

as por decírmelo. No voy a permitir que esta sit

tormenta de emociones de Zoraida era parte de lo que las hacía tan cercanas: s

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