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Historia
Yo soy mía (Saga No soy de nadie)

Yo soy mía (Saga No soy de nadie)

Autor: Liz Por
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Capítulo 1 A punta de pistola

Palabras:1078    |    Actualizado en: 04/05/2024

z. Digo aparentemente porque siempre andamos vigilando por enc

raza. Su esposo Amhed siempre está pendiente de

razón se ha vuelto de piedra. Yo

s, tía Basima?

e a la realidad. Estos momentos con m

ío mientras me le acerco muy len

nos va el tiempo. Los guardias que nos observan deben p

atiempos preferidos. Aunque Jasman sabe que no es cierto, siempre me sigue el juego,

merosa de que mis pesadillas m

ostiene a mi sobrino por los aires. Con una de sus enormes manos tapa la b

pada en la garganta. Aunque lograse gritar, dudo que los

miro? -pregunta el hombre, que s

Me recuerdan a aquellos malhechores qu

ertidas, Pedro -responde el otr

unque hemos abandonado Arabia y sus costumbres para instalarnos por complet

dicho justo lo mismo que yo había pensado.- Vamos a arrancarle su tanto tra

n. Se clavan en su en

ás, tratando de alejarme, pero pierdo el equilibrio y caigo sobre el

re mí y se abre paso

brazos. En vano me revuelvo como fiera en celo. Su cuerpo

más. Lo peor es que ser

ada a la entrepierna del hombre y logro hacerle a un lado. A toda velocidad, me tiro al suelo y corro hacia el bandid

.- Es solo un niño pequeño. Hazlo

l suelo y se aferra a mi cintura. Me aprieta con

rra! -afirma con furia-. Haré conti

de mi sobrino y yo asiento sin protestar. Temo

ar hacia el banco. Que esos bandidos hagan de m

ue sujeta mi muñeca. Es alto, erguido y se mu

iotas? -gruñe é

la chica. ¿No se puede? -mascull

n siquiera mirarme-. Tenemos una misión y hay que c

e ya no siento tanto miedo. Al pare

iero agradecerle, pero antes de qu

s el niño. ¡Ma

ía serles útil. Si vivo, el niño será más fácil de manejar. Pr

o lo demuestro. Por amor a J

l tercero de ellos, esp

-afirma Ramiro-. De ese modo, la

es! El jefe pidió que le llevásemo

lor para cumplir la orden. Pasa un segundo, dos, tres

el tercer hombre-. Será co

o. Por un instante, pienso que me defenderá, pero no duda

ejo! -Repite el

pa los ojos

dillas! -me o

a llegado mi hora de morir, l

Jamás me arrodillaré d

ca aún más el

las pulgas esas que tienes, pero lo ha ordenado Gustavo y las órd

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