s a la empresa. Entramos en el ascensor y cuando se cerraba oí que a
a preparado para ese momento. Henr
llamativo perfume pronto se apode
rdes, sonríe haciéndome respirar
ernidad, llegamos a nuestro piso. Se fue a su habitación y yo seguí babeando como loca. ─ Déjame li
─ Se echa a reír, dejándome un poco avergonzado. ─ Creo que es mejor q
ra tener un dios griego como je
entarios sobre su belleza y he visto algunas fotos en internet, pero en persona se ve más guapo, como un ve
, analizando unos papeles. Me rasco
frente a su escritorio. ─ Voy directo al grano. Sé que es un poco tarde, pero estaba revisando tu carpeta,
o con recelo, ¿qué puede ser tan mal
e de esta conversación, ¿qué diferencia hay en mi trabajo si tengo una hija? No me pagan ningún benefcio
a con una ceja arqueada. ─ Estas situaciones son imposibles de predecir, señor Henry. No puedo garantizar que nunca los decepcionaré, espe
a algún defecto, juzgarme solo por ser madre es sumamente ridículo y se
puede ayudar en estas situaciones.
No necesitas continuar con tu trabajo, ya que todavía estás bajo el contrato de prueba, quiero que vay
de despedirme por ser madre. ─ Déjame ver si lo entiendo. ¿Me estás despidiendo simplemente porque te
que quiero. ─ Se levanta y camina hacia el enorme ventanal de cristal. ─
que acabo de escuchar. ─ En el siglo XXI, estás juzgando a una mujer sólo porque tiene un hijo. No voy a
presión seria. ─ Hijo de hacha. Esa es la única razón por la que ere
u habitación. Tan pronto como se cierra la puerta, dejo que las lágrimas mojen mi rostro, no podría estar
rla. Pero se trata de situaciones de emergencia que no se repiten. Ent
sonrisa al ver el desastre en el que quedó mi maquillaje. ─ ¿Qué? ¿Qué quieres decir con despedido? ─ Eso e
No puede despedirte por ese motivo, es incluso ilegal. ¿Puedo demanda
ngún riesgo. No lo pensó dos veces antes de juzgarme. Seamos sinceros, en el mes que llevo aquí ¿cuántas v
iempre hacía lo posible e imposibl
trabajo. Me levanto todos los días a las cinco de la mañana, llego a casa a las siete de la noche y apenas
puede despedirlo sin más, hablaré con mi jefe, tal vez pueda cambiar de opinión. ─ Creo que es muy difícil, pero no está de más intentarlo.
volvió a su habitación. Ag