entro del Bos
ailes, se podía distinguir el gem
e la hermandad de asesinos Dragón. La he
quier misión o morir en el intento. Así era la determinación de cada uno de ellos. Así era la determinac
nte masculina era ella a quien
era su maldición. Muy pronto conoció el dolor de vivir b
ronunciadas, senos llamativos y la sensualidad de sus labios y la mirada inocent
res delante de ella y fué abandonada a su suerte. El rostro de aquel hombre no se le olvidaría jamás. N
s adoptarla y criarla. Se convirtió en la única excepción de la regla de "solo hombres"
señanza a la primera y las adaptaba a su frágil c
Todo, absolutamente todo se convertía en un mensaje de muerte,
clarse entre las personas y pasar desapercibida. Aprendió todos los
la muerte para sus objetivos y disfrutaba de la venganza. Disfrutaba de ir uno por uno tras
comía. Había comprado un sirviente; más bien una e
as fuerzas que perdía debido a la parálisis, le hizo sentir la ex
lentamente, disfrutaba ver a aquel hombre intentando grit
la lanza sal
cho, no escapo de la cacería que ella misma había provocado.
flecha le impidió caminar. Otra más le imposibilitó engendrar hi
cortó donde la tercera flecha había
inal los conocimientos que tenía dieron resultado. Durante la pelea hubo
anecía tomó su espada y le hizo aprender que se siente ser obligado a
ntre nosotros. Se adentró en la enorme casa volviéndose una con las som
n y lo encontró durmiendo placenteramente. Una esclava a su lado; aun
14 años cuando fue violada repetidas veces, sus padre
creían dueños del mundo. Su dolor esta noche, es la marca en
na- dijo quien había terminado
acia el cielo mientras un hombre sin manos, sin pies y amor