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Historia

Capítulo 5 Entre papiros y cuchillos - Parte I

Palabras:1156    |    Actualizado en: 27/04/2025

uros del palacio. Valeria despertó al sonido del agua que caía desde la fuente central de su habitación, acompañad

untó Valeria, con l

ven sin dejar de mover sus manos-. Para

ano: más firme, más alto, decorado con cabezas de león talladas en los e

tumbrarme a much

a so

. Pero puede abrir sus brazo

nestidad sin adornos. En Roma, muchas doncellas la habrían co

*

una sesión, pero Asim había hecho una excepción, como gesto de cortesía diplomática. O, quizás,

ca romana, pero con detalles egipcios en el bordado. El cabello trenzado, con pequeñas cuentas de oro

a y sobriedad. Asim apenas asintió. Desde su asiento en el trono sec

ció el visir Haamon con voz solemne-. I

o. Algunos inclinaban apenas la cabeza; otros ni eso. Valeria los saludó a todos con un

enor que amenazaba los cultivos de cebada en las riberas del delta. Valeria no comprendía todos los términos, pero anotaba mental

o de los generale

n cómodos con la presencia de extranjeros en la corte. Las murall

alusión era clara. Valeria sintió una corriente

ceja, sin pe

na. Lo entiendo. Pero recuerde: incluso el escar

n momento, no por sumisión, sino para controlar la risa que le subí

*

nes, Sitra le entregó un p

on en tus

tenía firma. Solo una advertencia es

la arena. Vuelve a Roma antes de que

sobre su hombro,

é ha

el mismo hilo que lo sujetaba y lo arrojó a la f

íces. No vine

sabía qué contenía el mensaje, pero había visto el gesto. Y aunque aún no c

*

interior. Allí, donde los lotos brotaban como estrellas flotantes y las estatuas de dioses velaban el silencio, encontraba algo de resp

uvo. Frente a ella, rodeada por dos sacerdotisas y un par de si

collar ancho de lapislázuli, y su piel, como esculpida en ámbar, brillaba a la luz del crepúsculo. Caminaba con

inclinó c

de Egipto..

felinos, oscuros, sin parpadear. No hablaba con prisa.

gís el asombro que te provoca

ó la vista

ede ocultar, señora. Sería una

i asinti

, no es lo mismo adm

s, y luego la reina madre extendió una mano

r. Juegos, música, perfumes, danzas. Entre risas, se dicen verdad

caba: una prueba. Una invitación disfrazada de cortesía,

más profunda-. Me honra conocer mejor a quien pro

rtiti se curvaron

s. Pero las mujeres, Valeria..

ento mismo la empujara. Valeria quedó unos segundos en silencio, sin

se le

Ir

ojos del camino que

da palabra conmigo... como un

*

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