co, pero no cumpliré la segunda regla que me interpusiste antes de entrar a esta casa en relación con tu madre, no iba a pe
si con ello pretendiera advertirme que me e
fendiera de su novia - ¿Estás bromeando? ¿De verdad quieres meter a esta salvaje a la casa? ¡M
er siguiera quejándose,
o para cumplir con el deseo de muerte de mi abuelo, y punto final. No hay más discusión. Ustedes dos, aprenderán a llevarse bien, de lo contrario, tendré
lia que se hacía cargo de ella y que, por tanto, ella no podía darse el lujo de
o nunca se puede hablar -
ubir las escaleras, esta vez, resonando con más fuerza
e solamente estoy haciéndote un favor. ¿Entendiste? - él asintió, solamente me miraba fijamente, como si estuviera analizando la situación
n, Federico me tomó del brazo, y por culpa de mi reacción, terminé cayendo de espa
osa con su contacto, sus brazos eran fuertes, y estaban tratándome con delicadeza, así como si fuera un
arecían dos bellas perlas preciosas d
culpa - dijo él, sin intencione
yo tampoco desea
de la cuenta - traté de evadir mis ner
asi
varé de compras, no será necesario que regreses por tu ropa a tu antigua casa si no qui
en
de allí, decidí seguirlo para que me
fecta para una princesa de cuento de hadas, se parecía a la habitación de la cenicienta cuando se casa con
a mí, como todo un caballero, me encontré con una
saltaban su elegancia. Un enorme ventanal, enmarcado por cortinas de terciopelo azul
on dosel de madera talla
hilos dorados, y el dosel estaba adornado con finas gasas traslúcid
cristal que emitía un resplandor cálido y acogedor. Frente a la cama, una chimenea de m
estaba diseñado para
bandeja de porcelana y una tetera de plata. El suelo, cubierto por una alfomb
soñaría despertar cada mañana. Pero, aunque todo parecí
tenía la bibli
e los clásicos porque su tapa era dura y firme, no
quitarle la mirada al lugar, estaba tan impresionad
scarte otra, al fin que hay muchas habitaciones, alguna de ellas te po
a cabeza cu
siento demasiado cómoda aquí, no te preocupes. No hay que buscar más hab
pondió mi
traerte algo de mi ropa para que puedas dorm
en
s con él, digo, iba a ser mi espos
onas dentro, estaba abierto en ese momento, en esa zona donde se encontraba ubicada la mansión, no sucedería nada fuera de lo común por d
y lo descubrí mirándome con atención. Esa mirada sí me puso nerviosa, y
cómodo para ti - dijo
ias - sonreí