e presagio en este lugar que se torna de mil colores según quien eres. Sin embargo, lo que
que había perdido Sal durante su primer día fue el detonante que trajo consigo a este ser. No se podía ver por ningún lado y no había hecho ni un solo movimiento durante lo
creer si se tomara en cuenta que este contaba con una altura de unos dos metros y medio sumando que también no era alguien que fuera para nada gordo. No había ni una deformidad que
ba aburriendo, era el único momento en que realmente podría estar a salvo del mismo. Lo que no se espera Sal, es
por algo curioso, el sueño le empezó a ganar después de terminar de comer las
a helar, un frío aire fue lo que soplo y el congelar todo el sitio no sería para nada una exageración. El propio infierno podría volverse realidad para este lugar en el cual no debería de quedarse para nada, en este paraíso para él no era
arco de sangre que era el símbolo de haber estado ahí. Esto podría ser algo más que eso, puesto que este llegó a ver un árbol que sentía que era aquel cerezo y, con un arrebato de irá, empezó a golpearlo con todas sus fuerzas una y otra vez, el árbol empezó a b
verlo de un lado a otro tratando de botarlo sin ningún pensamiento o razón que lo
gresara en sí para darse cuenta de que ya no estaba a salvo en este lugar. Estando todo en oscuridad, no podía disting
e sintió en su mano un liquido que al acercarla pudo notar que en realidad era algo negro con lo
en mente. Por más que corriera, escuchaba como aquellos chillidos se volvían más y más fuerte y que en realidad lo estaban buscando a él, hasta que en un momento uno de
ma vez, siguió corriendo sin ver para nada atrás. El lugar estaba lleno de obstáculos puesto que toda la vegetación era demasiada y le ralentizaba el paso, además que algunas ramas le habían rasp
ba a levantarse, por un breve momento pudo notar el lugar donde había esta
podrido y rancidez, y unas flores que empezaron a salir de ahí, que parecían tan bello en este lugar, de pronto empezó a salir de ellas un liquido rojo y al tocar el suelo empezó a marchitar todo lo que e
nte y empezó a correr hacía otro lado en el momento en que vio un animal acercarse a este lugar y luego salir un completo sonido tan desgarrador hasta convertirse en nada más que un charco de sangre, del cual las flores se acercaron y lo empezaron a beber sin nada. Mientras otro qu
alía nada ahora, sin embargo, eso no era importante en este momento. De esta manera continuó hasta que ya no escuchó aquellos chillidos que lo seguían y en realidad ahora se encontraba en