-¿Estaba
mi
Sentí pena por Alexandra, un sentimiento que odio, pero lo sentí, pues ese hombre era el típico abusivo y ella había estado a su merced por mucho tiempo. La invitación a la fiesta llegó en un sobre lacrado, un evento impor
debemos comportarnos como una pareja cas
sario que
Así que vendrás conmigo y te har
, Dam
te es uno de los tantos sacrificios que tendrás que hacer. O puedes
que pueda para que todo salg
, era imposible no admirarla. A medida que avanzábamos por el salón, nos encontramos con muchas caras conocidas y algunos desconocidos. De repente, vi una cara familiar entre la mu
presa verte aquí! -
o creer que estemos en la misma fi
la etiqueta, por lo tanto, me llamó mucho la atención de que estuviera allí -¿Cóm
rovechar, cada moneda cuenta para la cruzada que estamos haciendo. Así que trataré de vaciarle los bols
a -Dije colocando mi mano en
nardo -le dijo ella extendie
só, algo que me pareció tan cursi, que hasta me molestó. -¡Qué calladita te tenía! De haber s
o había nada entre nosotros, sentí una punzada de molestia cada vez que alguien se acercaba demasiado a ella o le dirigía una mirada intensa. Leonardo, con su natural encanto, no fue una excepción. Parecía fas
eonardo le estaba contando sobre sus aventuras en Etiopía, Haití, Zam
oy muy buena bailarin
petición -le inq
ando raro -me dijo mientras íbamos
bailar -le respondí
miradas y de las conversaciones coquetas. Al principio, Alexandra estaba rígida, cl
ailar, estuviera de
a, solo que no me g
que te importara tanto -respondió
s solo que... no quiero que piens
oso, Damiano? -me pregu
egiendo nuestra farsa -traté de sona
y cuando remojó sus labios, no lo pensé y acerqué mi rostro al suyo para besarla. Al principio, fue un beso torpe, pero rápidamente se convirtió en algo más profundo. No sabía qué estaba haciendo, solo sab
qué me pasó -me di
s fingiendo, ¿recuer
-Esto me había con
. Habíamos cruzado una línea. Al acabar la canción, la acom
pregunté, mirándome al espejo, mientras remojaba mi
rando hacia afuera, evitando cualquier contacto visual entre ambos. A subir las escaleras para dirigirnos cada uno a nuestro dormitorio, qué cabe decir,
susurro que pareció más
u cuerpo, de una manera muy invasiva. La di vuelta haciendo que quedara espaldas a mí y
sentir su humedad en mi mano aún sobre su braga -nun
piedra...
citado y deseoso de explorar su cuerpo, decidí que lo mejor era que esto quedara allí y no pasara mayores. Por lo que me separé, me di vuelta y me interné