de la mañana y estaba cansado de dar vueltas en la cama, por lo que decidió salir a correr por El Retiro. En

adera negra, encendió el iPod y seleccionó

pesar del sosiego le era imposible quitarse de la cabeza el gusto de aquellos labios. Tal y como decía la canción q

rededor y, cuando sus ojos divisaron una melena pelirroja, su corazón

só mientras sus pies comen

ómo un chico rubio y algo más alto que ella llegaba a su lado y la abrazaba en un gesto lleno de cariño. Ambos se cogieron de l

es de determinado color y encima usando ese pronombre posesivo. Será preferible que te centres o perderás la cabeza».

medor, Diego -que estaba desayu

o estoy de saber dón

n cara de arrepentimiento-. Me vine a casa,

e su amigo había preparado. La mordisqueó sin ga

da, ¿te sentiste incómoda antes o

le produjo. No cabía duda de que todos se percataron de l

a mirarla a los ojos-. No digas tonterías, me conoce

intención molestarla, pero los comentarios que tuvo que e

ada. Seguro que hoy nadie se acu

para conseguir que ella se re

es el doct

ente es insuperable. Es un tipo muy particular: adicto al trabajo,

a existía otro hombre, al menos así le pareció por la forma de mirarla al bailar con ella. S

ella no reaccionaba, insistió-: Diana

nta de cómo su amigo la miraba-, m

rdad que no tienes

che está olvidado y espe

rostro. Con Rodri sería difícil que e

smo turno, así que prepárate

afetería. Se había levantado con dolor de cabeza. Esa noche, después de que Santi s

r comenzaba a convertirse en una obsesión. Cada día que pasaba sentía una atracción más loca por ella; pero

r ella entró Santi con

s dormido bien -afirmó el doct

es se dedicó a observarlo: su rostro vaticinaba que su noche había sido, inc

n intento de quitar toda huella de cansan

casi nos acabamos bebiendo el agua del inodoro. Además, ¿sa

de peligro con su ros

dónde se mete. Su herma

se los interrumpió. Tras ella

ue sus ojos chocaron con los de Santi y cambió su registro por completo-. A ti te quería ver, anguila escurridiza. ¿Se puede

uella pregunta y, después, sol

, no es el momento.

arse o romper sin que me entere primero. -Los aspavientos con sus brazos cesaron tras decir aquello y con un gesto, como de que recordaba algo olvidado,

dejando a Julián y Santi

noces, él es Rodr

carcajada y se ol

ra y antes debo conocer a la nueva enfermera de planta. -Julián se l

enfermera. Me quedo un poco má

ñana tenía una reunión de suma importancia y no quería tener que volver después al h

eguntó Cristina

a, adelante -or

trabajo, tu secretaría me ha a

y problema, siént

lado de la mesa. Aquel despacho era un lugar moderno al igua

co no era muy destacable; sin embargo, su presencia u

e me enterara de tu gran secreto. Si sale a la luz tú estará

e de que, cuando aceptó la propuesta de aquel tratamiento alternativo y clandestino, se jugaba el puesto. Pero era demasiado dinero el que estaba en juego y necesitaba

gar? -quiso saber mol

ero que me ayudes a qu

casionó quedó reflejada en el ros

Sabes que mi relación con Santi, desde la mue

envías juntos a alguna convención: un bonito

gura de sí misma que no aceptaba un no por respuesta. Estaba convencida

meto que organizaré algo -le dio su palabra con el propósi

onerlo al tanto de las exigencias de esta y analizar qué podían hacer al res

ta con coquetería al entrar en e

ta. Te veo radia

ida mirada antes de presentarle a la mujer que tení

. Ella es tu nueva e

n de aquella pelirroja, estaba seguro de que era l

o y sin poder dejar de titubear. Aque

ocedimientos a la perfección - indicó sin dejar de mirarlo. Después, dirigiéndose a la pelirroja, se despidió al abrirse el as

y un largo silencio se instaló

é en mi mesa y, por supuesto, cada mañana debes traerme una caja de Donuts recién hechos. -Diana asintió y tomó nota mental de aquello cuando

y era una suerte que fuera Julián con quien empezara su incorporación a la plantilla del hosp

, la auxiliar de planta, hizo que todo fuera mucho más relajado. Después de cambiarse salió dispuesta

ando el olor intenso de su aroma, acompañado del sonid

uién eras ni que tenías novio. Esp

que lo veía con la bata puesta y estaba guapísimo. Per

ber Santiago obser

controlar el tono de su voz-. No, vaya us

quitó la vista de encima hasta que las puertas del ascensor se cerraban y un pensamiento invadió