erta de la cueva se fue quedando cada vez más cubierta pero no era como algo que les importara mucho a los dos l

to, pero era extraño el comportamiento de White, sobre todo porque ahora estaba acostado como una bo

ran mal. Suspiró y se recostó bajando la cabeza y cerrando los ojos. Era mejor no darle t

*

el cuerpo peludo del lobo la niña pudo abrir sus ojos y dar las gracias por no haber muerto congelada. Ella se removi

l alzando su cabeza y lamiendo la mejilla de el

cción que ningún humano en su sano juicio haría, pero esta pequeña cacho

licada que podría acabar con ella en segundos, más no era la intención que tenía, más bien olía muy bien y le tr

ras estab

ando una posición más fetal para después seguir durmie

fue el primero en levantarse y aunque sonrió que su alfa también estaba despierta por el sonido de su

s ya movernos. Hay que llevarla primero de regre

salió de la cu

tener que separarse de ella no le gustó mucho, hizo que su pecho se apretase. En otra situación pensaría que fuera s

s hormonas podrían estar jugándole una mala pasada. Aun así lamió la mejilla de la niña durmiente y se e

*

e no había viento. La tormenta había cesado por completo. Sky miraba de reojo a la niña que iba sentada sobre el lo

alardear de hablar montado encima de un lobo aun cuando soportar el peso de ello era fácil dada la

ostro hacia él y le sonrió.

dientes pequeños- me recuerdas e

ado. Vaya poeta le había salido la niña y escuchó

costó su mejilla contra su cuello y apretó su manita libre contra e

ar?- preguntó de

car, pero White lo miró de

l lobo lo que lo hizo gruñir. La pequeña humana estaba saca

que es coquet

e el problema a su alfa, después de to

lencio algunos segundo

beta no pudo evitar soltar un gemido. Er

o. Era una niña y

l pelaje del lobo. White se sintió inesperadamente decepcionado al no recibir respuesta. S

z y sus mejillas más rojas cuando alzó l

ió a esconder su rostro y el bufó pero quedánd

s dos el pequeño camino de rocas que llevaría de regreso a la ni