rrog
ndola en el techo de lo que parece ser una cárcel oscura y húmeda. Sus brazos y espalda duelen dado que sus pies no llegan al piso y s
_ dice Nice de
ara soltarme inútilmente. Esto no es un buen panorama y solo
esperan que su familia pague por ella, eso tampoco podría pasar. Su familia es tan pobre como ella. Solo tienen lo que ganan en
lamativo en su rostro ni en su aspecto en general. Es una chica c
ella. Lo único que pueden tomar de ella son sus órganos. Es trágico que en sus 23 años de vida sol
que esa no sea l
de sus sobrios pensamientos, intenta ver a l
aquí?_ pregunta una
es una posibilidad, dado que los prostíbulos cas
de Nice y la observa como si fuese un
e grandes ojos verdes. Su cuerpo es curvilíneo a pasar de su delgadez. Y su rostro es hermoso, salpicado con pequeñas peca
ntesta. Eso enfurece a la pelirroja que la goun gran dolor, obligándola a vaciar
rse ante el sonido de
ordena la pelirroja _ y tal
acta. Nunca pensó estar en una situación así. No s
enza diciéndome cómo llegaste al
be que responder, duda mucho de que esta
orma temblorosa _ yo me de
palabras resquebrajado sus costilla
lo coloca en el mentón de Nice _ Deja de
nta mirándola a los oj
golpea el lado contrario de su torso. Nice pudo nota
lo puede llorar en silencio y respir
lirroja solo se aproxima y leva
ría o me das respuestas
i es claro, odia a la perra esa. Y no tiene respuestas qu
está a centímetros de golpearle la cara con la barra, pero una gr
el aire que ni siquiera sa
loca golpeadora, le suena familiar a Nice. Y cuando él entra en su campo de visión, lo reconoce
s de distinto color._ Nuestras damas
o que dice, solo quiere qu
va sus ropas con u
o esperan pelear con un Lycan con algo tan desprotegido?_ Le señala el hombre sujetando bruscamente el
irar, pero le contesta _
u rostro el hombre _ sé que eres un espía y me vas a decir que fue lo que averiguaste.
Nice._ Ni siquiera los conozco, no sé cómo lle
_ No estoy para juegos criatura inmunda, todos en este dominio saben quién soy y tú estabas demasiado cerca como par
causa más dolor en sus costillas. _ ¡No sé!_ contesta con miedo en sí grito de d
una daga de su cinturón _ ¡Bien! Les enseñaré a mi manera que ningún vampiro juega con los
la, haciéndola sangrar de a poco y llenándola de pavor. El hombre la va a degollar colgada, com
o, el hombre lo suelta, casi con terror, como si fuese veneno,
asombrada la pelirroja acer
ostro pálido de asombro _ Es
y observando con igual asombro la cuchilla manchada de l
le ordena a la pelirroja_
pero sale de la oscura celda y se escuc
rir le pasan factura a la mente