dolescentes
ana. Era un chico alto, robusto, corpulento, con sus brazos impregnados de tatuajes en blanco y negro, sin dejar de lado u
n el que me encierro todas las noches cuando quiero olvidar por un rato mi realidad, luchando por graduarme
esos bellos momentos en Diciembre que era lo máximo, y lo eran no por la atmosfera
nuevo año, ni por los filántropos vestidos de Santa Claus que l
rque esta
o! La felicidad me acompañaba hasta que
a casa de mi abuela con una expresión serena y distante que quitaban los deseos de dirigirle la palabra. Nunca había escuchado su voz, me preguntaba que existía detrás d
eeníamos los mismos Temperamentos Sanguíneos y tal vez terminaríamos peleados y con ninguna ganas de volver a hablarnos en el futuro, pe
.
un final devastador, una oportunidad que nunca debí tomar, a veces me arrepiento de tantas cosas que hi
azón de que uno de sus hermanos había parado en la cárcel por
es es lo
ban el gest
¿Nadie lo quiere? ¿Nadie deseaba saber la causa de su rara indiferencia? El resultado de la ecuac
liares y casi nadie me escribía un mensaje de buenos días, o me preguntaban qué estaba haciendo o cómo iba en las cla
ol
a de mal gusto, pero después cuando voy a responder tan curioso tex
s quié
ocidos y amistades... Y siempre volvía al mismo lugar como si caminara en círculos; sinceramente no sab
No, ¿Q
tu ve
de todo
lo sabe, no te hag
¡.
admirado
de teléfono, simplemente me asusté, pensaba hasta en no responder más, pero la curiosidad
l sol se ocultó y seguía hablando con él, había perdido la noción del tiempo, en lo más profundo de mi alma tenía una intuición que me decía que era
nuevo su nombre, me daba pena, la desconfianza se había ido de exilio y n
miedo hab
ómo
llamar tu Admirador Secreto...
e sigo hablando contigo si mañana
ves cuando paso
¡.
nido curiosidad p
ortodoxa para poder plasmar mis pensamientos en una hoja de papel... Llegó el momento en que me veía en un centro eso
Richel, y tú,
mi primera hi