a si me lo permite me marcharé pase feliz resto del día- Había dejado a Isabella sentada en espera mientras estaba en la ofici
la puerta esperando el momento preciso para salir de este lugar. -señor bruno... me gustaría saber si tiene planes esta noche...- Su cara inofensiva y su rubor en las mejillas me hicieron sacar una mini sonrisa para negarle aquella prop
-señor bruno, disculpe, no quise que malinterpretara lo que le aca
bula y decidí dar la vuelta y montarme en el coche y lo puse en marcha. Mientras íbamos de camino había mucho silencio, su cabeza hacia la ventanilla sin voltearla ni una sola vez y sus manos cruzadas sobre su regazo. Prendí la radio y puse una canción, la cual me gusta mucho (Until l Found you) Mientras la música sonaba giré un poco mi cabeza para asegurarme de que no fuera desagradable para ella, pero vi como sus labios la iban cantando suavemente en silencio y dos de sus dedos se movían al compás de las letras. -¿te gusta la canción?- Pregunté Pero solo logre que dejara de cantar y la poca esperanza que tuve se desvaneció, al parecer mi voz o todo lo que tenga que v
co por lo que pude notar no llevaba sostén. No sabía por qué tenía esos pensamientos en mi cabeza, pero los borré tan pronto como pude. -me llamo Isabella, Isabella Gutiérrez- Tenía un lindo nombre, asentí y di unos pasos cautelosos, extendí mi mano -Bruno Giordano es un gusto- Miró mi mano antes de estrecharla con inseguridad, pero luego lo hizo su agarre fu
concentraba y preparaba el café de la manera antigua, no con cafetera moderna. Con tantas cosas había olvidado revisar mi celular, así que lo saqué de mi saco (50 llamadas perdidas) bufé y vi a Isabella echar en una taza el café, camino hacia mí con una bandeja, café, azúcar y cubitos con hielo y un poco de agua, al colocarlo en la mesa sonreí -¿por qué cree usted que me gusta el café americano?- Tome la taza, le eche dos cucharaditas de azúcar, l
lo le hice una pregunta,
dola mientras tomaba el café con la otra mano, su mirada de asombro me dio satisfacción -¿por qué no enfrenta los
eñor bruno por las
rable como yo hacerle a un hombre rico como usted si quiere me puede desaparecer con un solo chasquido de sus dedos- Solté mi agarre de su muñeca inmediatamente aquellas palabras me hicieron ras
tan real como que estamos aquí, ahora tome su café y márchese
uando uso algunos términos que creo que ella también. Tome el café tranquilamente, esta vez no me