lor abrazante, pero aun así no consigo desprenderme de la imagen
Hola
tardanza – se disculpa con v
te consciente de ello porque solo quiero ve
edor de droga, siente una gran satisfacción, uno menos de ellos en la calle significa que su ciudad es un poco más segura para las dos mujeres de su vida. Eso hace que el estrés que sufre en el largo y d
o más que nad
rotectores brazos, y una parte de mi lucha por aferrarme a ellos, algo gr
ir la puerta del auto para mí, luego pasa a acomodarse él en el asiento del conductor
eras, le doy una mirada de soslayo logrando captar el momento en que frunce sus labios en una m
fulgente luz que se nos aproxima a gran velocidad y entonces lo sé, con certeza segura, que estos instantes son los últimos y quiero despedirme mientras su mirada busca la mía, quiera fibra de mi piel tiembla, las gotas de sudor c
r noche de mi vida. Odio que eso pase, son demasiado vividas, demasiado reales, como si mi mente se enc
lmohada, aferrándome a la corcha como bot
ue me envuelve, la poca luz que entra desde la ventana es mi guía hasta llegar al baño. Rocío agua fría haciendo desaparecer las m
e con ojos llorosos –. ¡Vamos Lis, es solo una pesadilla! – me digo a mí mi
viable. Me pongo la ropa de entrenamiento y bajo a hacer el desayuno que me
ora exponencialmente mi opaco humor al instante. Dejo el desayuno cubie
ndome a alejar los malos recuerdos. Las calles aún están tranquilas, los pequeños negocios
o, he venido tantas veces a este lugar que podr
renan, así que mi mentor puede dedicarse a mí sin afectar a los otros chico
e mira de vuelta con arrogancia divertida y lanzo el primer golpe que evade con facili
–. Sergio se frota el lado del rostro d
Disfrutar de mi pequeña victoria es como los p
namiento que has perdido. Te has vuelto muy bu
umplido? Debo haberte pegado más fuerte de l
do contrario del reloj, envistiendo la parte posterior de mis rodillas haciéndome caer
evanto tan rápido como puedo, lista para desqu
____
uelta todo el aire de un golpe entornando los ojos. Es mi mejor amiga desde
– observa mi madre dándome una sonrisa radiante y
ado el trasero –
mis caderas y la barbilla erguida fingiendo observar el
a de compras –. La voz demandante de mi amiga no deja espacio p
ando las escaleras mientras alcanzo
ar mi cabello, tanto entrenamiento lo deja hecho un asco, y no
s me apresuro antes de que los gritos comiencen a escucharse quejánd
Lo convino con un top blanco sencillo, me coloco el reloj, unos aretes y la cadena de la cual cuelga un dije de la Flor de Lis y a su final una perla blanca, única posesión de mis verdadero
l pecho al tomar entre mis manos el colga
go de maquillaje. Termino y bajo aprisa los escalones llegando a don
n unos minutos
o – exagera y me limito a ignorarla, con
adre y lanzándole un beso al air
para muchas cosas en mí, pero no lo suficiente para dejarme conducirlo, y no la culpo, soy demasiado descuidada y de segu
le realmente, suena
os meses abierto y las ofertas son realmente buenas, al contrario de Meret
seguido trabajos de medios tiempo para ayudar con mis prestamos estudiantiles, el choque no solo se
ica a mi lado me saca de mis
lena el espacio mientras se acerca al parqueo del centro comercial b
la, ya que siempre es ella la que gasta buena parte
er canas en mi cabello –. Su broma con las canas aún me tiene traumat
to tomando su puesto y este hace sonar el clacson con justificada molestia,
l conductor molesto que nos mira mal, pero mi amiga solo lo ignora
as, como siempre hay alguna que otra pelea de amas de casa civilizadas q
os pantalones para la celebración de mi cumpleaños, esta vez quiero disfrutar lo que el abundante ejercicio me ha proporcionado
n una cadena, entramos, nos probamos una docena
mpleto en sus manos, digo casi porque el tema del largo de los vestidos no se le da muy bi
mperatura de mi cuerpo aparece gracias al letrero que anuncia la heladería,
–. Meret hace un puchero dramát
– alego exhausta
to Lis – comenta y le reg
omo chicas fresas, o que alguien traiga nuestras malteadas en lugar de
et se burla con una estruendosa risa que atrae
y nada reservada con sus emociones,
con todo el sarcasmo que puedo –. Claro que lo hacía ¿qué esperabas? o ¿acaso eras tú la que terminaba llena de crem
sentó en una de tus mesas – dramatiza y ya veo por dónde va
erdes – suplico sintiendo ve
de helado – comienza a contar ida entre los pensamientos para nada gratos por mi parte
de los más próximos a nosotras –. Por si no lo sabes, yo estaba ahí –. Me cubro el
. No solo era el más popular de toda la Universidad y como si el mundo no pareciera odiarme
o yo existían, un gato trepando un árbol a 2 millas de é
que se enteró de mi existencia, aunq
dicen: la vida trabaja
isimularlo, hace mucho que me resigné a que sin importar lo que haga, l
e lanzaba una mirada de odio que puedo jurar, que, si fuera un insecto, lo
abre como un pescado, dejando escapar estrepitosas carc
al ponerme roja y explotar soltando todos los improperios habidos y por haber –. Vamos, no es q
raría que la vergüenza es algo de lo que ya no queda ni rastro en ti – se burla abiertame
de darme un tiro por el horror y la vergüenza que me precede por mis
de que todos se enteraran de mis andanzas por la vida. Nuestras anécdotas terminaron por entrete
re nos pida amablemente que regresemos de vez en cua
aún está demasiado divertida a causa de mis vergüenzas. El auto se detiene aparcando frente a mi casa y Meret se despide atrayéndome hacia ella en un abrazo que demuestra s
da –. Sonrío barriendo el aire con mi mano desocupada restándole importancia al asunto, tomo mis bolsas descendiendo del coche mientras el motor ruj