ctacular, digna de observar. Dominick Carbajal se encontraba observando ese hermoso panorama, quería escapar por un momento de sus resp
caudar fondos, un acto de beneficencia; una noble causa con la que estaba encantando de colaborar
podia con ello, se sintio colapsado. Muchas preguntas y todas en torno a esa mujer que le había robado el corazón hace varios meses atrás, nunca imagino que sería
a su realidad, debería atender sus responsabilidades y hacer un esfuerzo por disfrutar de aquella velada, después de t
do de que Mónic ya ha regresado al país, al menos algo positivo había salido de todo pero ahora moría de ganas de ir a buscar, de propiciar e
ntras comenzaba a caminar hacia el interior, cuánto antes termi
mites y esa noche no había sido la excepción; Podía imaginar lo frustrado que se sentía, pero debía aprender a lidear con e
de esos dos era bastante complicada, ni siquiera era segura esa separación, determina
ron de la velada, todo tan elegante que resultó un tanto aburrido. Ambos tomaron asiento en la mesa que les correspondía mientras dirigían su vi
ta y los caballeros presentes pagan grandes cantidades de dinero que serían donados a la caridad
cés y español, heredera de un imperio comercial establecido- el encargado de llevar acabo esa subas
sumergido en sus pensamientos, distraído hasta que sin
aron su mirada hacia la dueña de aquella voz, percatandose de que se trataba de la abuela de Édgar M
abeza le indica que dirigiera si mirada hacia en escenario, él así lo hizo; de inmediato su corazón dió un vuelco
jando detallar sus hermosas curvas, portaba un antifaz negro cubriendo su rostro, enmarcando
iradas, pudo notar como las mejillas de la muchacha adoptaron un leve sonrojo, Dominick son
er cómo Dominick se ponía de pie acercándose mostrando arrepentido interés hacia la
ía la tarima, observando a la recién llegada, para todos había sido muy evidente que la muchacha en cuestión acababa
taría dispuesto a pagar esa gran cantidad de dinero por una cita con una desconocida; el presen
adas se dirigieron hacia ese lugar, un hombre alto, de cabello oscuro y ojos verdes portando una pe
ni hablar de los presentes quienes miraban sorprendidos a la muchacha sobre el esce
o estaba dispuesto a permitir que otro hombre obtuviera una
a el caballero misterioso, quien solo sonreía de for
i le ofreciera hacer un brindis, la ira comenzaba a apoderarse de Dominick, no tenía ni la más mínima
ó a su abuela sentada junto a Dominick, está solo el saludo con un ligero movimiento de su mano mientras sonreía. Mónic entre cerro los ojos, era claro que su abuela le había tendi
e acompañará a su dulce y tierna bisabuela a un baile de caridad porque no deseaba asistir sola. No podía creer que su a
ento se lleva acabo por una noble causa y ambos caballeros parecen tener interés genuino por la señorita, ¿que les parece si ambos cancela
k no se daría por vencido y ese extraño hombre parecía estar disp
ba feliz, demasiado, esa había sido una muy buena puja; se estaba rec
endo como sus piernas temblaban con cada paso que daba, comenzó a bajar los pequeños escalones para salir del escenar
ía la pista de baile, todas las miradas estaban sobre ellos
caba una de sus manos sobre el hombro de Dom
ombre sonriendo, era más que obvi
demasiada fuerza, sus piernas temblaban como gelatina; sintió que en cualquier momento caería al suelo, sino fuera por qu
tro de su acompañante, de inmediato se escuchó una exclamación, las luces de las cámaras no se hicieron
de la mirada del Carbajal, Dominick se inclino para robarle un dulce beso a Mónic, sus labios se unieron en un roce cál
a cabeza suavemente del pecho de Dominick y este la rodeaba con su brazo, perm
helaba ese beso, ese contacto desde hace tanto tiempo que no había podido c