Todo lo que le ordenaban, lo hacía, todo perfectamente, muy bien hecho. Ninguno tenía quejas de
on el plumero quitaba el polvo de los muebles y
niña, sonrió, porque al menos de su infancia le quedaron buenos y hermosos recuerdos, pero la t
e dijo Cecilia,
dola con desprecio, tenía su ceño frunc
ñora -Le sonríe-. ¿Se le ofrece al
hacer eso -Le ordenó de forma déspota y, aunque Cecilia se sintió mal
ero en la pequeña mesa y se dirigió a las esc
u ropa en el closet. Viendo que todo ya estaba listo, sonrió, suspiró y decidi
pies a cabeza, con una mirada
u camino, pero Germán le bloqueó el paso, colocando su brazo en la puert
ato, no seas sangrona -Le dice él co
rlo, sino por trabajar, así que te pido, déjame salir -Le
de problema por hablar conmigo -La mira nuevame
lar contigo -Le dice Cecilia, frunci
-Le preguntó Sa
hablando con Cecilia -
ue quiero ahora es tener problemas con tu tío, así que alej
dió Germán, con desdén. Se
adora y, muy ambiciosa. Por otro lado, Germán, era sólo un poco parecido a su madre; él era egoísta, déspota, holgazán y muy abusivo. Cada que tenía oportunidad, molestaba a Cecilia, pero ella sabía defenderse bien, claro, d
e está mi hijo? -Tení
r la hora, debe estarse alistando para ir a la univ
que vaya a mi despacho, p
le digo -Cecilia as
de su camisa, se echó hacia atrás y suspiró. Se sentía realmente cansado, agotado y fatigado. Esteban desde muy joven se preparó, siguiendo los consejos de
igo? -Entró al estudio de su p
dre -Le dijo Esteban co
dad -Realmente Gustavo si estaba apurado, pero más que
de dureza y frialdad, a nostalgia-. Todo lo que te digo, es por tu bien. Tu abuelo hi
ferente a lo que me dices ahora -Le dice Gustavo, con algo de frialdad-. Con eso sólo arruinbeza-. Lo tienes todo; yo sólo te pido qu
no nací para complacer a nadie -Le dice co
a eso. Sinceramente él no quería hacer caso a eso, le molestaba, sí, pero sólo quería estar tranquilo y seguir estudiando y cumplir sus metas, sin que su padre se entrometiera y cambiara sus decisiones. Algo que Gustavo no sabía, era l
l momento en que lo vió por primera vez. Sentía algo, más no sabía que; se decía a ella misma repetidamente que por nada del mundo debía enamorarse de él. Ese tipo de romances
ensas, Cecilia? -
onterías -Dejó la fo
Le preguntó la mu
y caminó hacia
debe a Gustavo, o ¿me equivoc
estaba pensando en
a-. No te enamores de Gustavo, él no te conviene, tiene novia, a de
parte, Maite. Puedes estar tr
onversación. Tenía el ceño fruncido, luego sonrió de una manera frívola; tenía una mirada de intriga, col
rada de Gustavo -Dijo Sandra, con una
tormenta se le avecinaba. Pensó que su sufrimiento se terminó en su infancia, pero se