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Bruna llevó una vida tranquila, pero sus celos enfermizos y sus caprichos hicieron que todo se le derrumbara. Su familia, temerosos de que pueda volver a intentar su propia vida, deciden que lo mejor es alejarla de todo y de todos por un tiempo. Consciente de que es lo mejor que puede hacer, decide aceptar pasar el verano en casa de una tía querida, en una isla paradisíaca lejos de todo. Lo que necesita es olvidar el pasado y pensar en sí misma, sin aferrarse a los demás para sobrevivir... Pero no esperaba conocer allí el verdadero amor. Nunca imaginó que este amor pudiera traerle tanta alegría y tristeza al mismo tiempo... Y solo el tiempo podría decirle si lograría reponerse de la sorpresa que la vida le tenía reservada... O de nuevo, ella solo tendría que terminar con su propia vida.
Bruna miró el techo blanco como si eso fuera lo más importante en su vida. De nuevo ese vacío se apoderó de ella de tal manera que nada tenía sentido. Se sentía como si su alma abandonara su cuerpo y vagara en medio de la nada, tratando de encontrar un lugar donde quedarse.
Necesitaba hacer algo para cambiar lo que estaba a punto de volver a suceder. No... Ella no quería entrar en una depresión profunda, usar más medicamento del que ya usaba y solo de pensar en la posibilidad de una nueva hospitalización ya sentía que su corazón latía fuera de ritmo y una gota de sudor se le escapaba de la nada. su frente Pensó en Adrian...
Sí, él era la clave del cambio. Llevaban casi seis años juntos, estaban comprometidos y esperaban con ansias la boda que algún día se llevaría a cabo. Nunca había tenido otro novio, nunca había amado a nadie. Sólo Adrian existía en su vida. Y estaba orgullosa de tenerlo a su lado, del respeto que sentían el uno por el otro y de la relación que habían construido.
Era como si él fuera la razón por la que ella no volvió a caer en la enfermedad. Pero aún así, en ese momento, sentí que eso no era suficiente. Quería más de la vida, quería más de Adrian... Quería casarse.
Era hora de que los dos se mudaran juntos y vivieran sus vidas separados de sus familias, formando un nuevo hogar, que pronto estaría lleno de niños, nuevas vidas de las que serían responsables. Para ella no había mejor razón para vivir que los niños que le alegraban la vida.
Entonces no habría más momentos tristes y sin sentido. Se contagiarían de diversión, alegría, amor materno y paterno y pequeñas discusiones de pareja que se lo tomarían con calma porque serían una pareja y una familia perfecta. Y cada cumplimiento de su sueño de casarse y tener hijos que quería al lado de Adrian.
Llevaban tiempo planeando casarse cuando terminaran la universidad. Pero en ese momento se preguntó por qué tenían que esperar. Se amaban, tenían el dinero para vivir juntos y construir una casa que luego llamarían hogar. Decidió que hablaría con él al respecto.
- Bruno, ¿puedo pasar ?
Escuchó la luz llamar a la puerta y Cassiane la abrió y apoyó la cabeza en el marco.
- Pasa, Casi. Tenía muchas ganas de hablar contigo. – dijo Bruna, levantándose de su trance y sus pensamientos con el techo.
- Así que llegué a tiempo. - Dijo Cassiane sonriendo.
- Puede sentarse. Está todo desordenado, pero... Siempre está desordenado. - ella rió.
Cassiane tomó algunas almohadas de la cama y se sentó cómodamente con su hermana. Además de ser hermana, Bruna consideraba a Cassiane la persona más confiable del mundo. Y un consejo entonces... Nadie lo dio mejor que ella.
- Estoy escuchando. - dijo Casiano.
- Cassi... He estado pensando por un tiempo... ¿Adrián aceptaría casarse conmigo antes de terminar la universidad, como era nuestro plan?
- ¿Como asi? ¿Quieres casarte antes de terminar tus estudios?
- Bien, sí.
- Creo que esto tomará a Adrian con la guardia baja.
- Nos amamos... ¿Qué diferencia hay en vivir juntos? Si me ama, lo único que querrá es estar conmigo.
- Pero estuviste de acuerdo en esto hace mucho tiempo... Bruna, todavía eres muy joven. ¿Por qué no esperar un poco más? Puede que esto no funcione... Todavía tienes mucho por lo que vivir, niña.
- Cassi, lo amo y él me ama ... ¿Qué puede salir mal con el hecho de que nos casemos? Sé que funcionará, que es el hombre ideal para mí.
- Bruna, no es así... El matrimonio es vivir todos los días, todas las horas posibles. Sois una pareja que se lleva bien... ¿Por qué anticipar todo? No has vivido nada, hermana mía.
- Conozco a Adrian desde hace casi 6 años... Es mucho tiempo. Creo que él es así, como lo conozco. No creo que cambie porque viviremos juntos.
- Bruna, ¿todo esto es por tu virginidad?
- Por supuesto que no, Casi. Cuántas veces necesito repetir que la decisión de casarme con una virgen es mía y no tiene nada que ver con él. Si en algún momento quiero cambiar eso, lo cambio y ya está. Sé que piensas que esto es una locura y anticuado, pero Adrian respeta mi decisión y eso lo hace aún más lindo de lo que ya es. Sabes acerca de mi sueño de casarme y todo... Parece que ahora está más en el aire que nunca.
- En mi opinión aún eres muy joven... Solo tienes 20 años, Bruna...
- No solo tengo 20, Cassi. Ya tengo 20 años. Ya sabes lo corta y maravillosa que es la vida. ¿Y si muero mañana? Quiero morir sabiendo la vida matrimonial con Adrián.
Cassiane respiró hondo y dijo:
- Loco y testarudo. Adrián te ama y seguramente ni tú ni él morirán mañana. Tienes mucho tiempo por delante. Recién salida de la adolescencia. Adrián la ama y siempre será tuya, casado, prometido o novio...
- Han sido 6 años de espera... Ya es suficiente. Llegó la hora.
- ¿Crees que 6 años es mucho? Estoy esperando mucho más de ti. Y no tengo prisa por casarme. Cristiano y yo somos tan felices juntos... También nos queremos mucho. Y no creo que el matrimonio cambie nuestra relación para mejor.
- Cassi, nunca pensamos lo mismo sobre el matrimonio, el vestido de novia, la fiesta y todo lo demás, ¿verdad? – dijo Bruna riendo, recordando que desde pequeñas diferían al respecto.
Cassiane se rió recordando algunos momentos de su infancia:
- Sí... Siempre creíste en el "felices para siempre". Nunca creí esta frase fuera de una película de comedia romántica. Soy feliz a mi manera... Y sabes que para mí el matrimonio es solo un papel que hace oficial a un sindicato, nada más. Ni siquiera creo que quiera casarme, en realidad. ella dijo.
- Cassi, ¿qué piensas de lo que te dije?
- Bueno, tú más que nadie sabes todo lo que pienso sobre el matrimonio. Sin embargo, es tu vida, tus sueños y deseos los que están ahí. Si esto te hace feliz, hermana mía , adelante, te apoyaré como siempre. - Dijo Cassiane con una amplia sonrisa mostrando los hermosos dientes blancos alineados. - Sabes que sin importar la decisión que tomes, siempre estaré a tu lado, apoyándote.
- Realmente necesito escuchar esto de ti. Bruno confesó.
- Creo que necesitas hablar con alguien más, ¿no? No sé cómo reaccionará cuando se entere...
- Sé que mamá también me apoyará.
Cassiane se rió y pellizcó la nariz de Brune:
- Listo... Sabes que mamá nunca te dice que no, ¿verdad?
Los dos se abrazaron. Bruna amaba demasiado a Cassiane. Oler su cabello siempre fue como la frescura de un hermoso día soleado, agradable pero no caluroso. Olía a verano. Era la persona más optimista y animada que conocía Bruna. Siempre estaba feliz, dispuesta a ayudar y nunca estaba triste por nada. Ella era el pilar de su hogar.
- ¿Cristiano no vendrá hoy? preguntó Bruno.
- No... Fueron al estadio. - ella dijo. - ¿No recuerdas que hoy hay un partido de fútbol?
- Confieso que lo olvidé. Adrian me invitó a ir, pero sabes que odio el fútbol y sus gritos. Además, necesitaba estudiar porque tengo un examen esta semana.
- Es bueno saber que Adrian te invitó. Creo que Cristiano ni siquiera pensó en invitarme. Voy a darme una ducha y luego le voy a enviar un mensaje muy grosero. Peleemos y luego hagamos las paces. – dijo riendo.
- Creo que no preguntó porque sabía que la respuesta también sería no. - ella rió.
- Pero en serio, Bruna... Adrian es lindo. Sabe que no te gusta el fútbol, pero te invitó. Este hombre no existe.
- No hay comparación, Cassi... Él y Cristiano son completamente diferentes.
- Lo sé... Cristiano a veces parece un ogro. Adrián es un amor... Por eso le cae bien a todo el mundo. Hasta mamá lo prefiere a él que a Cris, ¿no? Pero para mí, créeme, es perfecto así. No cambiaría nada al respecto.
- Cassi, los dos son completamente diferentes, pero Cristiano la quiere mucho y eso lo sabes, ¿no? No puedo ni imaginarme a Cristiano engañándote. Sin embargo Adrián, con su dulzura y delicadeza con todos, a veces no es bien entendido por las mujeres necesitadas. - ella rió. – Entiendes de lo que estoy hablando, ¿no?
- Pero en estos 6 años nunca supiste de ninguna traición por su parte, ¿verdad?
- Bueno, nunca lo supe, aunque no soy ingenuo y sé que no debe haber estado esperando 6 años para casarse para hacer el amor. Aun así, lo único que me importa es su relación con Catita.
- Si yo fuera tú, nunca me preocuparía por ella. Si a Adrian le gustara, no se habría quedado contigo. Y han pasado 6 años . Lo que tuvieron fue una aventura de adolescentes, eso es todo. Creo que es una mujer hermosa, sexy y seductora... Pero sé que Adrian solo la ve como una amiga.
- ¿Hermosa, sexy, seductora? ¿Quieres destruir mi autoestima? – preguntó Bruna riendo.
Cassiane se rió a carcajadas:
- Perdón, es mi culpa...
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