/0/557/coverbig.jpg?v=73e3564eceb6f7f029475b1d6b36efb3)
Para salvar a su hermano menor, hizo lo que jamás pensó. Tomando el cheque de tres millones de dólares, se convirtió en la persona que jamás quiso. Él era el rompecorazones que toda mujer quería, encantador pero desalmado. Ella no era su único amor, sino la única a la que nunca podría dejar ir. La tentación de sus ojos a la que solo ella se mantenía distante, la dulzura adictiva de sus labios a la que no pudo resistir, y las complicadas emociones en su relación ... Ese romance era peligroso, pero a ninguno de los dos le gustaría rendirse.
Un taxi pasaba velozmente por un viaducto. Adentro, se encontraba una chica en el asiento trasero.
Las luces parpadeantes brillaban sobre la nota que sostenía en su mano. Esta decía: '11 en punto de la noche. Habitación 8888, piso 28 del hotel Hilton'.
Una lágrima cayó sobre el papel, lo que hizo florecer una húmeda mancha. Ella se secó las lágrimas a toda prisa, pero la tristeza y la amargura permanecieron en su corazón. Sus hombros empezaron a temblar mientras lloraba en silencio.
"Señorita, ¿se encuentra bien?", preguntó el taxista mirándola. Lo más probable es que estuviera pensando que era rara; llevaba un elegante vestido pero tenía una expresión asustada. Ella sostuvo la nota con más fuerza. Incluso le había tomado unos minutos decirle al taxista el nombre del hotel al que se dirigía, como si fuera una turista.
"Estoy bien. Solo...me duelen los pies", respondió Nina Bai en un balbuceo. Luego, siguió secándose las lágrimas presionando la nota ya arrugada sobre sus rodillas.
Aquella noche era la primera vez que Nina usaba tacones de ocho centímetros. El dolor en sus pies era insoportable, pero no más que el terror por lo que estaba a punto de suceder.
"Recuerda, no lo hagas enojar. Tiene mal genio pero es muy generoso. Lo necesitas para tener el dinero de la operación de tu hermano menor. Sabes lo difícil que es encontrar un donante compatible de riñón. Si no pagas a tiempo, el hospital no se lo dará. No vas a tener tanta suerte la próxima vez".
Las palabras de Daisy resonaron en su mente. Esta también había estado en el hospital por uremia pero, a diferencia de Nina, a ella no le faltaba dinero. Solo había tenido que esperar a un donante de riñón que sea compatible. Sin embargo, Leon, el hermano menor de Nina, ya había perdido uno porque pudieron pagarlo. Y a pesar de que habían logrado conseguir otro donante, seguían sin poder cubrir los gastos. Solo que esta vez Daisy le dijo que debía hacer todo lo posible para asegurar ese riñón, incluso prostituirse.
Por supuesto, al principio, Nina se opuso; pero tras mirar el rostro hinchado de su hermano, así como sus extremidades, supo que tenía que tomar aquella difícil decisión.
"Mira, no te estoy obligando a hacer nada. Todas las chicas que he presentado a los clientes tomaron su propia decisión. No quiero destruir lo que queda de tu inocencia pero, ¿qué podemos hacer? Así es como funciona el mundo en estos días, y ustedes son huérfanos. ¿De qué otra manera puedes salvar a Leon? Aunque seré honesta: si no fuera por tu cara bonita, ni siquiera te recomendaría que lo hicieras. Pero piénsalo. Puedes conseguir trescientos mil de la noche a la mañana. ¡Pocas mujeres han ganado tanto dinero tan rápido! Además, muy pocos hombres pueden pagar tal cantidad. Niña, este hombre no es una persona común y corriente. No puedes usar esa ropa para conocerlo. No te preocupes, te conseguiré un vestido elegante para que lo uses. Vaya, vaya. Menos mal ya tienes dieciocho años".
Las palabras de Daisy siguieron persiguiéndola. Arrugó la nota y se dijo a sí misma: "Puedes hacerlo, Nina. Hazlo por tu hermano. Es solo por una noche, tú puedes. Simplemente reprime el dolor y aguanta".
De repente, se fue hacia adelante mientras el sonido de frenos le perforó los oídos. Miró hacia arriba justo a tiempo para presenciar la conmoción.
¡Bang! ¡Bam! El impacto hizo que el taxi diera media vuelta, lo que resultó con la cabeza de Nina golpeando el asiento frente a ella.
Afortunadamente, el auto patinó hasta detenerse. Además, había sido lo suficientemente precavida como para abrocharse el cinturón de seguridad. De lo contrario, habría ocurrido una tragedia. Aun así, le empezó a doler mucho el golpe, por lo que se cubrió la frente con la mano y miró al conductor. "Señor, ¿se encuentra bien?".
Este agitó la cabeza para despejar su mente. Luego, murmuró que estaba bien y abrió la puerta para revisar la gravedad del choque. Resultaba que habían chocado contra un hermoso auto deportivo. Nina no sabía mucho del tema, pero resultaba evidente que era muy costoso. Desde su asiento, pudo ver al taxista palidecer.
No obstante, ella no podía esperar a que el taxista resolviera ese asunto, así que abrió rápidamente la puerta y se bajó del taxi. Solo tenía media hora para llegar al hotel.
"Señor, aquí está el pasaje. Tengo una emergencia, y no puedo quedarme con usted...", dijo Nina dándole unos billetes cuando, de repente, un hombre muy guapo bajó del auto deportivo. Era alto y delgado, con un largo cabello que enmarcaba su rostro esculpido. Apenas los ojos de Nina se encontraron con los de él, su mente se quedó en blanco. "Bobby Teng", susurró, reconociéndolo.
Ese hombre estaba en todas partes: en televisión, en revistas e incluso en las noticias. Nunca había imaginado encontrarse por las calles con personas como Bobby. Para ella, existían en un mundo diferente al suyo. Se veía mucho más guapo e imponente en persona.
"No tengo tiempo para tonterías. Esta es la tarjeta de mi abogado, puedes esperarlo aquí", dijo Bobby Teng dándole al taxista una tarjeta claramente elegante y costosa. Luego, miró a Nina, quien lo seguía observando boquiabierta, y tuvo que mirarla una vez más. Sus ojos se encontraron en un atónito silencio.
Ella bajó la cabeza. El príncipe de los medios la estaba observando mientras llevaba un vestido revelador. Sintió que su rostro ardía de vergüenza. Sin embargo, y para su sorpresa, Bobby Teng se acercó a ella. Agarró su barbilla con fríos dedos e inclinó su rostro hacia arriba.
Sus ojos fueron lo primero que Nina vio. Sus penetrantes pupilas grises reflejaban su mestizaje. 'Oh, Dios mío'. Nina sintió que estaba a punto de desmayarse.
"¿Cómo te llamas?", preguntó él con voz ronca, mirándola con evidente aburrimiento.
"¿Qué?", murmuró ella. No podía escuchar nada más que los latidos de su propio corazón. Solo veía los labios de Bobby Teng moverse, pero no oía lo que estaba diciendo.
Él apretó su barbilla con más fuerza. Nina gimió de dolor. "¿Cómo te llamas?", preguntó Bobby de nuevo.
"Nina...Nina Bai".
El hombre la miró de arriba abajo y, rápidamente, la tomó de la mano. "¡Entra!", exclamó él arrastrándola inesperadamente a su auto.
"¿Qué?". Después de dar dos pasos, Nina finalmente se dio cuenta de lo que estaba sucediendo. "¿Por qué debería subirme a tu auto?", preguntó. "Tengo que ir a otra parte".
Él se detuvo y la observó. Luego, agarró la nota de su mano. "¿Hotel Hilton?", preguntó.
Nina bajó la cabeza, avergonzada.
"¿Cuál es la diferencia si te entregas a otra persona? ¡Te pagaré lo mismo!", dijo Bobby arrastrándola de nuevo.
"¡No!", protestó ella. No sabía qué tipo de hombre era Bobby Teng, pero conocía lo suficiente sobre él. Sabía que podía pagar muy bien. No obstante, había decidido hacer eso porque necesitaba ganar trescientos mil rápidamente.
"¿Qué dijiste?", preguntó Bobby mirándola con frialdad. "Nadie puede decirme que no. Escucha: esta noche me perteneces. Eres mía".
Convenientemente, ambos se encontraban junto al vehículo. Solo necesitó darle un ligero empujón para meterla. Luego, él entró y cerró la puerta para irse con ella. Ambos abandonaron la escena mientras sus faros desaparecían en el horizonte.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Janet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. Sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz. Su madre adoptiva se burló de ella y la acosó toda su vida. La mucama que la crio le dio todo el amor y el afecto de una madre. Desafortunadamente, la anciana se enfermó gravemente y Janet tuvo que casarse con un hombre que tenía mala fama en sustitución de la hija biológica de sus padres para cubrir los gastos médicos de la criada. ¿Podría ser este un cuento de Cenicienta? Pero el hombre estaba lejos de ser un príncipe, aunque tenía un rostro atractivo. Ethan era el hijo ilegítimo de una familia rica que vivía una vida lujosa y apenas llegaba a fin de mes. Él se casó para cumplir el último deseo de su madre. Sin embargo, en su noche de bodas, tuvo el presentimiento de que su esposa era diferente a lo que había escuchado sobre ella. El destino había unido a las dos personas con profundos secretos. ¿Ethan era realmente el hombre que pensábamos que era? Sorprendentemente, tenía un extraño parecido con el impenetrable hombre más rico de la ciudad. ¿Descubriría que Janet se casó con él por su hermana? ¿Sería su matrimonio una historia romántica o un completo desastre? Siga leyendo para saber cómo se desarrolla el amor entre Janet y Ethan.
Hace tres años, la familia Moore se opuso a la decisión de Charles Moore de casarse con su amada mujer y seleccionó a Scarlett Evans como su novia. Pero Charles no la amaba. De hecho, la odiaba. Poco después de la boda, Scarlett recibió una oferta de la universidad de sus sueños y se lanzó sobre ella. Tres años más tarde, la amada mujer de Charles cayó terriblemente enferma. Para cumplir su último deseo, él llamó a Scarlett y le presentó un acuerdo de divorcio. La joven estaba profundamente herida por la abrupta decisión de su esposo, pero ella decidió dejarlo libre y aceptó firmar los papeles. Sin embargo, Charles pareció retrasar el proceso deliberadamente, dejando a Scarlett confundida y frustrada. Ahora, Scarlett estaba atrapada en las consecuencias de la indecisión de Charles. ¿Sería capaz de liberarse de él? ¿Charles eventualmente entraría en razón y enfrentaría sus verdaderos sentimientos?
Eveline se casó con Shane, un obstetra, a la edad de 24 años. Dos años más tarde, cuando estaba embarazada de cinco meses, Shane abortó al bebé él mismo y procedió a divorciarse de ella. Fue durante estos tiempos oscuros que Eveline conoció a Derek. Él la trató con ternura y le dio el calor que nunca antes había sentido ella. También le causó el mayor dolor que jamás había tenido que soportar. Eveline solo se hizo más fuerte después de todo lo que experimentó, pero ¿podría soportar la verdad cuando finalmente se revelara? ¿Quién era Derek detrás de su carismática fachada? ¿Y qué haría Eveline una vez que descubriera la respuesta?
Belinda pensó que, tras el divorcio, separarían sus caminos para siempre: él podría vivir su vida como quiera, mientras ella podría dedicarse a disfrutar el resto de la suya. Sin embargo, el destino tenía otros planes. "Cariño mío, estaba equivocado. ¿Podrías volver conmigo?". El hombre arrogante, al que una vez ella amó profundamente, bajó humildemente la cabeza. "Te ruego". Belinda apartó con frialdad el ramo de flores que él le había regalado y respondió fríamente: "Es demasiado tarde".
Darlyng una hermosa joven de ojos azules y piel oscura sin padres quedó al cuidado de su abuela quien la obliga a cansarse con uno de los hijos de su deudor para pagar la deuda... Aun asi Darlyng debe lograr librarse del odio y despreció de su familia.